Capítulo 22: Gritos de la noche, gritos de dolor

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Cassandra Voss

"¿Irás a cazar esta noche, no verás a tu lobita?", me pregunta Isabela al verme sentada en mi oficina, revisando algunas cosas del trabajo.

"Eso es correcto, iremos al bosque a comer algo más grande que una bolsa médica", le respondo con una sonrisa.

"¿Qué pasó? Parece que le tienes miedo a la lobita, jaja. Te dejó bien adolorida anoche, no te atrevas a negarlo. Todos hemos visto como estás caminando", se ríe fuertemente. "Te salió ruda la chiquilla", me dice al salir riéndose de mí.

Estefan llega a la media hora por mí y viajamos a las afueras de la ciudad para entrar al bosque. Mi celular vibra, es un mensaje suyo que dice 'te extraño, quiero sexo y un sticker con un corazón'. Sonrío al leerlo. A decir verdad, sí me salió muy activa. Desde que tuvimos nuestra primera vez, no ha pasado un día en el que no quiera llevarme a la cama, o al sillón o a cualquier parte donde podamos deshacernos de la ropa, lo cual no me molesta para nada.

Después de comer un enorme oso, estoy tranquilamente analizando su cuerpo, este oso a estado ahuyentando a varias familias que han venido a acampar al bosque, hasta dejó un niño con heridas graves en el hospital, de repente siento que una presencia me observa. Mis sentidos se ponen en alerta y me doy vuelta en el momento justo para poner mi brazo como escudo ante el ataque de un enorme lobo rojo. El dolor es más intenso de lo que debería ser, así que sacudo mi brazo para deshacerme de él, que cae varios metros más lejos y se golpea contra un árbol. Al observarlo, su cara, sus ojos amarillos brillan con una intensidad... es ella. No puedo estar equivocada, es mi cachorra, mi cachorra al fin se ha transformado.

Vuelve a atacarme y la tomo por el cuello, solo para retenerla, no quiero dañarla. Es enorme, mucho más grande que sus compañeros lobos. La miro sin entender porque me está atacando, no lo entiendo. Tal vez su instinto animal no me reconoce. Se comienza a transformar y confirmo que es ella. Mi corazón se acelera como siempre que la veo, pum, pum. Cuando estoy por hablarle, siento como una de sus manos entra en mi pecho con fuerza, rompiendo mi piel y huesos hasta llegar a mi corazón, pum, pum. El dolor es casi insoportable. Siento como pierdo fuerza y mis piernas tiemblan y se doblan un poco. Su mirada es fría, está llena de crueldad, de dolor y sobre todo de odio.

después de unos pocos segundos que se vuelven una infinidad, por el dolor y mi bloqueo mental "Suéltala", escuché decir con un tono fuerte a unos metros de nosotras a Estefan. No me dieron las fuerzas para verlo, pero por el olor, él tiene a Clara sujeta y estoy segura que ella necesitaba respirar desesperadamente.

"No... te... metas", le digo entre cortado, intentando que me escuche. No quiero que él le haga daño. "No sé... que pasa, tal vez sea tu transformación, cachorrita, soy yo", le digo intentado que ella vuelva en sí.

"Sé perfectamente quien eres, Casandra Voss", me dice con el tono más frío que jamás he escuchado salir de su hermosa voz.

"Te lo puedo explicar". No sé que más decir. El dolor está nublando mi mente y no tengo las fuerzas para liberarme. Pensé una y mil veces decirle la verdad, decirle mi verdadero nombre, pero el miedo siempre me gano, el miedo a que se molestara, solo que jamás imagine a que proporción llegaría su enojo.

"Suéltala o te juro que después de quebrarle el cuello, quebraré el tuyo". La amenaza de Estefan ,era verdad, mataría a la chica y luego vendría por ella.

"Estefan... no". Le pido, no quiero que la dañe, ella apretaba mi corazón. Si sacaba su mano, podría llevárselo fácilmente y nadie detendría a Estefan. Él es capaz de matarla y yo no sería capaz de defenderla, no podría si muero primero.

"Suéltala, maldito hijo de perra, mal parido", le suelta Samantha, en su cara se ve que solo la detiene el que su amiga esté en peligro, no me ve a mí, no me escucha a mí, no entiendo que pasa.

Un latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora