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Habían pasado dos semanas desde que Kukuriczka llegó a Buenos Aires.

Todo parecia ser diferente a lo que él recordaba y eso lo había desconsertado y hasta hecho entristecer un poco al principio, pero nada que no se pudiera sobrellevar.

Había estado de visita por todas las casas de sus familiares sin parar, viendo cómo todos habían crecido durante ese año que pasó a la distancia, aunque realmente no pareciera tanto para él era bastante, valoraba mucho el tiempo y sentía que cada segundo era oro para las personas. En algunas de las visitas también estuvo presente Rafael, que hace tiempo tampoco veía a sus parientes, y estuvo pensando que romero también iría, siendo grande su sorpresa cuando su primo no lo invitó en ninguna ocasión y encima, al querer invitarlo él, dijo que sería mejor que el ojiverde se quedara esa tarde porque había pedido algo online y sino no habría quien lo resiviera.

A cualquiera se le hubiera achicado el corazón al ver la cara que ponía Francisco, a kukuriczka, por ejemplo. Al salir por la puerta vió la expresión de decepción plantada en el rostro ajeno y algo en su interior se removió, causándole una sensación de vacío inexplicable. Ese sentimiento no le duró mucho de igual forma, al ver cómo su primo seguía su camino como si nada, sin siquiera despedirse del rubio.

En el poco tiempo que llevaba en la residencia había podido ver cómo era su rutina; Rafael se despertaba temprano y se iba a trabajar, después se despertaba Fran y empezaba a hacer el desayuno, que los primeros días hacía de forma automática solo para él por la costumbre, pero que a los días comenzaron a prepararlo juntos, luego del desayuno Romero veía cosas de sus trabajo, porque aunque el chico solo tuviera veintiún años tenía tres trabajos, le había contado a Esteban que trabajaba en el espacio de marketing de la empresa de su padre, a parte trabajaba de modelo y, como si eso no fuera suficiente, también lo contraban para realizar ciertos eventos importantes, ya habiéndose encargado de su trabajo preparaba el almuerzo, que al igual que el desayuno ahora preparaban juntos, y terminando de comer se encargaba de dejar todo limpio de nuevo para que recién ahí Rafael llegara a la casa, charlara un poco, mirara la televisión un rato y a dormir.

Esteban sentía que la rutina de pareja que compartían aquellos había caído tanto en la monotonía que si no vivieran en la misma casa jamás adivinaria que su primo salía con ese lindo chico ni por asomo.

...

Hoy era lunes y el reloj marcaba las once de la mañana, así que Esteban se levantó de enfrente de su computadora y salió de su pieza directo hacia la cocina, encontrándose ahí a Fran que miraba un punto fijo detenidamente.

–¿Todo bien?– el otro había pegado un salto por el repentino ruido de la voz entre aquel silencio.

–Todo bien– le regaló una sonrisa a Esteban, que sintió como su interior se volvía cálido de un segundo a otro.

Le devolvió la sonrisa y se acercó hasta la bacha a lavarse las manos para poder empezar a hacer la receta del día.

–¿Qué querés comer hoy?– se giró hacia él mientras se secaba las manos y pensaba la respuesta.

Vió que el otro ya tenía ese libro de recetas antiguo abierto y pasaba entre página y página, así que se acercó a él para ojear lo que había también, sinceramente hoy no tenía ganas de nada en específico a diferencia de los últimos días.

–No sé, ¿Vos no querés nada?– el rubio nuevamente se asustó, está vez por no esperar la cercanía del otro.

–Creo que no...– suspiró –La semana pasada no podíamos hacer nada porque nos faltaban cosas y ahora que tenemos de todo no sabemos que preparar– eso le causó gracia, porque era totalmente verdad.

Cuando había llegado a la casa tenían pocas reservas de comida, al ser solo Romero el que comía en casa no es como que necesitara de demasiado, pero al agregarse él, que cabe aclarar comía el doble o triple que el otro, las cosas se terminaron al quinto día. Ese mismo día fueron a hacer compras los dos en el auto de Fran, que manejó Kukuriczka porque si bien el otro si tenía la licencia no era el mejor en las calles ajetreadas y preferís evitar el conducir.

Habían estado de supermercado en supermercado hasta que quedaron satisfechos por obtener todo lo que querían, que constaba en dos partes; lo esencial y las galletitas favoritas de cada uno, unas oreo y unas de limón. En el camino de vuelta había notado que a Francisco no le gustaba mucho ir en auto, parecía constantemente nervioso y hasta mareado, pensó que tal vez por eso sugirió ir caminando de un lugar a otro aunque tuvieran quince cuadras entre si, así que intentó ir lo más lento posible para no terminar con un auto y un chico vomitado.

–Mmm...– se tomó el atrevimiento de pasar él las páginas del libro, acercándose más al otro todavía, pudiendo captar su calor, su aroma y su respiración, la paz que ese chico le transmitía no le parecía normal, se obligó a salir de aquel trance en el que entraba por el otro para poder prestar real atención a las páginas, encontrando justo lo que esperaba –esto, ¿Qué te parece?– al buscar la mirada del ojiverde se dió cuenta lo cerca que estaban.

Notó cada línea vede y amarillenta que había en los bonitos ojos contrarios, como sus pestañas tan rubias que a menudo se preguntaba si existían si estaban ahí, largas y finas, abundantes y hermosas, todo el rostro frente a él le parecía un sueño y por raro que sonara, uno que creía tener en su memoria, pero no encontraba hallar.

–Sí...me copa– y nuevamente aparecía aquella sonrisa, que estaba seguro podía iluminar una habitación oscura, y él, nuevamente también, sonreía más que encantado.

































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VIERON EL LIVE DE FRAN?? YO SI, LO AMO.

Amigos me cuesta un montón escribir cosas serias, si se leyeron mis otras historias sabrán que lo mío es el humor con desarrollo 💔. Pero juro q le voy a meter pata para actualizar más.

Votenme en todos los caps no sean ratas, y comenten! Les amoo.

Pd: Hice historias nuevas, por si gustan leerlas♡.

Like an angel | Esteban kukuriczka x Francisco RomeroTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang