rosa roja

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Jaehyun entra apresuradamente en la sala del taller de composición cinco minutos más tarde del horario estipulado de ingreso, acercándose a su profesor encargado para explicar el pequeño inconveniente que motivó su retraso.

—No te preocupes, puedes sentarte —Dice el adulto, sonriéndole comprensivo.

Al darse la vuelta, pasea su mirada por los rincones de la amplia sala y rápidamente se percata de la extraña ausencia de cierto chico pelinegro y de actitud tímida. Con un puchero, se dirige un poco desilusionado hasta su lugar.

Realmente, le parece una pena que Han Taesan no se encuentre en el taller. Estar en compañía suya es siempre agradable; poder ver su bonita sonrisa, la pasión que se refleja en sus ojos cuando trabaja en lo que le gusta, los movimientos sofisticados y cuidadosos que realiza, es tan cómodo que una charla entre ellos hace lucir a las horas en segundos.

Sin duda alguna, Taesan es muy lindo.

En el momento en que llega a su mesa de trabajo, nota recién al frondoso ramo de rosas rojas y a una caja de color madera que descansan sobre ésta. Una sonrisita aparece en sus labios cuando se da cuenta de que son de papel –aunque, es sólo un decir porque tienen otros materiales que las hacen ver y sentir tan reales pero que no logra distinguir del todo–.

Dejando su mochila en la silla, toma el ramo con entusiasmo. Hoy había recibido varias cartas, algunas flores y otros tipos de regalos por parte de chicas, pero ninguno lo conmovió como lo hace éste. Siempre había querido recibir rosas y que no lo afectaran por culpa de su alergia.

Un aroma meloso parecido al albaricoque y una nota amaderada alcanzan sus fosas nasales. Sus dedos tocan delicadamente los rojizos pétalos aterciopelados, trazando sobre las líneas en forma de espiral que conforman, siguiendo por las hojas suaves, sintiendo los relieves y algunos gránulos, y termina en los largos tallos amarrados en una cinta gruesa de color rojo oscuro, una cosita pincha la yema de su dedo y lo aleja rápido. ¿Eso era una espina?

Sonríe cautivado, “T” verdaderamente pensó en todo.

Deposita el ramo sobre la mesa y busca la tarjeta que esta vez se encuentra adjunta en la cinta igualmente roja que rodea la caja de chocolates en un moño perfecto.

“Feliz día de San Valentín, hyung.

Creo que decirte lo que las rosas rojas simbolizan está de más, ¿verdad?
Mis regalos han sido por un motivo, mis palabras también: tú me gustas, mucho de hecho.

Si lo deseas, puedes encontrarme afuera del instituto una vez que tu taller termine, estaré cerca de los portones. Te esperaré ahí, pero si diez minutos han pasado y aún no llegas, me iré. Lo entenderé, hyung, sin rencores.

–T”

Jaehyun suelta un suspiro cuando termina de leerla y toma asiento en su silla. Un sentimiento amargo se asienta en su pecho, haciéndolo sentir como una mala persona.

Desafortunadamente, no puede corresponder los sentimientos de “T”.

Su corazón ha sido conquistado desde hace un tiempo por otra persona, una que logró tener toda su atención con detalles simples y acciones despistadas que seguramente ni él se daba cuenta, y piensa invitarlo a salir.

Pero incluso estando enamorado de alguien más, sabe que “T” se merece una explicación y disculpas sinceras. Él es una buena persona. Es atento con él y se preocupa incluso si no se conocen el uno al otro, se había tomado tanto tiempo para realizar regalos especiales y contentarlo.

No puede permitirse hacerle daño.

Jaehyun acomoda la bufanda alrededor de su cuello mientras camina fuera de las puertas del instituto. No sabe si es por el frío de la tarde o por los nervios, pero su cuerpo no ha dejado de temblar ligeramente desde hace unos cuantos minutos atrás.

Cuenta mentalmente cada paso que va dando e inhala profundamente cuando cruza por los portones, el aire helado raspa su garganta y lástima sus pulmones.

Ya en la vereda, mira cautelosamente a ambos lados y encuentra a la persona que quizás buscas, pero que aún no está preparado para conocer.

Aunque “T” no está muy lejos de uno de los pilares de la entrada, le resulta difícil reconocerlo porque viste una holgada campera invernal de color blanco y un gorro del mismo color que cubre su cabello. El chico está acuchillado en la vereda, acariciando entretenido con una de sus manos el denso pelaje del lomo de un negruzco gato que se restriega gustoso por su pantalón azul oscuro del instituto. Le parece una escena adorable.

Se acerca despacio y, ciertamente, temeroso. Los nervios, que ahora sí puede distinguirlos, le hacen estragos a su corazón cuando el chico parece escuchar sus pasos que se detienen a poca distancia y levanta la cabeza para mirarlo.

Jaehyun puede jurar que se sintió desfallecer.

—¿Taesan-ah?

Paper flowers ━━ DDINGDONGZ.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora