↳ ੈ‧₊ ACTO 6

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La mañana llegó y Ouma fue despertado por los suaves rayos del sol que se filtraban por su ventana.

Le tomó un segundo percatarse de la situación en la que se encontraba, pero una vez lo hizo, su corazón volvió a acelerarse una vez más, rememorando los íntimos momentos que había compartido con la persona a su lado.

El Sr. Saihara se encontraba acurrucado contra él, sus labios besando la parte superior de su cabeza a pesar de que se encontraba dormido por el momento.

Con cuidado de no despertarlo, el muchacho petite busca apreciar la belleza ajena, cuya faz estaba suavemente iluminada por el mismo cálido hilo de luz solar que lo había despertado a él en primer lugar.

Shuichi era ciertamente un hombre lindo, con largas pestañas que complementaban perfectamente sus angulares facciones. Era simplemente hermoso, una vista tan serena que le causaba una ola de embelesamiento dentro de su corazón, era el más puro amor que había sentido en la vida.

―Es tan lindo... ―susurró en lo bajo, admirando a su prójimo con una pequeña sonrisa en su rostro. Confía en que estaba descansando profundamente, por lo que no dudó en seguir halagándolo. Era simplemente ridículo seguir negándolo―. Yo... Yo lo amo.

Su voz era ligera, como el canto de ángeles. Tan dulce que hizo sonreír al mayor, quien aparentemente seguía durmiendo.

―Hmm... ―suspiró Shuichi, sonriendo con suavidad dentro de su quinto sueño.

El corazón del pelimorado estalla en emoción ante lo preciado que era su mayor, recargando su cabeza en contra del pecho ajeno al sentir semejante dicha dentro suyo. No podía evitarlo más, pues hacerlo sería solo atrasar lo inevitable.

Se acercó a sus labios y comenzó a besarlo en su estado actual, tomándole al de cabellos azules un par de minutos para despertar bajo la influencia de un acto tan cariñoso como ese.

Al caer en cuenta de lo que su alumno hacía, fue rápido en regresar el gesto, los minutos perdiéndose en el vacío mientras que ambos disfrutaban de este pacífico momento entre los dos. Un abrazo fuerte y un beso como ese era suficiente para generar una sensación dentro del chico de menor estatura, una que le hacía sentir invencible y ligero, como si flotara.

―Mi conejito, siempre tan entusiasmado ―anunció Saihara, retirando con lentitud los edredones que cubrían ambas de sus figuras desnudas.

Como respuesta, Kokichi besó su mejilla, disfrutando del contacto de piel contra piel. A este punto, no le importaba verse demasiado apegado, puesto que comportarse de esa manera hacía a su corazón feliz. No quería separarse de él jamás.

―Sr. Saihara... ―murmuró el chico petite, abrazando al profesor―. Lo amo demasiado... ―continuó, sin saber exactamente si su opuesto era capaz de escucharlo o no―. Lo amo, Sr. Saihara.

Riendo por lo bajo, el maestro tomó a Ouma por las caderas y lo puso sobre su regazo, sintiendo como su frágil figura comenzaba a estremecerse pese a la rapidez de sus acciones.

―Vamos a aprender una nueva lección, ¿entendido? ―comentó suavecito― Como mi alumno preferido voy a enseñarte a... ―dijo suavemente, tratando de extender el silencio para causar anticipación. Y parecía funcionar, pues dentro de los ojos violetas de su estudiante podía ver un brillo curioso―. A montarme~

Las palabras se le atoran en la garganta al petite, incapaz de expresar como se sentía en esos momentos. Poder estar arriba por primera vez en lo que llevaban experimentando era ciertamente interesante, pero su timidez le impedía demostrar su potencial total. Simplemente se dedicó a balbucear por lo bajo, tratando de encontrar las palabras.

―Sr. Saihara...

Sin embargo, no podía. Todo a su alrededor era tan cálido y reconfortante, pero no lo suficiente para apaciguar su gentil actitud. Tener la mirada ajena sobre su cuerpo desnudo era demasiado, aunque se sentía simplemente correcto.

Por lo que, percatándose de la falta de iniciativa, el docente decidió tomar el control de la situación una vez más. Reposicionó el cuerpo delicado de su alumno de manera que estaba sobre el suyo, recostado sobre su pecho y admirando sus ojos, su sonrisa, su bello rostro... todo de él.

Kokichi sonrió con alegría al sentir la cercanía entre sus almas, admirando como las grandes manos del músico recorrían sus caderas y lo incitaban a comenzar más de lo que tenían en mente.

Después de todo, había una lección por aprender y no podía decepcionar.


↳ 🪈₊˚. ··· My Favorite Teacher »-Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora