Prefacio

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En Newerlhaig se celebra Halloween para los humanos en esta fecha, pero para el mundo sobrenatural no es más que una oportunidad para salir a cazar. Y es que en estos días en la comunidad es la llamada "luna sangrienta"; dónde los alphas se reúnen cada cien años en una muestra de descontrol, en el cual las bestias se apoderan de su cuerpo para así encontrar a su alma gemela mejor conocida como mate. Guiados por el olor, el deseo o una magia inexplicable.

Federick Alcen no es la excepción con su medio siglo, el rey supremo de todos los alphas y los lobos en el mundo. El cual perdió toda la esperanza de que exista eso que llaman alma gemela para él; pero por culpa de sus consejeros y su deber no puede faltar a la celebración. Con su metro noventa, piel morena, ojos azules y cabello castaño; no es que tenga mucho problema en conseguir una hembra que satisfaga su hambre y caliente sus noches en el lecho. Asi qué si de el depende decide continuar con su vida así, ya había visto numerosos alphas encontrar sus mates a lo largo de su vida y se negaba a que algo así le pasará a él.

Ninguna hembra o vínculo ridículo lo haría caer de rodillas. Se negaba, su gran polla nunca sería de una sola hembra cuando podría tener a unas cuantas a su merced.

Entonces está noche no sería diferente se dijo asi mismo, mientras avanzaba hacia la multitud de hombres lobos reunidos; dónde habían tanto hombres como mujeres que eran lobas. No todos  son alphas en su mayoría; también reconocía el olor de betas y omegas.

A lo lejos el ruido de las fiestas de los humanos en la ciudad; la cual era un incordio para sus oídos y su lobo; él cuál odiaba a los humanos tanto o más que él, considerándolos el eslabón más débil de todas las especies.

"¿Estás listo para encontrar a tú luna?"- la voz de su beta a su lado resonó en su cabeza con su tono burlón.

Alex era su mano derecha desde que destronó a su padre en la lucha por la corona y el único al cual le permitía hablarle con tal informalidad sin cortarle la cabeza. Por lo cual solo decidió darle un gruñido antes de situarse en el medio del escenario para hablarle a la multitud reunida, la cual se encontraba expectante.

- Queridos hermanos- comenzó haciendo sonar su voz y todos los presentes bajaron la cabeza a modo respeto haciéndose un silencio absoluto - Estamos reunidos aquí como cada cien años en busca de nuestro mate bendecido por nuestra diosa luna en una luna sangrienta.

Federick hizo una pausa y todos aullaron hacia el cielo en respuesta como indicaba el claro protocolo.

- Hoy nuestras bestias saciarán sus instintos y traerán paz a nuestras manadas, una luna es sinónimo de tranquilidad y equilibrio para nuestras mentes, a la vez que fuerza.- continúo con el discurso de cada año, el cual odiaba ya que no creía en ninguna de estas palabras.

Su lobo en cambio se mantenía en silencio, aunque está noche a diferencia de cada año lo podía notar inquieto, sin poder explicar el por qué. Por más que le preguntara desde la mañana el el palacio el animal se negaba a darle una respuesta. Así que decidió no insistirle.

Ambos compartían el mismo carácter gruñón de rey, por eso eran tan perfectos y poderosos; una sola mitad.

Los lobos comenzaron a ahullar más fuerte ante el asomo de la luna roja por detrás de las nubes
en alegría rasgando sus ropas.

El también podía sentir la euforia y la adrenalina animal en el aire que se volvía más espeso. Era como si todo cambiara y por más que está no fuera su primera luna sangrienta, en cada una de ellas se sentía la misma intensidad.

El fue el primero en hacer crujir sus huesos. Disfrutando de como cada célula de su cuerpo ganaba poder, y dejaba de ser Frederick para convertirse en Volmeron el lobo negro como la noche al que todos los lobos respetaban.

Su lobo se hizo dueño de su mente aullando hacia la luna antes de anunciar hacia los presentes también en su estado lo uno, a través de la conexión mental que compartían.

"Qué comience la cacería"

Todos los lobos se precipitaron en lugares diferentes, las patas y los aullidos era un descontrol total. Muchos que encontraban a sus parejas terminaban apareándose al aire libre hasta en su forma animal y primitiba otros solo continuaban su búsqueda sin descanso por todo lo que durara la noche en el amplio bosque.

Volmeron en cambio bloqueo a Frederick esa noche y siguió ese olor débil a chocolate que percibió en la mañana. Era a penas perceptible pero estaba ahí, y gritaba "MIA" , en cada una de sus células. El olor se hacia más fuerte conforme bordeaba la comunidad de los humanos, hacia la carretera donde una chica vestida de rojo caminaba no muy derecha hacia un auto. Por la velocidad, el vehículo la terminaría matando por lo que sin pensarlo el gran lobo salto haciendo que este se desviará y la chica gritará para luego desmayarse.

"Humanos"- gruño con disgusto acercándose a la chica para arrastrarla lejos de la carretera. Se negaba a dejarla allí; ella era suya, no importa si era una débil humana, aún así era su mate y Frederick tendría que entenderlo.

"Encadenada al Rey Alfa" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora