48 (epilogo)

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“...No sé hacia dónde vamos

solo sé que

quiero ir contigo…”

Pov San

—Seonghwa, por Dios, ¿cómo puede ser que esté tan nervioso?— gruñí acomodándome el nudo de la corbata frente al espejo por enésima vez en la última media hora.

—No sé porque lo estas, solo es una boda a la que vas de protagonista, no es para tanto— rió burlándose de mí descaradamente.

—Si no tuvieras a Sunoo durmiendo en brazos ya te habría dado un puñetazo por payaso— bufé pellizcándole la mejilla, sabiendo que no se podría quejar mucho para no despertar al bebé.

—Solo tienes que plantarte delante de todos y decir las palabras que estudiaste— afirmó tranquilamente

—¿Qué palabras?— pregunté a punto de sufrir un colapso nervioso.

—Tus votos, los que tenías que escribir— dijo con suavidad.

—¿Queeeee?, mierda se me olvidó, ¿ahora qué hago?— grité desesperado.

—Tranquilo, improvisa, solo di lo que sientes y asunto solucionado, no es tan complicado—

—Ja, ja, que risa me das, ¡idiota!, voy a hacer el papelón— chillé llevándome las manos a la cabeza con frustración.

—Venga, acaba de arreglarte que es la hora, tenemos que salir ahora— ordenó intentando aguantar la risa.

—Hwa ¿y si Wooyoung dice que no?— pregunté aterrorizado, otra vez hiperventilando.

—¿Cómo va a decir que no?, San cálmate, por favor, que tu olor espantará a todos los invitados.

—¿Dónde está mi padrino?— busqué con la mirada hacia todos lados asustado.

—Estoy aquí, hijo— sonrió mi tío dejándome un fuerte abrazo.

—¿Listo?— preguntó caminando a mi lado por la alfombra roja, mientras sonaba la canción de Titanic de fondo y todas las miradas se clavaban en mí.

“No” pensé, estaba tan nervioso que creí que me iba a desmayar.

Con mi traje negro ajustado y unas flores lilas puestas en el bolsillo delantero de mi saco, me coloqué a un costado del altar, esperando ver entrar al amor de mi vida por aquella puerta, buscando confianza en la mirada tranquila de Seonghwa.

Aplausos y una enorme emoción embargaron a todos cuando Wooyoung, del brazo de su hermano Yeojun, entraba por aquel pasillo lleno de flores, con la sonrisa más perfecta que había visto en mi vida.

El terno negro de Yeonjun combinaba a la perfección para resaltar el conjunto que llevaba Wooyoung, con un pantalón blanco y un crop top de pedrería a juego con un saco de gasa blanca cubriendo sus hombros.

Un ramo de gerberas de todos los colores en su mano y el collar que la abuela le regaló para este día especial, que había pertenecido a su madre cuando era joven.

No pude evitar que las lágrimas se me resbalaran y me sentí feliz, pleno, como tantas veces en mi vida me había sentido junto a él.

Aquel brillo en sus ojos, sus labios entreabiertos y sus mechones de pelo cayendo por su frente, con diminutas flores brillantes repartidas por su cabello, hacían que realmente al verlo dudaras de si la imagen que tenías enfrente era real o imaginaria porque parecía un ángel etéreo.

la marca Woosan  Sanwoo Where stories live. Discover now