~i'm an idiotic fool now

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(Escena aparte de la serie, esto no pasa en la historia).


Ivy y Percy devolvieron el rayo maestro de Zeus, se suponía que ya tendrían que volver del Olimpo, pero no. Seguían ahí.

La chica se había cruzado con su padre, quien la frenó para conversar un rato y saber como iba la vida de su preciada hija. Percy sabía que la relación entre la pelirroja y el Dios era buena, por eso no entendía el cómo una conversación amistosa se convirtió en una discusión.

La niña le había reclamado algo al mayor, solo que Percy no entendió ya que la chica estaba hablando en griego antiguo, ¿cómo? No tenía idea.  Luego le preguntaría desde cuándo sabe hablarlo.

El hijo de Poseidón nunca había visto a su mejor amiga tan enojada, ni siquiera cuando estuvieron en el sótano de Medusa.

Apolo comenzó a hablar (en el idioma que Percy sí entendía por suerte para él) luego de que su hija le reclamara cosas: —Cariño, cálmate. Nosotros no hablamos lo suficiente, deberíamos abrirnos al otro antes de que todo sea demasiado para tí, niña.

Percy miró a Ivy, su boca estaba cerrada en una línea apretada intentando no explotar, y como él supo que ella no iba a tomar la iniciativa para desahogarse, le tocó levemente el barzo con su mano y dijo: —Grítalo.

Con solo esa palabra Gebin tuvo las fuerzas que necesitaba para soltar todo lo que quería decirle a su padre.

—¡No me digas "niña"! ¡No me digas "cariño"! —espetó con furia y con los ojos llenos de lágrimas de enojo. —¡Mira este maldito desastre que hiciste de mi! ¡Tú me mostraste colores que sabes que no puedo ver con nadie! —su expresión de furia cambió a una de derrota y, al cerrar sus ojos por unos segundos, las lágrimas, ahora de cansancio y tristeza, cayeron mojando sus mejillas.

》No me digas "niña". No me digas "cariño" —su voz se quebró. —Mira a la idiota que hiciste de mi. Tú me enseñaste un lenguaje secreto que no puedo hablar con nadie más...

La ojiverde rompió a llorar en los brazos de su padre y Percy, para darles su espacio, dejó caer gentilmente la perla de su padre al suelo, sabiendo que Apolo le daría a su hija una forma de volver.

Mientras Percy esperaba a su mejor amiga en la entrada del campamento, pensó en una cosa que había llamado su atención: los ojos de Ivy se ponían dorados ante una emoción muy fuerte que la niña estuviera sintiendo, pero recién, sus ojos no eran los dorados, las lágrimas lo eran.

Golden // Percy Jackson seriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora