Capítulo 4

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*Lena Pov.*

Estábamos tiradas en la cama y aún seguíamos desnudas. Kara tenía su rostro apoyado contra mi pecho y yo daba caricias a su pelo con ternura. Fue mientras le daba caricias a su pelo que observé mi mano y me quedé viendo el anillo que me había dado.

 Fue mientras le daba caricias a su pelo que observé mi mano y me quedé viendo el anillo que me había dado

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—Este anillo es precioso. —Le dije y levantó la cabeza para verlo conmigo—. ¿Era de tu madre?

Se acomodó en la cama para quedar apoyada con el brazo y tomó mi mano, mirando el anillo, sonriendo y se veía algo nostálgica.

—Cuando terminé la secundaria, no dudé en aplicar al ejército. —Explicó dándome caricias en los dedos—. Quería ser como mi padre y mi hermana mayor, así que hice las pruebas y quedé.

Hizo una pausa donde sonrió y me miró a los ojos.

—Papá estaba tan orgulloso. —Dijo y sonreí con ella, imaginando el momento—. Y poco a poco, mostré destreza, así que me asignaron a su unidad y fuimos enviados a la guerra de Ucrania con Rusia.

La sola mención de eso me hizo recordar lo que dijo Eliza y tragué saliva. La vi mirarme y sé que vio cómo tragué saliva, porque sonrió.

—Sí, lo sé. Las guerras no son nada lindas. Y nuestra unidad hacía reconocimientos de terreno, buscando civiles para ponerlos a salvo. —Contó y estiré mi otra mano para darle una caricia a su cabeza—. Nos metimos en este edificio que solía ser una joyería y estaba destrozado por los bombardeos. Y nos escondíamos para no ser vistos, ya que no teníamos suficiente apoyo.

—Debió ser un momento tenso. —Le dije y asintió.

—Sí, bastante. —Dijo y tomó mi mano—. Y cuando miré al suelo, vi este anillo. Papá estaba a mi lado y me vio tomarlo y me dijo... Deberías tomarlo y dárselo a la chica con la cual quieras compartir tu vida.

—¿Tu padre dijo eso? —Pregunté emocionada y asintió con una sonrisa.

—Tomé el anillo y lo colgué con mis placas de identificación. Lo he llevado conmigo desde entonces. —Levantó la mirada del anillo y me sonrió—. Lo supe en el segundo que comencé a hablar contigo y nos fuimos conociendo, que tú serías la dueña de este anillo.

No dije nada, porque noté que quería seguir.

—La esperanza de salir de esa guerra para conocer a alguien digna me dio esperanzas y fuerza para no rendirme. —Respiró hondo y borró la sonrisa—. En especial cuando nos interceptaron los rusos a mí y a mi padre.

Lo que me contó Eliza vino a mi mente y no me atreví a hablar.

—Nos raptaron y... —Dejó de hablar y cerró los ojos con fuerza, tablando.

—No hables... —Dije y abrió los ojos para verme con dolor—. Un día, cuando te sientas bien, podrás contarme lo que sucedió. No necesitas darme detalles si no te sientes lista, lo importante es que... Encontraste a quién darle el anillo como le habías prometido a tu padre.

Apocalipsis a tu lado -  Supercorp AUWhere stories live. Discover now