Libro II de la Saga DESEPERATE LOVE
Una historia a base de mentira nunca tiene un final feliz y esta fue la mía, no sé en que momento pero perdí a la persona que estaba conmigo en todo momento.
NO pensé que Anastasia Brown fuera la persona que fuer...
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Harry.
Su risa llega a mis oidos. Odio escucharlo reír. Su imponente figura está al frente mío. ¿Por qué? ¿Qué hice yo mal? Tenerlo cerca es fastidioso. No lo soporto.
—¿Qué haces aquí, Danis? — pregunto si dejarlo de apuntar. No confío en él todavía, no me importa que mi hermano este en medio. Es difícil confiar en alguien que te traicionó.
—Solo venía a visitar a mi cuñado. — hace una pausa, mientras deja de reírse — . ¡Baja esa puta arma! Odio que me estén apuntando.
—Solo bajo por qué a mí se me da la gana, no por qué tú me dices lo que tengo que hacer. ¿Está claro imbécil?
Digo mientras bajo la arma, sé que no me hará daño y sé que yo tampoco lo puede lastimar. No en este momento.
—Claro princesa. — responde con sarcasmo en su voz.
—Deja de ser tan imbécil, Danis.
—El único imbécil aquí eres tú, pero bueno. — responde mientras se voltea y nuestras miradas se encuentra. Cómo odio ese color de ojos.
En serio. Necesito dar un tiro en su maldita frente, así ya no me jode más. Joder. Josué. Mierda.
—¿Dónde está?
— En mi cama. Estaba tan cansado y lo deje descansar, más tarde tenemos que continuar.
Cierro con fuerza mis ojos. Mierda, ¿Por qué no se calla?
—Yo no pregunte eso.
—Auch. ¿Pero preguntaste por tú hermano?
—Si.
—Ahí está la respuesta. — responde con una sonrisa arrogante en sus labios.
Un puño mío bastaría para que deje de burlarse. Solo uno y se le borra su sonrisa. Solo un poco. Pero no es el momento.
—Yo de ti, no lo haría.
—¿Quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer?
Se lleva su mano a su barbilla, su mirada se pierde en la pared por unos segundos, pero luego vuelve a mi con esa sonrisa arrogante como siempre. Algo estúpido va a salir de él, de eso no tengo dudas.
—Soy tu cuñado.
—Deja de decir mierda.
— Quién lo diría... De enemigos a cuñados. Wao, eso es increíble.
—Seguimos siendo enemigos, imbécil.
—Pero pensé que era...
—No, no. Tu no piensas.
Miro fijamente esos ojos azules que me tiene cansado. ¿Por qué tuve que conocerlo? ¿Por qué tuvo que meterse con mi hermano? Habiendo muchos chicos en este mundo, tuvo que ser mi hermano. El hermano de su enemigo.
