04 | Pasado

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🦋Jeon Buyeon🦋
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Llego a casa prácticamente muerta.

Las colinas infernales esparcidas por las calles de Seúl hacen que mi viaje de vuelta a casa sea un martirio, mi cuerpo suda, mi cabello me pica en el cuello donde se adhiere por el sudor, mi corazón se acelera, al igual que mi respiración.

De mala gana atravieso el pequeño jardín principal esperando con ansias el delicioso aire acondicionado de la sala de estar. Introduzco el código de la cerradura, inmediatamente la canción típica de estas cerraduras eléctricas avisa mi llegada.

—-¡Ya llegué! —-grito mientras intento quitarme los zapatos escolares que aprisionan mis lindos piecitos, odio tener que usar zapatos cuando hace calor.

¿Por qué no puedo ir descalza o en sandalias por la vida?

Incluso mis dedos necesitan respirar.

Ni siquiera me detengo a quitarme los zapatos como debo, simplemente los zafo desde mi talón, aventándolos lejos de mí. Caminando descalza me adentro a la sala de estar por el pequeño pasillo que divide el recibidor del área común.

Al entrar a la sala suspiro cansada.

—-¿Otra vez? —-me quejo en un susurro para mí misma, mientras observo al kínder de Junkook.

No es que me moleste la presencia de sus amigos en la casa, pero el desastre y los platos rotos los pago yo.

Por su parte, ellos conversan con tranquilidad mientras revisan trabajos pendientes y tareas, respiro con profundidad, por alguna razón me siento nerviosa.

Dicho motivo está sentado en mi sofá, con los auriculares puestos mientras teclea con rapidez en su computador.

Frunzo los labios acercándome, aún no sé por qué este chico me pone tan nerviosa. Puede que sea porque siempre parece estar enojado y repentinamente "bien", tal vez es eso, sus cambios er humor son aterradores, pero no puedo juzgar un libro por su portada y primeras páginas.

Aunque me intimide su presencia, es extrañamente exquisito de ver.

Como una polilla mi cuerpo viaja hasta la luz fluorescente, aunque mi cerebro luche por hacernos retroceder.

—-Al fin llegas... —- Jungkook se digna a verme, con una sonrisa tan alegre que me da envidia —-Tengo hambre —-alejándose de su computador, me sonríe con carisma.

Lo miro de mala.

—-Come lentejas —-digo acercándome a ellos, en el sofá grande, Nam y el peli-verde trabajan en sus propios asuntos ignorándonos.

Niego con la cabeza ante el lloriqueo infantil de mi hermano, dejándome caer en el sofá, suspiro cansada mientras busco mi teléfono en los bolsillos del saco de mi uniforme escolar, al entrar a la web busco una tienda de segunda mano.

Con un puchero lleno de inconformidad, tecleo sobre la pantalla en el buscador "Teclados", presionando la lupa, la página se pone momentáneamente en blanco mientras revela un listado espectacular de teclados en muy buen estado.

Me maldigo a misma por esta estúpida idea, ¿cómo se me ocurrió ser voluntaria para esto?

Yo no sé tocar un piano, mucho menos un teclado. Lo más cerca que he estado de la música son las clases de flauta dulce en tercer grado y las teorías conspirativas de One Direction.

Pero la niña abrió su bocota y ahora tengo que aprenderme una pieza para el recital de verano, se supone que mi grupo es el encargado de organizar a los pequeños grupos que harán un número en el recital.

First Love | Min Yoongi Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon