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Remus sonrió mirando al pequeño niño de tres años correr torpemente en la nieve. Sus pequeños pies hundiéndose mientras se movía. Los anteojos encantados para que no se cayeran o se rompieran mientras el niño jugaba. El sol brillaba en lo alto del cielo, una cosa extraña considerando que estaban en pleno invierno y que el día anterior había estado nevando.

"Ten cuidado, Harry." Le dijo, su espalda apoyada contra el tronco de un enorme árbol que estaba a diez tres metros de su casa, donde anteriormente Remus había estado construyendo una casa del árbol para Harry. Una construcción que se detuvo con la llegada del invierno, sin embargo, no importaba. Harry todavía tenía tres años y la casa de árbol era destinada a un niño de seis años o más, todavía le quedaban al menos tres años para terminar la casa de árbol de manera perfecta y segura para niños.

"¡Sí, tío Moony!" La vocecita infantil del niño le respondió. Harry se agachó, pareciendo mirar algo en la nieve. Su cabeza cubierta con un gorro de lana rojo que alguna vez le perteneció a Remus cuando era niño. De hecho, la mitad de la ropa de Harry fue de Remus alguna vez. La otra mitad era ropa de Harry comprada con el dinero que Petunia le entregaba a Remus cada vez; dinero que, aparentemente, Dumbledore le enviaba a la mujer para mantener a Harry.

Petunia y Remus tenían una relación cordial entre ambos. Ellos se reunían una vez al mes en un parque al azar. Petunia le entregaba el dinero a Remus, le daba un vistazo rápido a Harry y luego se iba rápidamente junto a su propio hijo del lugar. No tardaban más de cinco minutos, a veces menos. Sus encuentros fueron siempre casuales, fingiendo iniciar una conversación como si fueran desconocidos mientras los niños jugaban en un mismo sector. Petunia deslizaba sutilmente un sobre junto a Remus y luego alguno de los dos adultos fingía tener algo que hacer y se alejaban del otro. Normalmente Remus siempre compraba helado para Harry porque al niño le encantaba el helado (Remus tuvo que aprender a preparar helado casero), alguno que otro juguete que al pequeño Harry le gustaba y el resto del dinero era usado para comprar comida, cosas de higiene, semillas para su huerta y el resto era para los ahorros en caso de emergencia.

Funcionaba bien.

Harry estaba creciendo saludablemente según él médico; medico que Petunia había recomendado luego de que Remus apareciera con un Harry enfermo una vez, alegando que la no quería que Remus apareciera en su casa de nuevo con un niño enfermo. Era un buen médico, un viejo muggle gruñón, pero de buen corazón que controlaba a Harry una vez al mes.

Por otra parte, Petunia había cedido la custodia de Harry a Remus. Fue en silencio y de forma cuidadosa, bajo todos los términos de la ley, en el mundo muggle. En el mundo mágico no se pudo, pero Remus todavía estaba trabajando en eso. Ah, y Remus había convencido a Petunia de leer el testamento de Lily y James en Gringotts. Los duendes estuvieron encantados, especialmente después de saber que las bóvedas Potter seguirían en funcionamiento ahora con Remus como tutor legal mágico de Harry Potter según lo que dictaba el testamento de Lily y James Potter (aparentemente lo habían designado como tutor legal en caso de que Sirius no pudiera ejercer su rol como padrino. Remus creyó que fue Lily quien ideó aquello porque Lily siempre pensaba en todo). Lo mejor fue que, como el testamento había sido leído, ni Dumbledore ni nadie podrían hacer nada ahora. Un testamento mágico fue sagrado y se tuvo que obedecer fielmente, especialmente si era un testamento de un patriarca de una casa poderosa como lo fue James.

Posiblemente Dumbledore ni siquiera sabía que Harry ya no estaba bajo su tutela y no se enteraría a menos que deseara visitar la bóveda de los Potter, lo que Remus dudaba que él anciano hiciera. Simplemente no parecía algo propio de Dumbledore meterse en bóvedas ajenas.

"¡Tío Moony, mira!" Harry gritó, mostrándole la pequeña pelota (que más como un huevo deforme) de nieve al hombre. "Pelota." Le dijo. Esa fue su palabra del día.

Reflejos iridiscentes |Severitus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora