10

867 159 44
                                    

Francisco

Estábamos a fin de mes y el frío ya había empezado a hacer presencia. Este último tiempo venía decaído, sin muchas ganas de nada después de pensar por más de dos segundos.

Ya habíamos comido hace un rato y ahora Esteban estaba sentado frente a mí, trabajando, comenzaba a pensar que amar el trabajo era algo propio del ADN que había en la sangre de la familia de Rafael.

Yo hacía líneas imaginarias en el mantel mientras pensaba en mis próximos proyectos, me habían propuesto una sesión de fotos para la próxima semana y la verdad no tenía muchas ganas de hacerla, mi amiga no iba a poder acompañarme y odiaba ir solo a cualquier lugar, aunque no podía rechazar este trabajo como había hecho anteriormente con algunos o mi manager me iba a matar.

Unos chasquidos de dedos frente a mi cara hicieron que salga de mí pequeña disociación del mundo. Esteban me miraba preocupado.

Le sonreí buscando calmarlo –¿Todo bien?– preguntó de igual manera.

Le contesté rápido que sí y suspiré, queriendo dejar de lado la tensión que tenía mí cuerpo. Después de aquello seguimos hablando y llegamos, como casi siempre, a hablar sobre música.

–Ay yo la amo a Rosalía– sonreí y arrugué mi nariz en ese gesto inconsciente que ya tenía incorporado.

Él rió y asintió –Yo soy más del loco Charly por ahí– me tocó a mi sonreir esta vez.

la verdad era que no entendía como hacía Esteban para escuchar de todo, yo solía no querer escuchar ciertos tipos de musica porque aunque intentara mis oidos eran aturdidos, él en cambio, había estado más que dispuesto y de acuerdo en cada cancion que escuhabamos. Durante la mañana había diferentes melodias en el ambiente por horas, ademas de que hace semanas habia descubierto la extraña afición que tenía Kuku por hacer movimientos raros en forma de baile, descontracturado, divertido, entretenido, simplemente la complementación perfecta para mí que soy de risa un tanto fácil, en ocasiones también "me acaba a bailar" en nuestro comedor, desde un lento hasta un cuarteto, y si bien sus pies a veces eran algo torpes, puedo decir con certeza que es el mejor compañero de baile que he tenido en mucho tiempo, por no decir el mejor de todos.

–¿Sabés? hoy no escuchamos mucha música, ¿Qué te parece dejar en aleatorio?– agarró su celular de la mesa, supuse que para poner alguna cancion.

–Me copa– me acomode en mi lugar y lo vi tocar la pantalla, seguro para darle inicio a alguna canción.

“La ciudad de la furia” llegó a mis oídos.

La empecé a cantar, sabiendomela de memoria, y él me acompañó. Durante esos cinco con cuarenta y seis segundos estuvimos ahí, haciendo la mímica de lo que la canción decía, con nuestros micrófonos imaginarios de a ratos, a veces uno de los dos haciendo silencio para escuchar al otro cantar.

Las canciones siguieron y siguieron, en un momento pasamos de estar en nuestras sillas a pasearnos por toda la casa, con el fin de llevar nuestra interpretacion al siguiente nivel. El celular de Kuku cayó más de una vez al suelo, pero poco importaba eso mientras nuestras estruendosas risas viajaban a traves de las paredes.

Después de lo que facilmente habria podido ser una hora, la canción que daba início era “fue lo mejor del amor”. Esteban hizo esos movimientos aislados, que me hicieron carcajear, para después empezar a imitarlo, porque ¿por qué no? a los segundos agarré sus manos, para bailar en pareja como esta canción lo ameritaba.

Guié sus pasos junto a los míos, alejándonos y acercándonos, hice que me diera una vuelta mientras cambiábamos los lugares y en cierto momento lo envolví en mis brazos e intenté que hicieramos ese paso que tanto me gustaba ver en las parejas que bailan tango, hice más fuerte mi agarre en su cadera y moví mis pies, delatando mis intencones, Esteban entendió y con una sonrisa se tiró para atrás, confiando plenamente en mí, lástima que la fuerza en los brazos y el equilibrio nunca fueron mi fuerte.

Ambos caímos y yo quedé con mis manos a cada lado de su cuerpo, llegando justo a apoyarme para no aplastarlo, aunque el enredo que había en nuestras piernas impidió que él quedara completamente liberado de mí. Nuestros rostros estaban de frente y por primera vez en este tiempo noté que sus pecas parecían un precioso cielo estrellado, y estaba seguro que si me lo propusiera podría descubrir que Esteban era un hijo del cielo que había sido bañado en aquel lugar lleno de estrellas, marcando con ellas aquel precioso lienzo que era su rostro y dejando las constelaciones más hermosas que el ojo humano podría ver.

Cuando nuestros ojos chocaron estallamos en una risotada sincronizada, huyendo de lo que sentía mi corazon al estar con él así me acomodé y levanté, estirando mi mano rápidamente para ayudarlo a pararse.

Me fue inevitable no sentir el frío inconfundible del metal en su dedo anular y al dirigir mi mirada hacia ese lugar me encontré con el anillo que le había dado en la casita de madera que había en casa de su familia. Una sonrisa se extendió en mis labios al recordar ese momento, para mí latente en mis recuerdos por lo bonito que había sido, mi amor por los niños era algo que había estado presente desde siempre y encontrarme con la dulzura de sobrinos de Esteban fue un recargo de energía para mi vida.

–Pensé que te lo ibas a sacar– subí mi mirada a su cara, encontrándome una sonrisa un tanto tímida.

–¿Por qué? es lindo– se encogió de hombros, y pude distinguir sus labios curvearse en una sonrisa chiquita mientras con su otra mano giraba el anillo en su dedo.

Lo admiré un poco, notando su cabello castaño alborotado y su poca barba desprolija que enmarcaba su cara de una forma perfecta -si, es lindo-, entonces la canción cambió y me di cuenta que por unos minutos había olvidado todo lo que nos rodeaba.
































_______________________________________________

Esto lo tengo guardado hace dos semanas, fuera de joda, pero estuve muy enfermo y no terminaba de pulirlo 😔😔, voy a ver si ya edito otro cap.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 02 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Like an angel | Esteban kukuriczka x Francisco RomeroWhere stories live. Discover now