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De alguna manera, durante los cinco minutos que duró su conversación con Logan y su nueva novia, Camden Market se llenó por completo, haciendo casi imposible que Daniel y Endora abandonaran el lugar, que era la principal prioridad de Endora en ese momento.
—Vayamos por aquí. —dijo Daniel al ver un hueco entre los transeúntes. Inconscientemente, el morocho tomó la mano de la chica y la guió entre la multitud.
Endora no reaccionó al toque de Daniel, su mente estaba mucho más ocupada procesando la reciente interacción con su ex novio, así que simplemente dejó que Daniel la guiara a donde fuera. Unos segundos más tarde, la pareja finalmente se encontró fuera del mercado y una vez más en las calles de Londres y la mano de Daniel todavía estaba sobre la de Endora.
Ninguno de ellos dijo nada durante unos buenos minutos. Daniel se dio cuenta apenas unos segundos después de que se encontraron fuera del mercado que estaba tocando a Endora, sosteniendo su mano, y ella no la quitó y eso le hacía sentir todas las emociones a pesar de que ella no se había dado cuenta completamente de eso. Él la estaba tocando, pero le parecía natural estar tan cerca de ella de esa forma. Daniel no pudo aguantar más sin reaccionar físicamente ante ella, fue casi como un reflejo en realidad, su pulgar rozó muy ligeramente el costado de su mano, justo sobre sus nudillos y ese fue el momento en que Endora reaccionó. No lo hizo de inmediato, dejó que él tomara su mano por uno o dos segundos más hasta que finalmente desenlazó sus dedos con los de él y llevó su mano a su bolsillo.
Ninguno de ellos lo reconoció. Pero había pasado.
—Entonces. —Daniel rompió el silencio. —¿Quieres hablar de eso? —no tuvo que preguntar directamente, ella sabía a qué se refería.
Endora suspiró.
—¿Quieres volver a mi casa? —los ojos de Daniel brillaron sin intentarlo. —Si voy a hablar de eso, debería tener al menos una botella de vodka a mi lado.
Daniel sonrió con comprensión.
—Te sigo. —le respondió.
El paseo fue silencioso pero cómodo. No les tomó más de 15 minutos llegar a esa puerta verde esmeralda con la que Endora estaba tan familiarizada. Daniel recordó la primera y única vez que había estado en el departamento de la rubia y lo pateó con una oleada de nostalgia, sintiendo como si hubiera sucedido años atrás cuando en realidad solo habían pasado semanas.
—Pasa. —dijo una vez en el apartamento. —Ponte cómodo.
Daniel escaneó el lugar como la primera vez, no había cambiado en absoluto desde que estuvo allí, la única diferencia era que estaban completamente solos, a diferencia de la última vez.
—¿Quieres vodka también? —preguntó con ojos suplicantes que no se había dado cuenta que estaba haciendo.
—No puedo beber mientras tomo los medicamentos. —respondió mientras le mostraba su muñeca vendada, casi descontento por tener que decirle que no.
