17.- Mi elección.

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La semana previa a la boda de Jimin y Hanni se convirtió en un tormento para Jungkook

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La semana previa a la boda de Jimin y Hanni se convirtió en un tormento para Jungkook. No había dormido prácticamente nada, consumido por las peleas constantes con su esposa y la desesperada búsqueda de contacto con Jimin. La tensión en su hogar era palpable, y las discusiones se volvieron el pan de cada día.

Desesperado por encontrar algo de paz, Jungkook decidió abordar el tema con Amy. Le habló sobre la posibilidad de una ruptura entre ellos, esperando que esto pudiera aliviar la tensión en su matrimonio. Sin embargo, la reacción de Amy fue devastadora.

En lugar de comprender sus preocupaciones, Amy estalló en una furia descontrolada. Le advirtió a Jungkook sobre las consecuencias de continuar con sus pensamientos de separación, amenazándolo con quitarle la custodia de sus hijos y prohibirle verlos. Acusó a Jimin de volver a lavarle el cerebro, un reclamo que, aunque era cierto, resonó profundamente en Jungkook.

Las palabras de su esposa fueron como un golpe en el estómago para Jungkook, quien se encontraba en una encrucijada emocional. Sabía que su matrimonio estaba en crisis, pero enfrentarse a la posibilidad de perder a sus hijos lo llenaba de miedo y angustia. Se sentía atrapado entre el deber hacia su familia y los sentimientos que aún albergaba por Jimin.

—Así que aquí estás —dijo Yoongi al entrar a la oficina del pelinegro, notando su semblante pensativo y su tendencia al silencio en los últimos días.

La voz de su amigo sacó a Jungkook de sus pensamientos, y al observarlo, notó que Yoongi lucía más delgado, con ojeras evidentes y desaliñado.

—¿Qué demonios te pasa? ¿Estás bien? Pareces enfermo —cuestionó Jungkook al ver el estado demacrado de su amigo.

—Sí, estoy bien, solo un poco cansado —afirmó Yoongi, tratando de restar importancia a su apariencia.

Jungkook sabía que su amigo mentía, sintió la necesidad de ayudarlo. Había pasado tanto tiempo en lo de Jimin que no había notado cómo Yoongi había empezado a deteriorarse en las últimas semanas.

—¿Sabes que puedes confiarme cualquier cosa, ¿verdad? —le recordó Jungkook, preocupado por la salud de su amigo.

—Lo sé —suspiró Yoongi—, estoy bien, de acuerdo.

Después de un breve silencio entre ambos hombres, Yoongi finalmente compartió la razón por la que había ido a ver a Jungkook. Explicó que el padre de Jungkook lo había estado buscando, insistiendo en que le entregara el expediente de Jimin. Ante la negativa de Yoongi, el padre de Jungkook se había molestado, pero la situación había tomado un giro inesperado cuando un colega de Yoongi le había informado sobre los planes del señor Jeon. Parecía que estaba decidido a reabrir un caso de malversaciones en la empresa y utilizarlo como una oportunidad para volver a meter a Jimin en prisión. Era una noticia preocupante y sugería problemas aún mayores en el horizonte para Jimin.

Más tarde, en el estudio de la mansión de sus padres adoptivos, Jungkook esperaba ansioso la llegada de su padre. Cuando este finalmente entró, su rostro estaba serio y determinado.

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