Capitulo 24

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A la mañana siguiente mientras me alistaba para ir a entrenar recibí una llamada de Adrien.

-¿Alo?

-Buenos días, señorita—-Dijo alegremente al otro lado de la linea—

-¿Uh? ¿Buenos días? —Repeti —¿Se te ofrece algo?

-Wow y yo que creía que ya éramos amigos

-Dios! No lo quise decirlo tan cortante, pero es raro que de la nada me llames

-Solo bromeó, Prat

-Crei que dejarías de llamarme así

-Ya vez que ambos nos equivocamos, Prat

Suspiré —¿A que se debe tu llamada, Frost? —Pregunte haciendo énfasis en su apellido —

-No lo sé, Prat ¿Ya estás lista?

-¿Lista para que? —Me reí —

-Para ir a entrenar por supuesto

-Aja... ¿Y eso a ti por qué debería interesarte?

-Porque estoy afuera

Me quedé estática. ¿Él estaba a fuera?

-¿Sigues ahí, Prat?

No respondí, solo camine hasta la ventana de mi cuarto que daba al frente de la casa. Oh. Él no mentía

Un cosquilleo me lleno el estómago

-¿Que estás haciendo aquí? —Pregunte por el teléfono —

-Bueno ya que somos más... Amigos, creí que podría venir a recogerte y considerando que no tienes auto...

Observé el auto blanco desde mi ventana, no veía a Adrien pero casi lo imaginé recargando en el respaldo con el teléfono en una mano y la otra tamborileando en el volante. Santo Dios. ¿Por qué pensaba en eso?

-Julieth —Dijo con suavidad através del teléfono —

-¿Ah? ¿Que?

-¿Te molesta que esté aquí? Lamento haber venido sin avisar... Si te disgusta puedo-...

-No, no. Esta bien, solo... Es extraño

-Extraño —Repitio —Mmm soy un extraño

-Oye! No quise decir eso! ¿Por qué te lo tomas a mal? No estoy diciendo que seas extraño lo que digo es que es raro y yo no... —Entre disculpas y explicaciones comencé a divagar, lo único que me detuvo fue escuchar la risa de Adrien al otro lado de la línea. No sólo era una risa, era una carcajada, una verdadera carcajada. Me quedé en silencio sorprendida —

-Julieth —Suspiro al terminar de reír —¿Alguna vez te habían dicho lo adorable que te escuchas divagando?

-¿Como? —Casi grite, indignada —¿Adorable?

-Lo que oíste, te escuchas adorable cuando te pones nerviosa y comienzas a dar explicaciones de todo.

-Pero que imbecil. Yo no divago —Me defendí —

-Claro que lo haces —Casi pude oír su sonrisa divertida —Y luego te pones a la defensiva, justo como ahora.

-Oh! Yo no-! ¿Sabes que? Mejor cierra el pico y dejame terminar de vestirme.

-No me quejo si me abres justo como estas ahora.

-Adrien! —Chille lista para comenzar mi sermon—

A Frozen Kiss Where stories live. Discover now