𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓾𝓷 𝓻𝓪𝓶𝓸 𝓭𝓮 𝓬𝓵𝓪𝓿𝓮𝓵𝓮𝓼 ❝Lucifer Morningstar × Reader❞

02

«Solo conoceré el paraíso cuando esté contigo.»
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Ahora nuestra protagonista estaba acostada en su nueva cama, pensando en lo que acababa de ocurrir, ¿Finalmente se había encontrado con Lucifer?, ¿La principal razón de su instancia en el infierno?, ¿Y por qué Lucifer parecía tener una leve pista de quién era? Muchas preguntas rondaban ahora en su cabeza, aunque agradecía el no haber sido reconocida, sino su fachada habría fracasado. De su maleta sacó un pequeño tubo de ensallo, bebiendolo, era la dosis que le correspondía después de un arduo trabajo; debía admitir que no le gustaba el sabor de la sangre, pero está sangre específica la llenaba de energía, sintiéndose vigorizada, era como una droga.

–Ojalá existiera una forma menos asquerosa de darme su poder.– Pensó la chica en voz alta, guardando el frasco nuevamente.–

Quizá era un buen momento para desempacar, pero no tenía ganas de eso, en realidad no tenía ganas de nada, el dolor de cabeza fue suficiente para perder un momento su motivación.

–Estoy segura que nisiquiera es mi maldición... Debe ser el estrés... Y el como me ví abrumada por su presencia.– Suspiró.–

Después de plantearse unos momentos acerca de su existencia decidió bajar a la sala, dónde asumiría que todos estaban, y efectivamente estaban ahí, excepto Lucifer, lo que agradecía.

–Oh, ___, ¿Ya te sientes mejor de tu cabeza?– La primera en acercarse fue Charlie, a lo que solo le dedicó una sonrisa.–

–Sí, estoy bien, solo no estoy acostumbrada a ser el centro de atención y me mareé.– Le dedicó una amable sonrisa, lo cual tranquilizó bastante a Charlie.–

Solo se sentó dónde estaba la barra, pidiendo un poco de vodka para relajarse y quizá aliviar sus preocupaciones. Tenía pequeños problemas con el alcohol, incluso antes de morir, era algo que difícilmente podía dejar.

–Entonces... ¿Realmente conoces al rey papi?– Angel se había atrevido a preguntar aquello de lo que todos tenían curiosidad, haciendo que inevitablemente le chica se ahogara con su vaso.–

–N-no en realidad, quizá me confundió con otra persona-.– Respondió apenas la chica, intentando no toser.– Y en mi caso solo lo recuerdo de los relatos de mi madre, es bastante diferente a lo que pensaba...–

–Sí, eso dice la mayoría, ¡Pero eso no es importante! Debemos comenzar con nuestras actividades de integración ahora que ___ se ha convertido en nuestra huésped.– Charlie volvía a su actitud alegre, no debía distraerse por pequeñeces.–

Así un día normal en el Hazbin Hotel empezó, haciendo las actividades de redención en las que ___ inevitablemente se vió obligada a participar. No entendía porqué tanto esfuerzo por redimir pecadores, especialmente cuando la exterminación era historia, aún así no quería tirar su fachada, tenía que continuar con su farza hasta que su jefa lo viera pertinente.