Segunda parte

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Ninguno de los dos estaba al tanto de lo que había pasado.

Harry era el asistente de Louis en la sucursal nueva. Era un omega precioso, inteligente y tenaz. Louis no lo había contratado, había sido elección de su jefe y el enigma no podía estar más satisfecho; ni siquiera lo había conocido en persona, había recibido el correo electrónico que le comentaba su ubicación en el edificio y las personas con las que tendría que trabajar una vez llegara ahí.

Harry era un omega de porte distinguido, con una presencia que irradiaba confianza y elegancia. Su cabello castaño oscuro caía en suaves ondas alrededor de su rostro, enmarcando unos ojos verdes, profundos y penetrantes que parecían capturar la esencia de cada persona que encontraba. Su piel estaba adornada con delicados lunares que añadían un toque de encanto natural a su apariencia.

Su vestimenta impecable, compuesta por trajes a medida que realzaban su figura esbelta, reflejaba su buen gusto y atención al detalle. Cada gesto, cada movimiento, estaba impregnado de gracia y refinamiento, como si hubiera nacido para ocupar un lugar en los salones más distinguidos. Y Louis estaba simplemente encantado con su historial de trabajo. 

Solamente con su historial laboral. 

A pesar de su aura de sofisticación, Harry irradiaba calidez y amabilidad en cada interacción. Su sonrisa, contagiosa y radiante, iluminaba la habitación y disipaba cualquier atisbo de tensión. Era un compañero atento y comprensivo, siempre dispuesto a ofrecer una mano amiga o un oído comprensivo en los momentos de necesidad.

Su inteligencia y habilidades no pasaban desapercibidas en el bufete de abogados donde trabajaba como un comodín, haciendo cualquier tarea disponible. Con una mente aguda y una capacidad para resolver problemas, Harry demostraba día a día su valía en el mundo legal, ganándose el respeto y la admiración de sus compañeros.

Pero más allá de su talento profesional, lo que realmente destacaba en Harry era su corazón generoso y su dedicación a aquellos que le rodeaban. Siempre dispuesto a ofrecer una palabra de aliento o un gesto amable, Harry se había convertido en un pilar de apoyo para el equipo, dejando una impresión indeleble en cada vida que tocaba.

Louis había recibido todos los comentarios que la oficina decía sobre Harry, había leído todos los mensajes mientras esperaba en el aeropuerto y repasaba la ubicación y su nuevo puesto. 

Había sido idea de Liam que se cambiara de vivienda, que su jefe le dejaría irse a otra sucursal para empezar de nuevo. Le tomó poco tiempo a Louis aceptar la propuesta, hizo las maletas y metió todas las mantas de Jeanine en una bolsa hermética para resguardar toda última gota de olor—ignorando que ya había pasado un año entero y no quedaba nada de olor, simplemente lo haría por su memoria—. Así que empacó y salió del departamento que tanto les había costado conseguir con sus suelos de universitarios. 

Maia había cumplido un año. 

Louis no podrá olvidar el momento en que empezó a balbucear, cuando se levantaba con rizos rebeldes y ojos brillantes, cuando jalaba su pijama porque quería salir a ver la luna ni cuando lo llamó “baba” por primera vez. Eran memorias de las que jamás se olvidaría y que no tenía el corazón para tratar de ignorarlas. Había comprado una cámara y todos los días se tomaba una foto con su hija, su álbum seguía creciendo y no podía estar más orgulloso. 

Maia se había quedado con Zayn y Liam cuando recibieron una llamada de urgencia. Los alfas no lo cuestionaron cuando Louis les dio la silla para niños en la que Maia dormía, con su pañalera y su bolsa de libros para colorear y leer. La niña ya era muy inteligente, Louis trataba de hacer todo lo posible para que siguiera así incluso cuando tal vez era demasiado. 

Locess: Tell Me Something Just Before You Go ✦ larry omegaverse two shot !Where stories live. Discover now