3 vs 8

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El dojo Sano siempre permanecía pacífica, justo como lo recordaba, tan lleno de paz y serenidad, hacia que las personas se relajen al entrar en el. No contaba con que esa paz que emanaba anteriormente se viera perturbada por los gritos y chillidos de tres omegas muy molestos, y dos alfas que intentaban calmarlos.

Tal vez las únicas personas tranquilas se trataban de la omega mayor de la casa, la señora Sakurako, Wakasa, quien aún se encontraba dormido y el alfa de Izana, Kakucho, quien estaba apartado del ruido en algún lugar de la sala.

Fue Sakurako quien abrió la puerta de entrada luego de que por el ruido, no se hayan escuchado las primeras tres veces que tocó la puerta.

Apenas la puerta fue abierta, una ola de gritos y ruido llegó a sus oídos, siendo aun mas fuerte que antes.

—Takemichi, bienvenido a casa. Pasa, desayuna con nosotros — la omega mayor lo recibió con una cálida sonrisa, haciéndolo sentirse bien al ser recibido de ese modo.

Sakurako tomó las bolsas que Takemichi le ofrecía y se adentraron en la casa.

Mientras mas se adentraba por el pasillo, los gritos se hacían más y más fuertes.

—Disculpa el ruido tan temprano en la mañana.

—No es problema, podría decir que estoy un poco acostumbrado —respondió con simpleza, decidido a continúan la conversación con su suegra pensaba a gran velocidad que decir a continuación.

No pudo decir ni una sola palabra cuando unos cojínes grandes del sillón salieron volando hacia ambos. Con su agilidad, esquivó el que se supone le daría a el y con sus manos bloqueó el que estaba a punto de golpear a la omega a su lado. Sakurako se notaba molesta luego de eso, agradeciendo a Takemichi por evitar ser dada por el cojín. La omega dejó las bolsas en un mueble cercano y se acercó a sus hijos.

—¡TIENEN TRES SEGUNDOS PARA CALMARSE O NO HABRÁ CHOCOLATE, NI DORAYAKIS NI MUCHO MENOS POSTRE PARA NINGUNO DE USTEDES!

Sakurako sabia que sus hijos escucharon su advertencia, y poco a poco los gritos iban mermando pero aun era muy ruidoso como para escuchar directamente.

—Uno... Dos... ¡Tres! — el ruido desapareció en un instante, los tres omegas en conflicto se sentaron en el gran sofá de la sala, completamente derrotados.

—¡No es justo ellos comenzaron!

—¡¿Que?! ¡Tu fuiste la que nos atacó primero!

—¡No culpes a Emma de que eres un alborotador!

—¡No te hagas el santo porque tu fuiste quien tiró su cabello!

—¡Fuiste tú! ¡Eres un idiota, grosero!

—¡Tu eres igual de violenta!

Fue enternecedor ver a los hermanos pelear de esa manera, realmente parecían unos niños. Esperaba eso de Manjiro, al ser tan mimado por su hermano pero Emma parecía tan correcta y tranquila e Izana siempre mostraba una faceta seria y madura en sus reuniones.

Una carcajada se apoderó y salió fuertemente de su garganta, fue tan fue te que llamó la atención entre los gritos de los muchachos.

Los dos alfas mayores de la casa se habían rendido y permanecían en un rincón de la sala con el pacífico Kakucho.

Nuevamente los gritos se apagaron y cada uno de los tres alborotadores lo miraron con sonrojos de vergüenza en sus rostros, sin decir nada y con la boca abierta de la impresión.

—¡Takemichi! —el primero en reaccionar fue Manjiro, levantándose de un brinco y yendo a abrazar a Takemichi.

Takemichi intentaba recomponerse y dejar de reír, pero estaba seguro de que la imagen de los omega Sano se quedarían en su mente el resto de la semana.

Emma saludó rápidamente y corrió a refugiarse en la cocina.

Izana lo miraba con enojo pero su cara era aun graciosa al estar sus rasgos combinados entre enojo y vergüenza.

Sakurako simplemente fue y tomó todos los dulces de la alacena y los guardó bajo llave, nadie los tendría hasta que se acabe el dia y mucho menos tendrían permiso de salir con sus respectivos alfas ni amigos.

Takemichi aun con un par de bolsas en mano, correspondió el abrazo.

—Esta es de parte de Kisaki y Hanma — le tendió la bolsa café a Manjiro. —Esta es mia, abrelas después de que la señora Sakurako no esté tan enojada.— ahora fue una bolsa blanca la que le dio.

La puerta volvió a abrirse y entró a la casa, el alfa de la pequeña Emma, llevaba bolsas en sus manos, con el logo de la pastelería favorita de su omega.

—Wow, está muy silencioso.

—¿Que tratas de decir Kenchin?

—Sí, ¿que tratas de decir Draken? —cuestionó divertido, Izana.

—¡No molesten a Ken-chan! — Emma salió de la cocina con una cuchara que antes estaba utilizando, dispuesta a defender a su alfa.

—Tranquila Emma, no me molestan, es bueno que se lleven bien. — el alfa rodeó con sus brazos a su chica para calmarla. —Ten, entremos a desayunar ¿si?

—Uuuuuuy, son demasiado cursis, iug.

—¡Jodete, Mikey!

—¡Jodete, Kenchin! ¡Izana-nii, oíste lo que me dijo Kenchin! —Mikey se quejó con su hermano, siendo muy típico molestar inocentemente a Draken.

—Shin-nii, Izana y Mikey están molestando a Ken-chan— Emma ahora estaba entre los brazos de su hermano mayor— Son muy molestos.

Los dos hermanos mayores suspiraron, habían mimado demasiado a sus hermanitos.

—Cambio —dijeron ambos, Izana tomó a Emma y Shinichiro a Mikey.

—Ya, ya, Emma, no molestaremos a Ken-chan.

—Calma Manjiro, Kenchin ya no va a molestarte.

Mientras los hermanos peleaban y se reconciliaran al mismo tiempo, los tres alfas sobrantes se dirigieron a la cocina con Sakurako, solo para ver una tierna o graciosa escena.

—Tranquilo pequeño Ken, ya sabes como son, si siguen molestando no habrán mas dulces por el resto de la semana. —Sakurako consolaba a Draken y calmaba su molestia. Sakurako no tenia yernos, al parecer cada adolescente cercano a la familia Sano, eran también sus hijos.

El desayuno transcurrió con calma, con solo unas pequeñas riñas de hermanos y regalos de su madre, una familia muy hermosa sin duda.

De Mikey salio la idea de invitar a sus amigos a almorzar, cada amigo de Izana, Mikey y Emma llegaron a la casa, llegaban con comida o bebidas, todos ayudando a montar la mesa y las parrillas en el patio. Sakurako invitó a Kisaki y Hanma y ellos llegaron con aún mas comida y emoción de participar el el almuerzo familiar.

Al final, no se decidió un menú sino que fueron varios, había desde hamburguesas y carne a la parrilla hasta ramen y dorayakis.

Con todos sentados en la mesa, Takemichi fue presentado.

—Takemitchy es mi Alfa, si lo miran demás los mando al hospital. ¿Deacuerdo?

Pudo notar como las personas a su alrededor los miraban, los rostros conocidos pero no presentados aun se sorprendían pero nada mas allá de eso. El resto que pertenecía a los amigos de Izana y las amigas de Emma, quienes no estaba al tanto de la situación los miraban como si hubiesen perdido la cabeza.

Y como su mirada analítica no podía ser dejada de lado después de tanto tiempo como mafioso, sonrió enternecedoramente e identificó a los posibles obstáculos a eliminar si se diera el caso.

Después de todo, debía ser un buen alfa y no preocupar a su omega...

AGE AND LOVE? [TAKEMAI OMEGAVERSE]Where stories live. Discover now