Una petición

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- Calabozos del clero -

— Gracias por cooperar. ¿Puedes confirmar tu identidad y tu relación con Vittorio Quarrington? conocido cómo... mejor sólo responde lo que pregunté hija mía.

— Sí... me llamo Andrea Webster y, no tengo una relación específica con el señor Vittorio.

— Según los informes, ambos han sido implicados en un crimen grave. ¿Tienes información sobre su participación en este incidente?

— Yo... le pedí  ayuda porque temía que esa persona me hiciera daño, temía que abusara de mí y por eso acudí a la joyería.
— ¿Tiene pruebas que sustente lo que está diciendo?
—No las tengo pero...
— ¿Está usted consciente de que puede ser imputada por homicidio?
— No - busqué - a esa persona con ese tipo de intención, jamás imaginé que él fuera capaz de asesinar o que se tratara de algún tipo de criatura cómo... ¿disculpe, qué es?

~ Ella no lo sabe~
Murmuraron religiosos a su espalda.

— Hemos concluido aquí señorita Andrea, diríjase a la sala de espera, ya vendrán por usted.

— Pero... ¿quién?

— Según la información que nos ha sido suministrada, usted estaba junto al señor Oliver debido a un contrato de esclavitud. Cuando la familia  del difunto sea informada de su deceso reclamarán sus posesiones... incluyéndola. Y si nadie la reclama, como establece la ley, será subastada.

"¿Qué?, pero había pensado..."

— Llévenla a un cuarto de detención.

...

"Desde hace setenta y dos horas, lo único que he hecho es dar vueltas y vueltas como en un carrusel. El ser libre cada vez es más distante, y si bien ése hombre logró liberarme, tal regalo fue efímero, se desvaneció de mis manos como la arena".
— ¿Cómo fue que terminé presa en una iglesia? — De todas las cosas que pensé que pasarían esta no estaba en la lista. Desde que salí de la casa del señor Vittorio, estos sacerdotes me miran como si quisieran quemarme, ¿en serio soy el ser más hereje que hayan visto?... no lo creo, pero me hacen dudar de mis propios pensamientos.

— ¡Andrea Webster!
— ¡Sí!, ¡soy yo!
— La familia de su dueño anterior ha decidido subastarla, en breve un agente vendrá por usted.

"Una subasta... de nuevo, mi vida en las manos de cualquiera. Aunque me bañe, aunque me cambie, aunque me maquille y use ropas blancas. Nada podrá tapar lo sucia que estoy, nada podrá dar peso a mi lado de la balanza, aunque paguen por mí, nada cambia. No valgo nada, soy lo que dijo ese hombre, soy un cuero usado, un objeto de intercambio y, honestamente, así me quedaré porque aunque consiga diez libras esterlinas de nuevo, ya no tengo fuerza. No tengo fuerza ni voluntad para oponerme a esto,  estoy... cansada".

— ¡Cincuenta mil libras esterlinas! — Gritó el subastador.

— ¡60! — Gritó una mujer al fondo.

— ¡82!

— ¡112!

Mientras la cifra iba en aumento, Andrea miraba las cadenas y los grilletes en sus pies.

"Quien haya dicho que el suicidio es pecado fue el peor esclavizador de todos, hoy y en el pasado, miles de personas obligadas a soportar toda clase de abuso, personas que trabajaron a pesar del hastío, se les quito hasta el derecho de la muerte. ¿no es algo muy beneficioso para la persona que esclaviza? hacerte creer que no hay ningún escape, si te quitas la vida iras al infierno eternamente, si si sigues vivo me servirás en vida  pero al menos iras al cielo al momento de tu muerte...  de esa forma el patrono evitaba los decesos, evitaba  perder dinero, evitaba perder esclavos y la molestia de enterrarlos, por eso les arrebataban sus creencias, los  catolizaban. Ningún ser vivo es capaz de soportar tanta crueldad, la única razón era el miedo al castigo divino. ¿Pero qué hice yo?, ¿a quién dañé yo Dios mío?, ¿a quien dañaron ellos?... ¿qué o quién determinó que deberíamos nacer malditos... ¿qué hago echándole la culpa al cielo?... claramente esto es mi culpa, no debí confiar tan ciegamente en mi amigo, ¿pero qué digo? claro que debí confiar en mi amigo, ¡para eso son los amigos!, esto no es mi culpa, esto es su culpa.  Algo... está cambiando dentro de mí, yo, jamás le desee mal a nadie. Nunca odié a pesar de que me hicieran daño, pero a él lo odio... y no se siente mal, no me siento culpable por odiarlo, le confié todo el esfuerzo de mi vida, le confié las gotas de sangre caídas de mis manos callosas por tanto arrancarle espinas a las rosas, le confié todo y me traicionó. Aún así... aún teniendo pleno conocimiento de esto, aún sabiendo que hay una salida rápida,  elijo vivir, porque... todos estos años no van a ser en vano, porque aunque mi dolor siempre fue irrelevante para otros, sí tuvo relevancia para mí, porque fui yo quien se levantó a las cinco de la mañana cada día, fui yo quien soportó los malos tratos, fui yo quien subió a ese taxi con diez libras esterlinas, fui yo.  Y no lo acepto... no acepto que todo ese esfuerzo  haya sido en vano, no lo acepto, voy a tener una buena vida, no importa que hoy  me esté cayendo a pedazos, voy a seguir viviendo, me voy a aferrar a la esperanza de que puedo cambiar esto o de que algún milagro llegará hasta mí".

El Guardián malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora