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Debió suponer que no volvería.

Es decir, ¿quién en su sano juicio perdería la oportunidad de estar con alguien adorable y pequeño solo para acompañarlo a él? Un omega con pinta de beta al que le sale barba por la mañana y está demasiado mayor para procrear.

Sí, claro. Alguien sin neuronas o desesperado por amor.

Deseaba que el mundo ardiera solo porque le tocó la mala suerte de que su alfa destinado casualmente fuera un joven catorce años menor que él y le tuviera que dejar tirado por temas legales, para ahora también tener que pelearse con un vendedor porque le quiere cobrar hasta por respirar cerca de su mercancía.

_ ¡No tiene sentido que las venda por libras! ¡Nadie se come la cáscara!_ Se quejaba apuntando a la pesa que seguramente ni estaba bien equilibrada, pues el precio le estaba pareciendo demasiado alto.

Casi se planteaba mudarse a un país tropical.

_ ¡Usted siempre viene a estropear mi negocio! ¡Le dije un montón de veces que no vuelva! ¡Mendigo!_ Acusó de vuelta, provocando una expresión de completa indignación en el comprador.

_ ¡Más mendigo es usted, que ni se lava las manos cuando agarra el dinero y los alimentos! ¡E incluso vende frutas que están casi podridas!

Los demás clientes miraban la situación sin saber a quién apoyar o si mejor deberían marcharse a otro local.

_ ¡Las frutas se lavan y las partes "podridas" se pueden separar del resto! ¡Deje de entrometerse en mis asuntos y márchese!

Reigen agarró su bolsa de compras y se marchó del lugar con cuarenta insultos atrapados en la garganta, dándose cuenta dos calles después de que ni había pagado.

Se encogió de hombros mientras le restaba importancia. A fin de cuentas, ni planeaba regresar allí.

Quién diría que eso sí terminó afectándolo, al punto de obligarlo a recordar sus tiempos de fama y gloria con la misma amargura que chupar un limón.

Desde que dejó el tema espiritual su situación ha caído en declive.

La insufrible depresión de perder a su destinado le quitó las ganas de todo, dejándolo casi como un cadáver moribundo hasta que Serizawa decidió tomar cartas en el asunto y forzarle a continuar con su vida.

Nunca antes odió tanto que le dieran de comer.

Lo más triste del asunto es que por motivos de monetización necesitaba un trabajo, pues ya bastante que su ex empleado alfa le pagaba el apartamento para también tener que mantenerlo como si fuera su esposa.

Para mantenerse de incógnito escogió algo en internet, donde nadie tuviera por qué ver su rostro.
Desafortunadamente la mejor vacante, por no decir que la única, era consejero de amor.

Demasiado irónico para su gusto.

Qué asco le daba tener que resolver problemas de adolescentes chillonas que seguramente solo están con el chaval porque les parecía atractivo. Ellas no saben NADA de la vida, maldita sea, vayan a quejarse con sus amiguitas y no con un ardido.

De solo rememorar la última conversación que tuvo antes de salir echando fuego de su casa quiso golpear el pobre poste de luz a su lado hasta romperse los nudillos.

Su clienta de la ocasión era una supuesta mujer de veinti tantos años. La muy pobrecita no podía creer que su despreciable jefe fuera su destinado y no sabía qué hacer.

¡¡¡EMPÚJALO DE UN BALCÓN SI TANTO LO ODIAS EN VEZ DE ESTAR JODIENDO!!!

Obviamente él no dijo eso, solo le dio consejos simplones como corroborar que fuera mutuo y tratar de ir despacio.

Espera | MobRei |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora