Desire Noche Inmoral (+19)

Capítulo 7

Swan lake

Capítulo 7

Los ojos de la chica pararon en los de Rothbalt. Mientras terminaba de escribir edictos reales se puso a ojear algunos libros. Nunca había tocado los de la parte superior de las góndolas que estaban bien arriba y subió con destreza. Acostumbrada.

Agarró un ejemplar y lo miró con cautela. Pasó sus manos sobre la tapa. Parecía un viejo cuento de hadas. Lo abrió y en su interior encontró las posiciones del amor que ya había visto que practicaban la servidumbre cuando los veía entre rendijas o agujeros.

Lo ojeo con cautela para no despertar sospechas en Rolthbalt. Sus dedos pasaron por dibujos que eran bastante ilustrativos. Eso serviría. De hecho tomó otro que le causaba poco interés y bajó los dos para disimular.

Miró en detalle a Rolthbalt.

El parecía no haberse dado cuenta de lo que vio con sus ojos mientras sutilmente, Odile bajaba por la escalerilla. Tenía unas piernas hermosas. Esas medias parecían apretar los muslos Con tanta fuerza que en el borde de su muslo se enrojecía la piel.

Había prestado atención. Ella se hacía cada vez más hermosa. Sus largas piernas, su pecho moderado; una deliciosa cereza que a veces se tornaba un tanto visible por el corset apretado que solía usar, un rostro de proporciones canónicas.

—Odile...

Ella dio un respingo y le sonrió. La chica puso aprueba su plan y quería ver hasta dónde podría empezar a meterse en los deseos de su majestad.

Se acercó hasta estar a su lado, bajo para mirarlo.

—Una sierva espera instrucción...—Dijo con vos especialmente sedosa.

Él estaba un tanto desconcertado. Ella aprovecho para poner la mano en el hombro de Rehyz mientras la otra descansaba sobre la mesa, a un lado de la taza de té.

—¿Padre?

Se concentró en la mano que puso sobre su cuerpo ignorando la otra. Ella empujó la taza con el contenido y la dejó caer sobre las piernas de él.

Él soltó un suave gemido al sentir el calor del líquido. No era exagerada la temperatura, pero si molesta.

Odile dijo con preocupación llevando el mandil a los pantalones de rey —Lo lamento —.quería parecer apenada —Fue mi culpa majestad.

Frotaba la tela con algo de fuerza, hacía fricción y se pegaba más, más, más al cuerpo de Rehyz hasta estar casi encima de él.

—Está bien, Odile —. Quería quitársela de encima.

La chica había levantado tanto su mandil para limpiar que él se fijo que se veía en comienzo de sus nalgas en el borde de la falda.

Él que no había tocado hace tiempo a una mujer, no de ese modo soltó un lamento. Tampoco era correcto tocarla a ella y por eso, trato de quitarla.

Odile sintió que aquella cosa que estaba dormida había despertado. Agarró de la cintura a la desesperada sirvienta. No, a su hija.

Se sintió avergonzado de pensar que era delicioso ver como sus manos se cerraban totalmente en la cinturita de la pelinegra.

Ella dejó escapar un jadeo por su apretón repentino.

—Padre...

—Retírate, Odile.

—Pero...

—Tus labores terminaron—. Le indicó fingiendo severidad.

Ella tomó los libros que tenía y trato de hablar con él —¿Debo traer otros pantalones?