Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
19 de noviembre.
El Hatake y su amigo se habían quedado solos en la sala. Obito y Madara se habían ido a la cocina para "hablar en privado", cosa que disgustó al peliplata.
Desde que comenzaron a llevarse bien, habían vuelto a encerrarse cada vez que tenían algo que hablar, tal y cómo solían hacer antes.
Además, ¿dónde había quedado aquello de que no habrían más secreto? ¿No se suponía que el pelinegro ya no le iba a ocultar nada? Debió suponer que solo lo decía por decir.
— Maldito mentiroso — murmuró con enojo, viendo de reojo hacia la puerta que daba al pasillo.
— ¿Quién es un mentiroso? — preguntó confundido.
— Obito — respondió.
— ¿Por qué? ¿Qué hizo?
— Él... Bueno. Nada. Olvídalo...
Los dos Uchihas regresaron a la sala, aún susurrando entre ellos. Llevaban tres semanas y media de la misma forma. Y cada vez que él preguntaba por qué, le respondían con tonterías sin sentido.
Dejaron de susurrarse entre ellos y miraron hacia el frente, hacia el sofá donde los dos amigos se encontraban sentados.
Permanecieron quietos en silencio, viéndoles durante unos segundos. Finalmente Madara volvió a susurrarle algo a Obito. Este último asintió en respuesta, y el mayor salió de la casa.
El pelinegro bajó un momento su vista hasta el piso, para luego dirigirse hacia las escaleras.
— No entiendo que está pasando — murmuró el rubio, una vez que el dueño de la casa se encerró en su habitación.
— Ni yo tampoco — respondió, viendo hacia la segunda planta.
— Qué extraño...
— Sí... Ya regreso — avisó el peliplata, levantándose del sofá.
Subió los escalones y cruzó el pasillo hasta la última y única habitación al fondo: la del Uchiha.
Ni siquiera golpeó la puerta, solo la abrió y entró en el cuarto como si fuera el dueño.
El pelinegro estaba sentado en el sillón junto a la ventana, con su cabeza apoyada en la palma de su mano, observándole tranquilamente.
— ¿Se te ofrece algo? — preguntó.
— Sí. ¿Qué te pasa?
— No me pasa nada. Estoy perfectamente.
— Sí, claro — dijo con sarcasmo — ¿Me puedes decir por qué cuchicheabas con Madara? — preguntó serio, cruzando sus brazos.
— Kakashi...
— No. Kakashi nada — interrumpió — Dime qué es lo que está pasando. Dijiste que no habrían más secretos y que me lo contarías todo. Pero solo son mentiras. Dime qué sucede.