La Reencarnación De Lilith

Culpa

Dominic:

—Dante —le llamo antes de que salga. Sin voltear me responde;

—Déjame en paz, esto es tu culpa, si le pasa algo a mi hermano te juro que no me quedaré mirando y lo pagarás.

—Ya lo estoy pagando, ¿tú crees que quería esto? —Suelta una risa con ironía.

—Si eso fuera verdad, dejarías de hacer toda esa mierda, ¿qué pensabas que pasaría?, sabes que está prohibido que los arcángeles tengan hijos con humanos, es por una razón —me responde molesto y sale a paso rápido de la habitación.

Mi madre me observa, y no me atrevo a decir nada más, sé que está enojado y lo entiendo, una discusión no llevaría a nada. Me doy la vuelta y voy a mi despacho, sirvo otro trago de whisky y me siento frente al escritorio, suelto un suspiro con frustración, me dejo caer en el respaldo del sillón y cierro los ojos intentando calmar esta sensación tan amarga. Tienen razón al culparme, pero es algo que ya no puedo cambiar. Pasan unos minutos y la puerta se abre, es mi hijo de nuevo. Deja caer una carpeta sobre mi escritorio, yo me enderezo y la observo.

—¿Por qué? —me exige una respuesta.

Abro la carpeta y veo las fotografías de una mujer y tres hombres asesinados, mi atención se va a los sacerdotes que hay en la escena, regreso mis ojos a él sin entender lo que quiere.

—Esperaba que quisieras hablar sobre tu hermano y no de esto. La iglesia ya no es mi asunto —respondo y él frunce el ceño.

—¿Cómo que no?

—Hijo, me alaga que creas que toda la porquería de esta ciudad tenga que ver conmigo, pero lamento decepcionarte, no sé quién son estas personas ni porque matarían a unos sacerdotes —contesto manteniendo mi tono relajado.

—No quieras verme la cara de idiota, al final siempre sale involucrada la Cosa Nostra y tú eres la cabeza de esa mierda.

—No me gusta tu tono, Dante.

—Y a mí no me agrada lo que haces y aun así lo sigues haciendo —dice y yo suelto un suspiro intentando no perder la paciencia.

—Entiendo que estés molesto y que quieras culparme de todo lo malo de esta familia, pero no voy a tolerar que me hables así, intento ser paciente contigo.