Capitulo-2

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Pov. Federick

Mi lobo se había vuelto loco, al marcar a una simple humana como luna de todos los lobos. Es verdad que la hembra es deliciosa y menuda; y su olor es otra cosa. Pero me siento ofendido que la Diosa la halla puesto como nuestra pareja. Me niego a aceptarla, razón por la cual Velmorm no me habla en la mañana cuando recupere el control de mi cuerpo.

Dejé a la chica  en uno de los calabozos del palacio después de vestirla y sacarla del sótano de la cabaña en el medio del bosque en la cual la había hecho MÍA. Todavía recuerdo su sangre en mi polla y me dan deseos de bajar allí y volver a tomarla. Una parte de mí quiere perder el control, pero la otra sensata me recuerda lo obvio.

Ni si quiera sé si la chica sobreviva a la marca de mis dientes o al bebé lobo que pronto estaría gestando; razón por la cual no quería una humana como pareja. Es como un castigo de la Diosa y una ofensa para nuestro pueblo. Nadie debía enterarse de que encontré mi pareja.

Me dirigí hacia mi habitación, concentrado en sumergirme en una ducha en mi baño para refrescar mi cabeza y el mal humor de Velrmom él cuál tarde o temprano tendría que entender que esto es lo mejor.

Muchos de mis sirvientes bajaban la cabeza a mi paso sin dirigirme la palabra y mi beta aún no se había reportado, cosa que me era extraño en él; pero que lo iba a lamentar cuando apareciera.

Al abrir la puerta me encontré con Irina desnuda en mi cama abierta de piernas y con la sonrisa traviesa que la caracterizaba. Su pelo rubio brillando en mis almohadas y mis sábanas negras, al igual que sus curvas, sus pechos grandes y turgentes, rosados como la coloración de su zona íntima. Y lo mejor una hembra loba y guerrera, que siempre había servido a mi pueblo hija de nobles.

"No te atrevas a tocarla"- gruño mi lobo en mi cabeza.

"¿Ahora decides hablarme?"- suelto burlesco y enfurece dándome una punzada; y tratando de tomar el control de mi cuerpo. Pero es en vano ya que tanto él como yo sabemos que en los días que no son luna llena, sangrienta o semana de celos, mi sangre real lo somete a mí poder y mi voluntad.

- Bienvenido mi Rey- me saluda la rubia inclinando la cabeza y viniendo hacia mí gateando hasta estar en mis rodillas - ¿Tuvo una buena cazeria está vez?

Sus preguntas y el tono de celos en ellas, si antes alimentaban mi ego ahora mismo me molestan. Por lo que no la dejo hablar y simplemente la tomo del cabello fuerte poniéndola de pie para acercarla a mi aliento.

- Menos hablar y más acatar- advierto y ella sonríe complacida cuando tomo su boca, en un beso salvaje que me lleva a los recuerdos de mi pequeña mate, comparándola con la rubia que siempre ha sido una de mis amantes.

Y sí antes sus besos me prendían ahora mismo me parecen aburridos y me dan punzadas en la cabeza por la lucha de Velmorm así como dolor en el pecho.

"Estás siendo un idiota y la estás haciendo sufrir en estos momentos"- advierte en mi mente.

Y eso lo sé claramente ya que es una simple humana,ni si quiera sé si dure una noche más. Maldita Diosa luna.

"Es nuestra mate, si muere o nos odia me niego a volver a cambiar. No te hablaré en siglos"- continúa el lobo en mi cabeza.

Por lo que gruñó y aparto a la rubia de mis brazos que cae en el suelo.

- Señor...- jadea pensando que es uno de mis juegos rudos de cama ya que tengo una mente retorcida en cuanto a placer.

- Lárgate de aquí Irina y no vuelvas a entrar hasta que yo no te llame- ordenó dirigiendome hacia mi baño.

"Encadenada al Rey Alfa" Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα