Capitulo-5

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Pov. Kiara

Sus brazos fuertes me dejan sin oxígeno, me cuesta respirar y siento el más puro miedo pero a la vez mi cuerpo lo recorre una extraña electricidad, que crepita entre sus orbes y la manera en que cambian de color cuando me analizan con la misma mirada de antes, exitación, lujuria, posesión, rabia e incluso asco.

Tengo que apretar los muslos ante su próxima cercanía, sus músculos son como una invitación al pecado, casi parece un ser de otro mundo.

- Estás tan necesitada- gruñe olfateando mi cuello y pega su cuerpo completamente al mío cayendo directamente entre mis muslos su dureza hace contacto directo con mi centro palpitante y se me escapa un jadeo entrecortado.

Por Dios, es tan grande y es monstruoso que me guste su vaiven y que a penas pueda tener el control y pedirle que pare cuando sus caderas giran para volver de nuevo a hacer contacto con más fuerza sin soltar su agarre de mi cuello.

Joder

Cierro los ojos y creo que está va a ser mi muerte. Violada por un loco sexy que para rematar es un monstruoso alfa, hombre lobo o rey. Es completamente de locos.

Este es mi fin.

Debo aceptarlo.

Me resigno y dejo de intentar apartarlo, dejando mis manos caer por lo que se queda quieto y de la nada me suelta haciendo que me entre un ataque de tos violenta, mientras el se gira, caminando de un lado a otro.

- No sé que crees que estás haciendo maldita humana, pero conmigo no va a funcionar - me acusa volviendo al gélido color azul.

Y retroceso protegiendome

- No sé de qué hablas- niego balbuceando.

- Desde ahora trabajarás en mi palacio como una esclava más, tú tarea es atenderme sin seducirme.

- ¿Quién te dice qué quiero seducirte?- protesto por lo absurdo.

- Da igual, hagas lo que hagas nunca te dejaré ir. Tú vida ahora está con la manada.- se señala a si mismo y al lugar.

- Pero por qué, que te he hecho- exigo saber-

- Cruzarte en mi camino- responde cortante para luego lanzarme un uniforme, negro a la cara y salir dando un portazo.

Maldito Imbécil

- Ahhhhhhh- grito en la almohada con toda la rabia y la impotencia acumulada de estos días.

No tengo ni idea de cómo demonios saldré de aquí. Pero juro que haré hasta lo imposible por regresar a mi vida no importa lo que tenga que hacer. Eso lo prometo, por mi abuela.

Quizás sea hora de cambiar la estrategia y luchar.

"Mata a la bestia"

"Mata a la Bestia"

"mata al Rey"

Susurra de nuevo esa voz que me produce jaqueca. No sé de dónde sale, todo es tan extraño desde que estoy en este castillo. Ya no distingo que es real y que no. Pero no puedo perder la cordura si deseo salir de aquí. Por eso el siguiente plato de comida que traen más tarde no lo rechazó, aún cuando corro el riesgo de que pueda estar envenenado.

Y agradezco que el Rey no se vuelva aparecer más en la habitación en mi que queda de día. Mañana empiezo a trabajar, por lo que está la mínima esperanza de que por fin pueda salir de estás cuatro paredes y con suerte planear una manera de escapar.

Tardo en dormirme, pero cuando lo hago, despierto con mis pies llenos de sangre, me duele pero sigo caminando en las piedras del castillo. Mi vientre sangra y a la vez está tan hinchado que duele. Camino como si me conociera el lugar, pasillo tras pasillo hasta llegar a un espacio abierto donde llace el Rey tirado con los ojos cerrados en un charco de sangre haciendo contraste con las rosas blancas en enrredareras a su alrededor.

Su piel carece de vida tornandoce de un color violáceo, mientras me arrodilló a duras penas, sintiendo como se me desgarra el pecho. Mientras de mis manos cae un puñal de rubíes y de su pecho la herida.

- Nooo- despierto entre gritos en la habitación oscura.

Solo fue una pesadilla, me digo a mi misma intentando regular mi respiración. Pero se sintió tan real, que miro mis manos temblando. Mi corazón late sin parar.

"Es el destino"- susurra de nuevo esa voz.

Y tapo mis oídos, como si así pudiera callarla.

- ¡Déjame en Paz!- grito a la nada.

Pero esa misma voz se empieza a carcajear en mi cabeza y me acurrucó de forma fetal. Hasta que unos brazos me acercan a un pecho cálido. El pecho de mis sueños y pesadillas. Mi cielo y mi perdición. La tormenta y la calma.

Solo por esta vez, me relajo envuelta en su olor. Y me quedo dormida con el sonido de sus latidos, sintiéndome por primera vez en paz desde que estoy en este lugar.

#

Despierto sola ante el sonido de la cerradura de la habitación y los pasos de la señora de antes.

El olor del Rey impredna las sábanas y mi cuerpo, debería quitarlo pero en cambio algo dentro de mí se siente bien con su aroma.

- Vístete y sigueme- habla la mujer y asiento sin querer discutir. Se qué se refiere al uniforme por lo que voy al baño al ver que no se mueve y ni loca pienso cambiarme delante de ella.

Ya cambiada y con una coleta que organizo con mis dedos, comprobando que estoy presentable salgo más calmada dispuesta a enfrentar lo que sea con tal de escapar.

La mujer asiente complacida ante mi obediencia y comienza a caminar sin comprobar si la sigo o no. Por lo que trato de mantener su paso aunque se me hace difícil.

Sobre todo cuando salimos a los corredores del palacio. Lleno de adornos antiguos que me dejan embelesada. Por los detalles de oro. Era como estar en el castillo de la bestia. Y por una parte río ante lo absurdo y aclaro mi garganta ante la mirada de la mujer.

- Lo siento- susurro y volvemos al silencio según avanzamos pasando algunos hombres fornidos con el uniforme de lo que reconozco como guardias. Todos portan una estatura que da miedo, y no llevan armas. Pero no creo que la necesiten.

Solo de recordar la manera que se transforman me da escalofríos e intento apartar mis pensamientos de ese pelaje negro y ojos dorados.

Salimos al aire libre por unas escaleras, dónde por un momento me quedo estática ante la imagen que me espera.

Al impactar mis ojos, en esos tan similares a los míos.

- Abu - susurro corriendo hacia la anciana que me espera de brazos abiertos sumiendome en su pecho cálido.

Y por primera vez en todos estos días siento que he vuelto a vivir y sentirme en casa. Ya que toda la esperanza regresa, mientras sus manos acarician mi cabello con cariño.

Fuera de esta pesadilla. Del hombre que llace a mi espalda alzándose con todo su porte de Rey. O de la mirada de odio que me da mi hermana la cual está sujeta por dos guardias al lado de mi abuela.

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⏰ Last updated: Apr 07 ⏰

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