↳ ੈ‧₊ ACTO 9

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Con las mejillas rosadas del exhaustivo trabajo que era subir las escaleras con su mochila llena de libros de texto en la espalda y en una de sus manos el estuche de su flauta, el jovencito pelimorado recorría los pasillos de la escuela para realizar sus actividades extraescolares.

Había dentro de su cuerpo cierta inocente emoción, derivada de una técnica nueva que había aprendido para tocar la flauta travesera y que no podía esperar para enseñarle a su profesor.

Saihara no había respondido ninguna de sus llamadas o mensajes durante el fin de semana, por lo que estaba contento de finalmente estar cerca de él durante el tiempo de club e impresionarlo si era posible.

Con una sonrisa radiante y tiempo de sobra antes de que empezara la clase, tomó el pomo de la puerta del salón del club de música e intentó abrirla, dándose cuenta de que esta no abría.

Y supuso que entonces, la razón de porqué estaba cerrada se describiría en un pequeño anuncio impreso en papel bond que estaba pegado con cinta adhesiva a la puerta. Previamente lo había visto, pero lo ignoró rápidamente debido a que pensó que no era importante.

Pero ya que lo pensaba mejor, era algo extraño...

¿Un anuncio?

El club de música no solía suspender sus labores por nada del mundo, ya que el profesor era un gran apasionado.

Se dispuso a leerlo cautelosamente, tratando de no tropezar mentalmente con las palabras impresas sobre el papel.


"Buenas tardes a todos los estudiantes del club de música.

Debido a unos inconvenientes, el Sr. Saihara no podrá seguir impartiendo clases dentro de nuestra institución, por lo que les pedimos a los alumnos que forman parte de este club que, por favor, sean pacientes mientras se les otorga un nuevo docente antes de reanudar las actividades del club.

Atentamente,

Dirección".


Se quedó pensando por unos momentos una vez terminó de leer, tratando de comprender dentro de su cabecita que es lo que había sucedido como para cerrar temporalmente el club. Pasó así quizá unos cinco minutos, su mente tratando de evitar que eventualmente comprendiera lo que sucedía.

Sin embargo, una vez agarró una vaga idea de lo que había sucedido, fue como si el mundo se le viniera abajo...

Todo este fin de semana... las llamadas que el profesor nunca contestó, las visitas a su casa que no eran atendidas, los cientos de mensajes y correos que nunca leyó, la desaparición general del docente de la cuál no tenía explicación... ¿Acaso...?

¿Acaso alguien los descubrió? ¿Acaso le habían hecho algo al Sr. Saihara? ¿Acaso el universo conspiraba en su contra siempre?

Ouma dejó caer en desesperanza el maletín que llevaba en su mano, abriéndose el estuche al chocar contra el piso. La flauta travesera cayó al suelo y generó un agudo sonido que cayó sordo a los oídos del mortificado muchacho.

¿Dónde estaba su amo? ¿Su señor? ¿Su maestro favorito?

Después de todo, tanto Kokichi como Shuichi sabían que lo que hacían juntos estaba mal, que la gente nunca tomaría enserio su relación.

La ansiedad crecía más y más conforme su torpe mentecita unía más y más puntos. Si Shuichi no había dado señal de vida en los últimos días, ¿Qué habría pasado entre ellos? ¿Habría renunciado al trabajo? ¿Se pudo haber aburrido de su cuerpo? ¿Quizá tuvo que firmar una orden de alejamiento? ¿Las autoridades se lo habrían llevado lejos, donde jamás lo encontraría? ¿Habría tomado su vida ante la culpa de ser descubierto?

Cada opción sonaba peor que la anterior... y con el tiempo, la ansiedad dentro de su pecho se convirtió en desilusión.

Se recargó contra la pared y dejó que la gravedad lo arrastrara hacia abajo hasta que estuvo sentado sobre el piso, abrazando sus piernas para entre estas esconder su rostro lleno de saladas lágrimas. Se dejó llorar por horas frente al salón de música, disociándose de su mundo y tratando de encontrar confort en una situación de la que no podía escapar.

Quizá lo que más temía de todo, era tener que enfrentar las consecuencias de sus acciones y dejar ir todo lo que había contraído.

Después de todo, perder a tu profesor favorito era otra de esas cosas que para un chico común no solía ser algo fácil. 

Y Ouma Kokichi, como cualquier otro joven de su edad, no era excepción a esta regla.

Y Ouma Kokichi, como cualquier otro joven de su edad, no era excepción a esta regla

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↳ 🪈₊˚. ··· My Favorite Teacher »-Saiouma-«Where stories live. Discover now