𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 | Charlotte Partridge se une al cast de Percy Jackson y los dioses del Olimpo.
Charlotte decide audicionar para interpretar a Annabeth Chase. ¿Consigue el papel? Sí. La completa odisea de Charlotte para convertirse en Annabeth, ac...
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Cada vez que echaba un vistazo en su dirección, él no parecía mirar hacia mí. Apretados era la palabra que nos definía. Seis amigos, todos en el mismo carro nos dirigíamos hacia el restaurante en el que celebrariamos el cumpleaños de Walker.
La madre de Leah, con sus extravagantes vestiduras, nos había hecho el favor de llevarnos. En la parte frontal del carro iba ella, Leah y Aryan en el asiento del copiloto. Atrás, como sardinas enlatadas, íbamos Walker, yo, Charlie y Dior.
Estreche mi cuerpo todo lo posible, cruce una pierna sobre la otra y coloque mis manos a cada lado de mi cuerpo. Walker iba hundiendo el hombro en la puerta, Charlie mantenía la vista en su celular y Dior observaba la vista desde la ventana.
Le eché un vistazo a Walker, iba callado, lo cual era raro. Parecía que le maravillaba el vidrio de la ventana porque nunca dirigió una mirada a nuestra dirección. Las risas de Aryan y Leah se confundían con el gran volumen de la música.
Imagination de Foster the People sonaba en la radio. Todo en el carro empezaron a corear, incluso Walker que había dejado de ver la ventana por un momento. Dior movía el cuerpo —en la medida de lo posible— intentando bailar y Charlie se le unía.
Walker bajó el vidrio de la ventana y el aire azotó en su cara, rápidamente nos envolvió a todos y entonces, la canción, el coro y ánimo parecían haber salido de una pelicula. Nos despedimos rápidamente de una secuencia de edificios, casas y gente caminando.
En un momento de la canción me dió la impresión de que Walker me veía. Choqué con esos ojos azul y una brisa refrescante nos envolvió a los dos. Sonreí. Él bajó la mirada a mis labios y pareció memorizar su forma. Subió lentamente sus ojos a mi nariz, suspiró y su mirada llegó hasta mis ojos.
Sentí su mano izquierda moverse. Su meñique tocó el mío, espero a que me apartase pero no lo hice, así que me acarició con su dedo. En un instante su dedo estaba entrelazado con el mío. La oscuridad de la noche mantenía en secreto nuestro toque.
Nos observamos cara a cara un largo momento y, como si nos hubiésemos dado cuenta, nos apartamos completamente.
Walker, quien antes observaba a través de la ventana, ahora parecía prestarle atención por mil. Yo, junto a Charlie, terminamos jugando al Candy Crush.
Al llegar al restaurante escogí una esquina para sentarme y Walker tomó la otra. Un segundo antes de que soplara las velas de su pastel, me echó una mirada, tan leve y rápida que me dejó preguntándome si yo estaba alucinando.
