El Oro de Joe

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* "Quien olvida el oro, aprende el lenguaje de los pájaros".

El oro de Joe

"¿Qué era lo que quería comprar con aquel oro?" se preguntó el viejo Joe tendido boca arriba en el suelo.

Había pasado tanto tiempo rastreando la veta, picando la tierra dura del desierto; excavando, a veces con sus propias manos, para sacar las pepitas, que con el correr de los días la meta se había vuelto difusa.

¿Qué era aquello? ¿Una casa? No, probablemente no. ¿Un pico nuevo? Tal vez, para sacar más oro.

Algo estaba pellizcando su herida. Consiguió girar la cabeza un poco y se quedó observando mientras lo devoraban al rayo del sol.

Oía los graznidos de los pájaros discutiendo entre ellos.

—Ese trozo de Joe es mío. Acabo de arrancarlo —seguramente decía el primero.

— ¿Y en el buche de quién está ahora, eh, Bill?

Joe sopló una risa y movió un brazo para espantarlos.

Las aves carroñeras revolotearon unos centímetros y volvieron a posarse a su lado para continuar con el festín.

Tal vez lo quería para darse un banquete. No podía recordarlo. Joe recorrió su boca con la lengua reseca hasta dar con el nuevo hueco. El bandolero que le había disparado incluso se había llevado su único diente de oro.

Toda su vida buscándolo y ahora no podía recordar para qué lo hacía en primer lugar.

Sus párpados comenzaban a pesarle y volvió a mirar a las aves. Una de ellas lo estaba viendo directo a los ojos.

— ¿Tú qué dices, Jerry? —dijo Bill ladeando la cabeza para observarlo; primero con un ojo, luego con el otro—. ¿Crees que esté consciente?

— ¿Y eso qué importa? Come de una vez. Mejor nosotros que los gusanos.

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