37. Estar sin estar

10 3 3
                                    

POV: MIKA

Adalid era tan difícil. Era cerrada, asocial, antipática, rara y tenía un nulo sentido de supervivencia, pero era valiente. Era tan valiente que caía en lo estúpido.

Nunca entendería la necesidad que tenía por ayudar y querer hacer justicia. ¿Por qué no pensaba en ella y ya? ¿Por qué cuándo debía preocuparse por los demás no le importaban?

Era valiente en lo que no debía. Se preocupaba por quienes no conocía y cuidaba de quienes no lo necesitaban.

¿De verdad nos salvó a Lukas y a mí mí? ¿O solo nos condenó a otro sufrimiento? Ella creía que era la única que sufría con la muerte de mamá. O eso parecía.
Adalid jamás me había preguntado por mi propio dolor al pensar en ella. Adalid nunca me había preguntado por cómo me sentía por ver morir a mi mamá, tampoco consideró como me sentí cuando volví a ver a papá. Adalid nunca preguntaba por mis pesadillas.

Ella era la única que podía despertarse en medio de la madrugada y salir a despejarse, pero cuando yo tenía una pesadilla en la que me miraba en el espejo y me encontraba con los ojos sin vida de mi mamá junto a gotas de sangre salpicando mi rostro, tenía que quedarme en mi cama y rogar por el fin de mi dolor.

Adalid era valiente, pero también era egoísta. La odiaba por eso.
Prefirió buscar otra familia para llenar su pobre dolor. Nos reemplazó como si fuéramos nada. Trató de reemplazar a mamá con una completa extraña y ¿Cómo le fue con eso? La traicionó, perdió el primer hormiguero, la dejó en coma, pero siempre era lo mismo, "pobre Adalid, ella sufre mucho y carga demasiado sobre sus hombros". Nadie le pidió que lo hiciera.
Nadie le pidió nada de toda esa mierda. Nadie le dijo que tenía que matar a nadie.

-¡Mika! ¿Me estás escuchando? -Lukas me hablaba desde el otro lado de la sala. Se suponía que Osiris nos estaba cuidando ahí, pero había salido por una llamada de Mario, parecía urgente.

Lukas, a él tampoco lo entendía. A veces cuando me despertaba en la madrugada por algún mal sueño, él siempre estaba ahí, despierto. Casi nunca lo había visto dormir ni quejarse de nada. No sabía porque él no odiaba a Adalid si nos había abandonado a los dos.

-No.

-Olvídalo -suspiró desde el suelo. Sebas me echó una mirada y me encogí de hombros. Me recargué en la pared, mirando a mi hermano. Iba a llorar en cualquier momento, siempre se ponía así cuando Adalid se iba. Tan débil o tan humano. Quizá la insensible era yo.

Lukas era tan fácil de leer, sus ojos eran como corrientes de luz eléctrica cargados de emoción.
Sebas era un poco más cerrado. Solo hablaba cuando era necesario y podía considerarme una excepción ya que conmigo mantenía largas conversaciones. Fuera de eso, sus ojos nunca decían nada que no fuera vacío extremo. Los ojos hablaban el idioma muerto del corazón.

Volví a recorrer la habitacion; Maboy daba vueltas junto a Guagua, de alguna forma sabía que ellos también estaban ansiosos por lo que sucedía.

Creo que el único ser vivo que Adalid amaba abiertamente era Maboy, ah, y James. Porque nadie importaba más que ellos dos.

No odiaba a James, pero era imposible no tenerle rencor cuando era obvio que mi hermana me cambiaba por él. James, parecía muy simple, pero cuando pensaba en él o cuando lo volví a ver, no podía encontrar nada, ni dolor, ni miedo, ni nada. Sus ojos estaban aún más apagados que los de Sebas. Estaba al tanto sobre la tortura que sufrió, pero nunca sabré qué dolor sintió.

Adalid solía murmurar detalles de los ojos de James mientras dormía, cuando descubrí que de ahí provenia "Azul Tormenta" fue gran motivo de burla, aunque no le dije nada nunca, me parecía patético.

Azul TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora