Desire Noche Inmoral (+19)

Capítulo 3

Swan Lake

Capítulo 3

—Una sierva saluda a su majestad... —. Dijo la joven agachada. Su sumisión era absoluta.

—¿Cómo están tus heridas? —. Preguntó con cuidado mientras analizaba la figura que tenía enfrente —¿Descansaste bien?

—Si, majestad.

Él estaba algo alterado en su interior de que fuera la verdadera Odette. Tenía sus dudas de que fuera una impostora.

Era bien sabido en el reino que la hija del rey estaba perdida.

—Aunque te pareces a Odette. Debo estar seguro de que eres ella —. Soltó con suavidad mientras observaba con atención su comportamiento.

—No lo soy, Majestad —. Soltó en un suspiro. —No soy tu hija.

Los ojos de Rehyz se abrieron tanto que no podía creer lo que oía de su boca. Con un suave aliento la miró consternado.

—No te entiendo... —. Estaba seguro de que era Odette. No había duda desde que vio ese rostro. Ya lo tenía grabado en su memoria —¿Dices que no eres ella?

—No. No lo soy —. Colocó una mano en su pecho.

Y era la verdad. Ella no le mentiría porque si le decía la verdad entonces podría ser libre. Libre de Rehyz. De todas formas él no había visto a su hija en muchos años así que era seguro que le creería. Además, no dudaría de ella ya que cualquier mujer de burdel desearía algo como eso.

Todas las mujeres soñaban con convertirse en princesas. Así fue para la Odette original que pensó que tenía un compasivo padre.

No fue así.

Él la echaría del palacio al darse cuenta de que no era ella. Lo pensó durante todo el día y así viviría una vida plena.

Sin embargo, lo que sucedió la desconcertó. Él se rio primero en un murmullo y luego soltó una carcajada muy profunda.

—¿Tú...? ¿Qué has dicho...? —. Sonrió tanto que olvidó mantener su control emocional al mínimo para no ser impulsivo — ¿Y si no eres la princesa Odette, entonces quién eres?

No sabía qué decir porque no recordaba su nombre. Nada de su anterior vida.

—Mi nombre es Odile —. Soltó con suavidad. —Soy una simple cortesana de un burdel que intentó escapar y terminó en vuestros dominios.

Él alzó una ceja sin poder creerlo.

Fausto estaba atónito al ver algo así porque él estaba seguro de que ella era Odette. Tenía su rostro grabado en su memoria.

—Mentirle al rey es un pecado que se paga con la muerte —. Soltó Fausto con prepotencia —¿Lo entiendes?

Ella supo de inmediato que él era el escudero y paje de su majestad. Su mano derecha. Lo miró por el rabillo del ojo y era como en el libro: Un jóven de cabello rojizo, de ojos color castaño y de facciones largas, huesudas.

—Mi intención no es engañar a su majestad.

—Tal vez, no recuerdas quien eres y es por eso que has decidido que no eres mi hija.

—No. No es verdad —. Seguía con la mirada baja —No soy tu hija... solo soy una prostituta... te digo la verdad.

Estaba pensativo con respecto a las declaraciones de su hija. Por un lado, pensaba que si lo era. De verdad, sabía que ella era Odette Von Rolthbalt. Pero, por otro lado. Su hija dejó de ser suya cuando fue secuestrada...