Espía

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TITULO: GORDA

Capítulo 20: Espía

Por Janet Gaspar

Hoy nos han dejado un montón de tarea de español, un ensayo de un libro clásico, todos se han quejado, pero yo enseguida he puesto manos a la obra y de paso le he mandado un mensaje a Mía diciendo que he elegido "Emma" de Jane Austen.

Mandarle mensajes a Mía fue empezar y no parar, en general hablamos de libros y fangirleamos con los personajes masculinos, aunque en ocasiones me pregunta cosas sobre Leonardo y aunque al principio me daba corte la verdad es que ha sido un alivio hablar con alguien que no piensa que el hecho de que me guste Leonardo deba dar risa.

Aparte de los mensajes de Mía también he empezado a mandarle mensajes a la novia de papá, se llama Ana, así que ahora inicio mis mensajes con "hola Ana" y sí, fue difícil, pero Ana contesta los mensajes al instante (no como papá que puede tardarse un día) y también me da información más detallada de mamá.

Los doctores dicen que ya está mejor, que necesita menos oxígeno y que satura bien, entusiasmada he preguntado si pronto volvería a casa y me ha escrito de vuelta; "no lo creo cielo" con un gatito triste.

Papá vino un día con su traje espacial a dejar comida, quien sabe por qué quise gritarle, decirle que ya había salido a la calle, que tenía amigos que habían sido mucho más compasivos que él, que el chico de enfrente no había tenido miedo de abrazarme y que una chica desconocida incluso había entrado a casa sin cubrebocas. Pero no le dije nada.

Papá se fue con su: "Te amo melocotón" y yo contesté "te amo papá" aunque doliera un poquito.

He leído un poco y estoy segura de que ni mamá ni yo somos contagiosas a estas alturas, pero si papá quiere seguir entrando en traje de astronauta allá él. Por lo menos según los últimos artículos científicos que he leído soy inmune así que voy a sacarle provecho.

Son las diez de la mañana cuando me pongo un short largo, una playera negra, me ato el cabello en una coleta y salgo de casa para enfrentarme a la vida, por supuesto es un plan difícil porque bajar las escaleras me cansa, hace sol y la playera negra me da calor y me ahogo con el enorme cubrebocas mientras camino por la calle que para mi sorpresa está llena de personas. Apenas diez minutos después estoy de vuelta en casa, agotada y sorprendida.

Es como si ya no hubiera covid, las calles están llenas, los puestos abiertos y aunque casi todos van por ahí con cubrebocas no parecen sentir la ansiedad que yo siento por salir. ¿Estoy mal yo o ellos?, Mía y Alan también andan afuera, rondando las calles, mientras yo estoy aquí.

Pienso en papá en su traje de astronauta dejándome los víveres en la puerta y siento algo parecido a la rabia. Papá ni siquiera enfermaría, siempre le gusto el gimnasio, está en buena forma, Ana dice que van al mandado, que salen, pero solo para ver a su hija pone una barrera entre los dos.

Quisiera botarle sus verduras a la cara la próxima vez que venga.

Al siguiente día hago nuevamente la prueba, un short largo, una playera celeste con una nube al frente, la cacucha, el cubrebocas y salgo a la calle. Hace calor, vuelvo a sudar, me vuelve a doler respirar, me tengo que sentar en una banca, pero de alguna manera se siente bien. Ese día al regresar a casa le mando mensaje a Mía contándole la travesía y ella dice que nos podemos ver en el parque mañana.

"¿Y si va Leonardo?"

"Mejor"

Pero no, no es mejor, no quiero que Leonardo me vea así, he engordado aún más que cuando estábamos en clase y con mi falta de aire soy como cien veces más patética. Intento que Mía entienda razones, pero ella contesta mandándome un montón de imágenes de ropa deportiva sexy para tallas grandes.

GordaWhere stories live. Discover now