Capítulo 10.

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❪ act two ― chapter ten. ❫


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Merendaron los cuatro juntos, como si nada hubiese pasado en los últimos meses. Como si fuese por arte magia, la manada se veía más unida que nunca. No se sabía si era por el dolor que la única loca transmitía o porque realmente no necesitaban arreglar nada hablando ―aunque Agatha no iba a dejar pasar lo mal que la hizo sentir Sam con su indiferencia y sus gritos, ese odio injustificado cuando ella no buscó que su alma gemela y su impronta fueran vampiros―. Esa era una conversación que los hermanos tenían pendiente pero que, por el momento, prefería dejarla apartada hasta tener las fuerzas necesarias para afrontarla.

¿Estaba huyendo de sus problemas y diferencias? Sí.

¿Le importaba estar haciéndolo? No.

¿Cambiaría eso en algún momento? Probablemente.

El teléfono móvil, un Smartphone de última generación, de la Zorkin empezó a sonar en medio de una conversación sin sentido que estaba teniendo con Paul, riéndose de los chistes malos que Jared contaba. La loba alargó su mano hasta su bolso, que se encontraba al otro lado de la mesa del comedor, para ver de quién era la llamada entrante.

Rosalie. ¿Por qué Rose la llamaría si ya le había mandado un mensaje que estaba bien? Le extrañó, puesto que siempre hablaban por mensajes para que nadie pudiera escuchar sus conversas, por lo que lo cogió. Salió fuera de la casa, después descolgó.

"― ¿Rose? ¿Qué sucede? ―preguntó la morocha.

Edward nos expuso delante de la humana ―gruñó, al otro lado de la línea―. Ahora estamos en el hospital.

― ¿Qué hizo qué? ―casi gritó la loba, separándose el móvil de la oreja―. Es más imbécil de lo que pensaba ―gruñó.

Estoy de acuerdo, hija ―suspiró la vampira.

―Estaré ahí en quince minutos, mami, no os vayáis."

Y sin dejar que contestase, Agatha colgó y apagó su teléfono. Volvió dentro y esbozó una mueca, desgraciadamente el buen rato que estaba pasando se había arruinado.

―Lo siento, chicos. La estúpida de Isabella sufrió un accidente, casi la aplasta un automóvil ―resopló, rodando los ojos por su estupidez―. Iré al hospital, volveré tan pronto como pueda. ¿Quién tiene patrulla conmigo esta noche?

Sam alzó su mano. En su interior, Agatha tenía ganas de llorar. No podía tener tan mala suerte.


( . . . )


Al llegar al hospital, estacionó al lado de uno de los coches de los Cullen, por lo que supuso que algunos estaban ahí. Y es que no era de extrañar, si lo que le había dicho Rosalie era cierto, pues estaban en problemas. Todo por culpa de Isabella.

Maldita Isabella. Sabía que su llegada traería problemas.

Se adentró en el hospital, dirigiéndose directamente hacia la consulta de Carlisle. No necesitaba la información de nadie para saber que encontraría ahí a sus cuñados, pues Jasper no sería capaz de soportar la sangre que había por todas partes, tanto por parte de los pacientes como las bolsas que tenía el hospital en su propiedad. Sin embargo, de camino a ahí se topó con Rosalie. Suspiró, llevando una mano al corazón, ya que la había asustado.

―Me vas a matar de un infarto un día de estos, Rose ―farfulló la menor, suspirando―. ¿Se puede saber qué hizo el imbécil de Edward?

―Interceptó el golpe ―murmuró la rubia, guiándola por los pasillos del hospital―. Estaba a nuestro lado y, al segundo, entre el automóvil e Isabella.

―Es... ―negó con la cabeza, sin saber qué decir―. Tengo que contarte algo, por cierto. ¿Vamos mañana por la tarde de compras? Alice puede unirse; una tarde de chicas.

―Si hay que golpear a alguien, primero le golpeamos y después vamos de compras ―rio Rosalie, sin imaginarse a lo que se refería Agatha.

Llegaron al consultorio de Carlisle, donde Edward y Emmett estaban hablando con él. Las dos mujeres entraron, cerrando la puerta tras ellas. Agatha cruzó los brazos sobre su pecho, arqueando una ceja. No necesitaban leer su mente ni conocer sus emociones para saber lo molesta que estaba.

Molesta. Enfadada. Sorprendida.

―Solo te voy a decir una cosa, estúpido ―le apuntó con el dedo, acercándose con pasos firmes a él―. Como descubra vuestro secreto, lógicamente llegará al mío. ¡Y eso no lo pienso permitir! Así que ten cuidado, estás advertido.

Terminó por dar un golpe en su pecho con el puño, sin controlar la fuerza y, por ende, expulsándolo hacia una de las paredes, destrozando una pequeña estantería de madera. Y, sin decir nada más, besó la mejilla de Emmett, también le dio un corto abrazo a Carlisle y se despidió de Rosalie, dándole un fuerte abrazo y agradeciéndole haberla avisado. Ni siquiera se giró para ver a Edward, pasó olímpicamente de él y abandonó el hospital, no sin antes escuchar las carcajadas de papá oso¸ como llamaba cariñosamente en privado a Emmett, y los reproches de Rosalie a su impronta.

Y es que, si aquello no había sido suficiente, la noche que le esperaba en compañía de Samuel, sería mucho peor.


* * 

n/a. ¡llegamos a la mitad del segundo acto! en los próximos capítulos se viene drama y revelaciones importantes que serán clave para el tercer acto.

isabella está cerca de descubrir qué son los cullen y, por ende, llegan los nómadas. puedo avanzar que va a ser un encuentro especial, en cierta manera, pero hasta aquí el spoiler.

¡estamos por llegar a las 10K! eso significa: maratón de tres capítulos. También, significa que no actualizaré hasta llegar a ello, pues así subiré tres capítulos en tres días, seguidos.


no os olvidéis de votar y comentar, muchísimas gracias por el apoyo recibido <3

YUANFEN | Jasper Hale & Edward Cullen #PGP2024Where stories live. Discover now