Parte 2. Capítulo 3: El rey

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TITULO: GORDA

Parte 2.

Capítulo 3: El rey

Por Janet Gaspar

Por fortuna, pese a que fue tardado, en el verano previo a entrar a secundaria di el estirón. No lo suficiente para ser un chico alto, si lo bastante para ya no ser un duende. Las piernas y los brazos se me pusieron de lastima, como si la cabeza me quedara muy grande para el cuerpo, una especie de E.T. adolescente.

Así me encontró el ingreso a la secundaria, como un patético intento de lo que podría ser pero aun no era. Jesús entro a la secundaria con la personalidad y el cuerpo formados, se había metido a box desde la primaria y tenía músculos donde la mayoría teníamos carnita flácida. Así que era como el bromista oficial, perfectamente feliz en su propia piel de boxeador.

Javier entro a la secundaria todavía bajito lo que lo acomplejo horrores y seguía sin hablar, como uno de esos muñecos espeluznantes que van a tu lado, pero no emiten sonido. Christian, siempre el niño bueno, no era ni muy alto ni muy bajo, ni muy ruidoso ni muy tranquilo.

Fuera de Jesús nuestro grupo no tenía ni pizca de personalidad y no nos alentaba mucho seguir siendo la pandilla de chihuahuas alrededor del gran danés. A estas alturas no sé si lo sugerí yo o alguien más, la cosa es que los cuatro terminamos apuntados a las practicas del equipo de futbol. También los cuatro nos apuntamos en el taller de carpintería, aunque Jesús hizo berrinche porque quería electricidad, pero no le hicimos caso porque carpintería parecía más fácil.

Las prácticas de futbol primero eran nada más los sábados y veníamos cuatro horas a perder el tiempo a la escuela, pero luego cambió el profesor de educación física y aquello se convirtió en un campo de tormentos. Todos los días después de clases teníamos que quedarnos a entrenar, Jesús siempre se iba de ahí pitando para alcanzar a llegar a las prácticas de box y creo que por eso sus calificaciones cayeron en picada.

De hecho, las calificaciones de todos se cayeron, excepto las de Christian porque es medio genio, pero no se lo decimos porque se le sube el ego. La primera vez que vi un ocho en mi boleta de calificaciones sentí que me daba algo, pero mamá y papá se rieron y dijeron que ocho estaba bien y que la vida era más que la escuela.

Así que ahora el "ocho está bien" rige nuestras vidas, (menos la vida de Christian que es masoquista y seguro se desmaya si saca un ocho). Como sea, el futbol empezó a ser algo más que solo quedarnos a perder el tiempo después de la escuela.

Había sentadillas, abdominales, vueltas corriendo al campo, mucho sudar y muchas prácticas. Era fenomenal. Todo el primer año de secundaria la vida se nos fue en barajear las clases y dejar el aliento en el campo de futbol y así, de pronto, en segundo año ya éramos conocidos, ya éramos famosos, ya teníamos músculos, ya teníamos personalidad y yo... yo era el rey.

Jesús dice que es trampa porque soy delantero y que él, el portero, tiene mucho más mérito que yo. Javier es defensa así que de él nadie se acuerda y Christian es centro lo que lo hace ser el hombre más valioso en el equipo y el menos recordado por la multitud. Triste pero cierto.

Las niñas empezaron a llegar sin que nos diéramos cuenta y fue la más maravillosa de las sorpresas. Las primeras, por supuesto, llegaron con Jesús (porque nunca dice que no y tiene sonrisa de pasta de dientes, creemos). Javier fue un desastre, se enamoraba perdidamente de cada niña que se le declaraba y era tan intenso que lo dejaban en un mes con el corazón quebrado (lágrimas y peluches de reconciliación). Christian siempre dice que no, que no gracias, que no muy amable, que gracias, pero no. Ninguno de los tres lo entiende, él dice que quiere que su primera novia sea importante. Esta demente.

GordaWhere stories live. Discover now