Capítulo 17

1K 101 73
                                    

MELODY

Si algo es cierto, es que ninguna persona es más lista que todas. No, siempre hay alguien que puede llevarle la contraria y hacerle ver que hay alguien que puede estar varios pasos por delante.

Claro, salvo en el riordanverse con los hijos de Atenea, en donde se entiende que solo un hijo de Atenea, puede vencer a un hijo de Atenea. Es algo que no está explícitamente escrito en los libros, pero que fácilmente puede ser muy cierto.

Desde la llegada del abuelo a casa, me he dado cuenta de eso, estoy acostumbrada a ganar, pero el abuelo siempre me recuerda que existen personas que pueden ver cosas que yo no, y eso está bien y no debo sentirme mal por ello.

Siempre estuve sola en esta casa, mis padres siempre han estado muy enfocados en lo suyo y yo…he sido desplazada o desterrada a vivir entre maquinas.

Por eso es que paso la mayor parte de mi tiempo en casa o en mi laboratorio, porque ya es a lo que he estado acostumbrada desde siempre. Como por ejemplo, a que cada cierto tiempo debo cambiar de cursos, hacer otros  e ir adecuando mi horario académico a cada uno de esos cursos que mis padres eligen.

A este paso, aprenderé hasta a confeccionar vestidos…

Mi vida social en gran parte de mi infancia fue durante clases y cuando Violet me visitaba o me dejaban a mi visitarla…

Eso me hace recordar cuando la conocí, lo cual, me roba una pequeña sonrisa en medio del juego.

Nunca voy a olvidar aquella tarde después de un día tormentoso en la que me escapé de casa para jugar afuera a saltar en los charcos, y, fue ahí, en donde arruiné un hermoso vestido rosa de brillitos de una niña castaña. Al principio Violet quedo petrificada al ver su vestido, lo que hizo después fue vengarse saltando en otro charco para llenar ensuciar mi ropa también. A raíz de esa mini pelea en los charcos, nos reímos del aspecto feo de la otra y, esa misma tarde, comenzó nuestra amistad.

Mi mente viaja desde ese recuerdo y regresa nuevamente a mi infancia estando lejos de mis padres, y, si estaban, no…no había mucho cambio. Ellos enfocados en lo suyo y yo en lo mío. Mamá se dedicaba solamente a “mejorar” mi manera de vestir, y criticando otros aspectos que según ella debía mejorar. Mientras tanto, mi padre no decía nada.

No lo negaré, tal vez en una que otra ocasión llegué a compartir y a divertirme con ellos pero…era algo que sucedía cada cierto tiempo. Cuando las estrellas se alineaban o en algún punto de este mundo una fuente de los deseos escucho mis plegarias y me permitió compartir con mis padres.

Si algo tenía muy claro, es que yo, Melody Downey García, debía ser perfecta, en todo, sin importar que mi cerebro estuviera a punto de colapsar o mi cuerpo debido a tantas actividades a cumplir desde pequeña, yo…siempre debía ser perfecta.

Antes pensaba que, si era la suficientemente perfecta y lograba grandes cosas tal vez…solo tal vez…mis padres…ellos… estarían más conmigo.

Pero, me equivoqué…fui una tonta al pensar de esa forma.

Aunque ya no trato de ser perfecta por obligación, aun así es algo que ya está instalado en mí, es ese algo que no puedo sacar tan fácilmente, siempre estoy tratando de superarme más cada día. En ocasiones suele ser muy agotador ser así.

De reojo observo a los androides desplazándose por el lugar y eso me hace fruncir el ceño, y me genera una sensación de recelo…es increíble que mis padres inviertan más tiempo en máquinas y en un mundo de mierda que en su propia hija.

A veces…es como…

Como…si yo…

Demonios…

Como si yo fuera un experimento más del montón.

Si alguna vez estamos juntos...Where stories live. Discover now