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No podía ver nada, seguramente por tener los ojos cerrados, pero le pesaba tanto abrirlos...

Ignoraba el pitido constante a su lado, dejando que el aturdimiento se encargara de volverlo un sonido distante.

¿Dónde estaba...?

Vamos, que era obvio.

Trató de hacer memoria sobre por qué debería estar en un hospital.

¿Otra vez un arrebato de Mob? ¿De algún otro psíquico poderoso? ¿Se había caído por las escaleras?

Cedió ante la curiosidad al escuchar la puerta abriéndose.

Lo primero que vio fue el blanco cegador de la habitación, luego, la figura de un aparente doctor parado a su lado mientras tomaba nota de lo visible en la pantalla del monitor cardiaco.
Al parecer fue descubierto, pues el hombre pasó a centrar toda su atención en él.

_ Veo que ya despertó, Sr. Arataka. ¿Cómo se encuentra? ¿Algún malestar en particular?

El omega parpadeó perezosamente, subiendo la mirada para hacerse un autoexamen.

_ Solo... estoy algo mareado...

Quien lo atendía cabeceó en aceptación, tomando nota.

_ No se preocupe, es por las pastillas supresoras que le administramos. Fue una dosis un poco más fuerte de la habitual, pero no dañina, no se preocupe.

¿Pastillas supresoras...? ¿Para qué le darían eso si faltaban tres semanas para su celo?

_ ¿Por qué estoy aquí, doctor?

Apenas lograba hablar correctamente por el adormecimiento.

_ Usted y su pareja destinada se cruzaron por primera vez, al parecer. Es normal entrar en celo cuando eso sucede, pero por algún motivo ambos se desmayaron... ¿tal vez por la fiebre?

Ni él mismo parecía entender muy bien la situación, pese a dedicarse a la medicina.
Eso de las parejas destinadas era un asunto que ni la ciencia lograba corroborar o negar. Un misterio más de la evolución humana.

Reigen sintió sus pupilas contraerse al repetir mentalmente las palabras del funcionario de la salud.

¿Que se encontró con su pareja destinada? ¿Quién? ¿Cuándo?

Si no mal recordaba, estaba tranquilamente en su oficina con Serizawa y no pasó absolutamente nada hasta que fue a recibir a...

Diablos, no... no podía ser posible...

_ Doctor..._ Llamó, asustando un poco al beta por la repentina aura negativa que emitían sus feromonas, tan fuerte que hasta alguien sin género secundario podía sentirla. _ ¿Quién es mi pareja destinada...?

(...)

Ahí estaba él, dejando que su cabello anaranjado se meciera con el viento e interrumpiera ocasionalmente su visión. Eso le permitía ignorar la gran altura que brindaba estar en el tejado del hospital, apoyado contra la barandilla.
Obviamente no planeaba arrojarse de ahí, pero cualquiera que lo viera así, tan deprimido, pensaría que está por hacerlo.

Le pareció irónico como tantas personas se suicidaban en instituciones que son justamente para salvarles la vida.

Escuchó pasos detrás de él, únicamente dándole atención a esa persona cuando ya se encontraba a su lado.

_ Perdón..._ Murmuró sin poder ver a los ojos a la madre de Shigeo, quien negó con la cabeza.

La fémina parecía estar meditando qué decir, mirando perdidamente hacia el abismo.

Espera | MobRei |Where stories live. Discover now