Asustada de chicas lindas y empezar conversaciones

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A veces en el set nos dejaban invitar a nuestros amigos

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A veces en el set nos dejaban invitar a nuestros amigos. Decían algo así como para mantener la amistad y no robarnos los momentos con nuestros amigos, lo mismo que con las salas de estudio. Yo casi nunca invitaba a alguien pero Walker sí. Esta vez vino su amiga Momona Tamada, una actriz con quien ya había trabajado desde pequeño.

A ver, ¿no les pasa que cuando tienen un amigo muy cercano de repente se sienten celosos de que esa persona tenga a alguien más que ustedes? Bueno, así me sentía ahora mismo. En la pre adolescencia es normal sentirse así ¿verdad? No quiero justificar mi estado pero es que... no puedo evitarlo.

Walker y yo solíamos tomar una siesta justos todos los días -mientras se pudiera-. Charlie y Dior no estaban en el set, así que no tenía a nadie más que Aryan y Walker.

Mientras leía, tirada en el suelo, escuché saludos. Muchos saludos. Levanté mi vista y confirmé, había llegado Momona. En un breve instante desee haber invitado a alguien. No me malentiendas, siempre que llega alguien a quien consideras mejor que tú, no está demás quererse ocultarse del mundo.

Así que eso hice. Tomé mi libro y salí lo más rápido y sigilosamente posible de aquella área. Estaba segura de que nadie se tomaría la molestia de buscarme y hacerme saludar a la amiga de Walker. Un sentimiento de reemplazo se instaló en mi pecho al escuchar el entusiasmo de Aryan y Walker al saludarla. Estaba mal, sí. Lo sabía muy bien.

Me metí la cabaña de Hermes, la cual se usaba, de vez en cuando, como una sala exprés de descanso. Me escondí detrás de una litera y continúe mi lectura. Al cabo de diez minutos alguien abrió la puerta. Era mi niñera (porque sí, tenía una. Mi madre tiene un puesto importante en Inglaterra y mi padre se la pasa metido en una sala musical las veinticuatro otras del día. No tenía a nadie más que a ella).

-Hola. ¿Quieres que juguemos a algo? -preguntó suavemente. Cómo solía hablar-. Podemos jugar al UNO.

Negué con la cabeza. No me apetecía nada más que leer en ese momento. Asintió. Ella sabía que me pasaba y yo lo notaba en los gestos de su cara. Apretaba los labios y limpiaba sus manos en cada costado de su cuerpo con un poco de nerviosismo, se balanceaba lentamente hacia el frente y hacia atrás. Conocía todo eso. Estaba tratando de acercarse a mí.

-Podemos... Podemos jugar guerra de almohadas, si quieres...-comenté. No quería decirle que se fuera y hacerla pasar un mal momento.

Asintió y con una sonrisa tomó una almohada y me golpeó. No me lo esperaba pero rápidamente tomé una y se la tiré. Corrimos dentro de la cabaña agradecidas de que las almohadas no fueran de plumas. Ella me atacaba pero yo la atacaba peor. Se mantuvo así, riéndose con su cuerpo delgado, su pelo negro recogido en una gran coleta. De vez en cuando la observaba, deseando que tuviera mi edad y entonces las barreras que teníamos niña-adulto no fueran tan gruesas.

Después de un rato nos cansamos. Ella decidió irse a tomar una botella de agua y yo le dije que tomaría una siesta. Llegué al lugar de las colchonetas, donde siempre quedaba con Walker, me acosté y cerré los ojos. Fue fácil quedarse dormida debido al cansancio.

Esa tarde tomé la siesta sola. Walker no llegó.

Grabé algunas escenas individuales el resto del día. Cuando todo estuvo acabado, dieron la señal de que podíamos irnos.

-Charlotte ¿Te vienes a comer? -Me preguntó el padre de Walker. Cabello oscuro y ese color de ojos azul que compartían-. Iremos a comer hamburguesas, toda la pandilla. Como dicen ustedes. -se rió de su propio chiste o como le llamen.

-¡Lo siento! No voy a poder. Hoy viene mi padre a cenar. -mentí.

-¿En serio? -parecía sorprendido, como si no pudiese creerselo-. El que no vayas va a decepcionar a Walker. ¿Segura no quieres venir?

-¡No! Digo... no. Es que ya sabe, noche de padre e hija. Pero gracias por la invitación, señor Scobell. -terminé de acomodar mis cosas en mi mochila. A lo lejos divisé a Miranda, mi niñera.

-¡Charlotte! -Walker se acercó. El señor Scobell nos dió espacio-. Supongo que mi padre ya te hizo la invitación ¿no?

Sonaba entusiasmado. De verdad quería cenar con todos sus amigos y por esta vez, me incluía a mí.

-Sí, ya lo hizo. Que tengan una buena cena. ¡Hasta mañana! -antes de que pudiera dar otro paso, Walker tomó mi brazo.

Me vio como nunca antes me había visto. Como si hubiese descubierto algo y no estuviera seguro de qué. Me pregunto el porqué de mi negación y yo volví a mentir.

-¿Tu padre? -preguntó extrañado.

-¡Sí! El mismo. De verdad se me hace tarde.

-Charlotte sí es por... -antes de que pudiera terminar lo interrumpí.

-¡Dios! ¿Vino hoy Momona? No la había visto. Con razón no llegaste... -me hice la sorprendida-. Mandale mis saludos. -Sonreí y me solté de su brazo. Salí corriendo a encontrarme con Miranda.

-¿Hamburguesas? -dijo ella al verme llegar.

-No. Hoy cenemos pizza.

Volteé y cruce mi mirada por Walker un segundo, sólo un segundo. Me pareció una eternidad su mirada con esa pizca de extrañeza y arrepentimiento. Dejé de sentir su mirada cuando cerré la puerta detrás de mí.

Esa noche cené como siempre. Con mi niñera. Con el conocimiento que en algún restaurante estaba los amigos con los que Walker se quedaría para siempre.











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Espero se haya captado la esencia de ser "el abandonado" en la amistad. Por mi parte encuentro totalmente justificable los sentimientos de Charlotte.

P.D. Te amo Momona, de grande quiero ser tu bestie 💘

Cambié la portada 😭

𝐏𝐉𝐎 & 𝐖𝐒 | 𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora