Capítulo I

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Advertencia:  Contenido sensible

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Advertencia:  Contenido sensible. Esta historia aborda temas de abuso, trauma emocional, y adicción, así como desvalorización personal, depresión, alcoholismo, conductas autodestructivas y trastorno del sueño. Se recomienda precaución al continuar. La narrativa exige un enfoque respetuoso y comprensivo. La clasificación como contenido para adultos no se limita exclusivamente a escenas sexuales. Aunque los eventos son ficticios, los escenarios y síntomas emocionales pueden reflejar situaciones reales. Se eliminarán y bloquearán los comentarios o bromas irrespetuosos. La opinión con la intención de juzgar o cosificar a víctimas y sobrevivientes también será eliminada y resultará en bloqueo del usuario. Esta historia, basada en una serie para adultos, requiere la madurez y comprensión de una audiencia adulta. No hay cabida al morbo o curiosidad aquí.

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Los aspirantes a Overlords eran siempre fáciles de estafar. Un poco de música, bastante licor y una boca hablando lograba que jamás notasen sus manos. Husk conocía esos trucos desde hace décadas y los había perfeccionado en vida. Ahora, con un poco más de presión, podría obtener sus almas para apostar en otros juegos. Solo un poco más. Pero una voz en su cabeza, femenina y sabia, le recordó que era hora de parar. La suerte había jugado a su favor lo suficiente para obtener todo lo que quería. ¿Por qué continuar? ¿Por codicia y adicción? Podía perderlo todo.

―Caballeros, creo que no tienen nada más que me interese, ―anunció Husk, su sonrisa demasiado afilada y las protestas tan entretenidas.

La voz en su cabeza se silenció; casi podía oírla reír con deleite, y se sintió orgulloso de sí mismo. Eso también era un juego. ¿Cuánto tiempo podía resistir antes de saltar de regreso a la orilla, a la seguridad de esa voz que lo había salvado décadas atrás y le había hecho tenerlo todo?

Husk movió su muñeca en círculo, y sus garras se rozaron entre ellas. Una estela dorada se levantó y, en poco tiempo, su equipo de seguridad apareció, escoltando a los bastardos fuera de su establecimiento y lejos de su vista. Sus ojos cayeron sobre los nuevos contratos. ¿Qué haría con esos nuevos edificios? Uno era una fábrica; tal vez podría vendérselo a Vox, pero el otro podría ser un club o tal vez un lugar de solo tragamonedas. Pero eso era un problema para el Husk del futuro. Él apareció los contratos en la pila de documentos en su oficina y siguió caminando.

Una de las meseras pasó a su lado con un charol dorado, y él tomó una de las copas, calmando la sed que llevaba teniendo la última media hora. Era licor barato, potente, diluido con agua con gas para dar la impresión de champaña. Todo para emborrachar a los clientes y así apostaran más. Husk se encaminó hasta cerca del escenario; en ese día estaba una de sus mejores bandas, la cantante era excelente, hermosa, elegante y con voz musical. El cover de la canción moderna ambientada en un estilo de los años 50 era perfecto. Pero nadie estaba escuchándola. Nadie la estaba mirando. Su voz bien podría salir de los parlantes que estaban en todo el casino y nadie se daría cuenta de la diferencia. A pesar de su belleza, faltaba algo que hasta una voz en la radio había podido lograr estos últimos años. La emoción. El deseo. El canto de sirena que no requiere un hermoso envase para distraer a todos.

Suerte y SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora