Capítulo 8.

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❪ act three ― chapter eight. ❫


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NOVIEMBRE.


Cuando Agatha se quiso dar cuenta, noviembre había llegado. Las frías ventiscas llegaron a la Push, así como las lluvias intensas se intensificaron en el estado de Washington. Si el tiempo seguía así, antes de diciembre la nieve ya habría cubierto, en alguna que otra ocasión, las calles de Forks y la Reserva con su manto blanco.

Aquella mañana se despertó tarde. A pesar que poco a poco había comenzado a comer con regularidad, todavía no se sentía preparada para unirse a las comidas que Emily preparaba para la manada. Tampoco había vuelto a transformarse, sin contar las noches de luna llena, en las que se escondía en las profundidades del bosque hasta que la luna se escondía y daba lugar al siguiente día. ¿La razón? Todavía recordaba aquellos momentos en los que acompañaba a los Cullen a cazar: ellos cazaban ciervos para alimentarse y ella corría en su forma lobuna para saborear la libertad que aquello le proporcionaba. Y eso eran recuerdos demasiado dolorosos como para volver a hacerlo.

Y esa era la razón por la que, suponía, que le dolía su cuerpo. No era algo físico, sino como si algo en su interior le pidiera que volviese a unirse con su loba, pues ambas necesitaban volver a tener esa conexión interna que siempre habían tenido, desde la primera transformación hacía un año ya.


Pensativa y con la cabeza en las nubes, sus piernas la llevaron a la casa de Billy Black. Sabía por boca de otros —que había escuchado desde lejos volviendo de clases o yendo al Instituto— que conocía la situación, ya que Charlie también le contó que Isabella no estaba pasando por un buen momento. No se quería burlar pero, a eso le llamaba karma. Se había interpuesto entre Edward y ella, y, por mucho que no le gustase aceptarlo, el vínculo de las improntas era más fuerte de lo que a simple vista parecía. Entonces, cuando estaba en el Instituto, Aggie se hacía la fuerte y no dejó que nadie la viera débil, principalmente delante de su media hermana. Una de las dos, al menos de cara al público, se vería como una perra.

Llamó al timbre, aun sabiendo que la puerta estaba siempre abierta, sin perder la educación que su madre le enseñó con tanto esfuerzo. A pesar de todo, jamás perdería los modales que Anastasia le había inculcado. Escuchó el chirrido de la madera al pasar la silla de ruedas del jefe de la tribu Quileute y, a los pocos segundos, la puerta fue abierta en su totalidad. El varón se sorprendió al verla ahí pero, sin embargo, sonrió con ternura.

— ¿Quieres pasar y charlamos un rato, cariño? —preguntó el mayor, haciéndose a un lado cuando la fémina asintió—. Pasa, tengo té en la cocina.

—Ya lo llevo yo, tío Billy —susurró la loba. Y unos minutos más tarde, dejó dos tazas sobre la mesa redonda del salón, llenándolas de té verde recién sacado del fuego.

—Te veo mejor.

—Lo estoy —mintió, intentando regalarle una sonrisa. Mas, lo que se vio reflejado en su rostro fue una mueca, que no pasó por alto por el Black—. Siento dolor, Billy... me duele mucho el corazón —susurró.

—Son los nervios, Agatha... te prometo que pasará cuando sane el corazón roto que tienes —le prometió.

—No. No es por eso, tío. No es un dolor físico como tal. Ya van dos meses así, casi tres —se explicó, después le dio un largo sorbo a su té—. Y no sé la razón. Pensaba que era por la ruptura pero... no serían tirones como los que siento.

—Oh... Sé sincera conmigo, por favor —le pidió, acercando la silla a la adolescente, colocando su mano sobre la de ésta—. ¿Cuánto hace que no te transformas? Sin contar la luna llena, que no lo puedes evitar.

La Zorkin abrió los ojos. Tragó saliva, dejando la taza que tenía en su otra mano sobre la mesa, sin atreverse a mirarlo. Comprendía la razón. Estaba jugando con su vida por culpa de una familia a la que no le importó dejarla tirada como si fuera basura, por culpa de dos hombres que no supieron valorarla lo suficiente. Y ahora, por sentirse culpable, por sentirse inferior (lo cual no le había pasado nunca), estaba atentando contra su propia vida. Y eso era imperdonable. No se lo perdonaría nunca a sí misma.

—Desde... desde que se fueron —musitó, agachando la mirada, notando como una lágrima recorría su mejilla.

—Cariño, sal de aquí y corre, transfórmate y déjate llevar hasta que no puedas más —la aconsejó el patriarca Black, mejor dicho ordenó—. Será cuestión de días que este dolor que sientes desaparezca si lo haces. De no hacerlo, en cambio, podrías... podrías morir, pequeña.

La joven asintió. Besó la mejilla del hombre que consideraba su tío, pese a que no compartían lazos sanguíneos, y salió de la casa de los Black, encontrándose de cara con Jacob. Se sorprendió al ver el cambio drástico que aquel chico había tenido en los últimos meses y, como pasó con sus hermanos, sabía que pronto entraría en fase. Embry Call y Quil Ateara, muy probablemente, también entrarían en fase.

— ¡Adiós, Jake! —se despidió del menor, pegando un grito, mientras se adentraba al bosque.


Al rato, la loba corría libremente por el bosque, sin darse cuenta que una humana la vería en mitad del prado. Una humana que conocía muy bien; Ángela. 


* *

n/a. un domingo más significa domingo de actualización. ¡pronto aparecerá laurent! ¿y sabéis lo que eso significa? que la visión de Alice, escrita en la carta ya leída por Aggie, puede cumplirse.

¡POR CIERTO! Tengo dos noticias que dar:

uno. cuando termine el tercer acto (serán unos quince capítulos, aproximadamente), mandaré el fic a borradores para cambiar algunas cosas. lo he estado releyendo y hay cositas que no me agradan demasiado :(( perdón por ser tan perfeccionista, no pedí nacer así JSJSJS

dos. a pesar que las actualizaciones seguirán siendo los miércoles y los domingos, he decidido que si el capítulo publicado llega a los 15 votos o los supera, subiré el siguiente sin importar si no es día de actualización. ¡así que ya sabéis! como más votos y más rápido se alcance la meta, antes tendréis una nueva actualización.


os agradezco, de corazón, el estar llegando a las 30K leídas y a los 3K votos, no puedo estar más feliz <333



YUANFEN | Jasper Hale & Edward Cullen #PGP2024Kde žijí příběhy. Začni objevovat