En un mundo donde la luz y la oscuridad libran una eterna batalla, un ser divino despierta de su largo letargo. Lucifer, el ángel caído, anhela recuperar el amor perdido de Isobel Azrael, la antigua Starlight. Manipulado en el pasado, ahora busca re...
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El pequeño Ángel despertó aturdido y notoriamente confundido, sintiéndose por primera vez cómodo en aquella suave superficie de su habitación. Con un bostezo, restregó su rostro en el objeto, pero al abrir los ojos, se sorprendió al darse cuenta de que no era una almohada en la que descansaba, sino dos redondos senos. Al levantar la mirada, vio con dulzura a aquel Ángel de cabello tan negro como la noche durmiendo debajo de él. Al observar las marcas de mordiscos y chupones en su cuello, recordó de forma borrosa lo ocurrido la noche anterior. Sonrió con felicidad desbordante y se acercó a su rostro, dejando besos por su rostro y cuello para despertarla.
—¿Lucifer...? —habló con voz cansada la divinidad.
—Perdona por despertarte, pero no pude resistirme —ronroneó el Ángel contra su cuello—. ¿Hacemos algo divertido?—propuso y se sorprendió cuando sintió los labios del Ángel tan cerca de los suyos.
Isobel se separó de repente bruscamente de él mirandolo fulminante, se cruzó de brazos al darse cuenta de que casi lo besa, cada vez caí más profundo. Antes de siquiera levantarse de la cama e irse la voz del Ángel caído la detuvo.
—¿Podemos hablar.. Por favor?
Sentados juntos en la cama, se miraron fijamente. Ella mostraba nervios descontrolados, mientras él ansiaba besarla y explorar cada centímetro de su amada al verla tan nerviosa por su presencia, lo cual le provocaba bastante. Sonrió internamente al saber que ella ansiaba de él tanto como el de ella.
—¿Qué querías decirme, Lucifer? —preguntó Isobel, mirando sus manos temblorosas.
La divinidad saltó en su lugar al sentir cómo él la tomaba por la cintura y la acercaba a él hasta que sus cuerpos estuvieron unidos, sintiendo los latidos del corazón del otro. Como tanto les gustaba.
—No me llames así, dime como solías hacerlo antes —rogó el ángel caído con amor en sus ojos—. Por favor...
