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El día comienza después de los sucesos ocurridos el día anterior, todos exhaustos de las peleas anteriores. Todos se encontraba descansando en sus habitaciones, nadie había tenido contacto después de que habían entrado a sus habitaciones.

El rey del infierno seguía acostado tranquilamente en su cama, el celular en manos mirando lo que sea para distraerse de su aburrimiento, lo que sea era demasiado bueno para él, ya estaba acostumbrado a la oscuridad y a la soledad después de la grave depresión que tuvo, sin embargo, ahora sentía mucha más calidad en su corazón, la relación con su preciada hija había mejorado, tenía el apoyo de muchos más y la calidez que le brindaban era muy grata, no había sentido en años lo que sentía ahora en su pecho, no estaba solo sin hacer nada, estaba solo, descansando y teniendo la paz mental que tanto había buscado, era un gran avance.

El hambre surgió en él, lo ignoró por varios minutos hasta que la necesidad le ganó en el estómago. Sin ganas algunas, salió de entre sus sábanas y camino sin gracia hasta la puerta de su habitación, abriendola y saliendo con molestia, el hotel era cálido, o al menos eso pensó el rey al salir al pasillo de varias habitaciones, hubiera deseado tener alguna sección para si solo, pero no podía pedir mucho, era distinto a su enorme palacio.

Camino por el amplio hotel, no vio ni a un solo pecador por esos rumbos, Lucifer no era consciente de la hora a la cual se había levantado, aún no salía el sol infernal, solo se veía el cielo rojo oscuro, indicando la noche aún. Al rey no le importó para nada y siguió caminando tranquilamente por el hotel como si fuera su hogar.

Llegó a dónde podría conseguir algo de comida, con una gran confianza se acercó al refrigerador y lo abrió, agarrando lo primero que pudo ver y enfocar por el sueño en su ser, agarro un simple pan, pero para el rey, era la misma gloria para su estómago.

Comía a su ritmo, tranquilo y despacio admirando lo bien que le sentaba el alimento sencillo en su estómago, apenas analizaba el delicioso sabor hasta que sintió una presencia detrás de él, tal vez sabía de quién se trataba.

-Veo que decidió madrugar, su majestad. ¿No cree que es algo irrespetuoso agarrar alimentos sin saber de quién es?

El rey no estaba de humor para aguantar los comentarios tan molestos del demonio de la radio, aún sin tragar la comida en su boca, le respondió con sencillez molesto.

-Vete al carajo.

Dijo para agarrar otros pedazos de pan en su manos y largarse de ahí, tendría que aprender a lidiar con el fastidioso venado, aunque sabía que podría acabar con su vida tan fácilmente, su hija Charlie, lo único que le quedaba, no lo podría perdonar.

-Que maravillosos modales tiene el rey!

Exclamo el venado con su típica voz de estática mientras seguía a Lucifer, su costumbre era molestarlo, se había ganado su odio, aunque era algo medio extraño ya que no podría identificar el porque de su odio, pero con cada acción que hacía el ser más poderoso del infierno, lo ponía de excusa a su odio injustificado, y vaya que los errores del rey no eran pocos.

-Jodete, y baja la voz, podrías despertar a alguien.

Recalcó Lucifer mientras apresuraba el paso y aún comiendo el pan de sus manos, el ceño en su rostro fruncido y sus ojos ligeramente rojos por la furia que crecía en su interior.

Alastor, el demonio de la radio, guardo silencio por unos segundos, siguiendo al rey hasta su habitación en total silencio. El ángel caído le molestó mucho, detuvo el paso y se dio la vuelta, se acercó y le señalo con su dedo índice.

-Mira idiota de mierda, no se porque mierda me sigues, pero no te quiero para nada cerca de mi de ahora en adelante.

Dijo Lucifer en voz baja, sin embargo, en cada palabra su tono iba empeorando, más furioso. El venado permaneció con su sonrisa tan sarcástica y característica de él.

-¿Qué dice señor Morningstar? Solo le doy el mejor trato a los huéspedes.

Respondió el demonio de la radio, con un claro sarcasmo y con intensión de molestar al rey. Lucifer se quedó sin palabras, solo soltó un quejido furioso y alto, corrió hacia su habitación y del marco de la puerta le lanzó un pedazo de pan antes de cerrar la puerta fuertemente, el venado esquivo el alimento y acomodo sus prendas antes de desvanecerse de ese sitio con la ayuda de su líquido espeso negro...

El rey solo entro a su habitación y empezó a golpear unas cuantas almohadas con fuerza, comió su pan sin disfrutarlo en absoluto y se acostó en la cama, estaba demasiado frustrado, ese demonio insignificante para él lo estaba sacando de quicio. Va a ser dura su estadía en el hotel de su hija...

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Hola, solo informó, está historia irá a su tiempo, es un tipo del odio al amor, lamento lo corto que fue el capítulo, pero, en vacaciones tendrá más actualizaciones.

Me despido, un cordial saludo.

Atte: IamYeray

(Srry por la portada)



Pecadores. -Radioapple-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora