La señorita y la daga parte II

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— ¿Estás bien? — Dijo Vittorio arrodillado frente a Andrea en un callejón rodeado por paredes frizadas de color ladrillo y tendederos de ropa sobre sus cabezas.

— Sí. — Contestó. — Es que el aire es muy pesado en el páramo, cada vez que salimos siento un gran alivio.

— Es por tu condición humana, pero si tenemos suerte aquí, este viaje terminará pronto... de hecho, pensándolo mejor hoy podemos descansar.

— ¿Seguro?

— Sí, me sentiría más tranquilo si recuperas energías, además, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuviste en Roma.

— Está es mi primera vez aquí.

— Pensé que tu padre era Italiano.

— Sí, pero nunca me trajo a Italia.

— Entonces te mostraré la ciudad...

— Espera, ¿recuerdas las cosas que dijiste que ibas a comprarme?

— ¿Las necesitas?

— Con urgencia...

— Bien, ¿qué te parece si vamos de compras?...

— Está bien. — Contestó Andrea y ambos se levantaron del suelo, se miraron a los ojos.
— ¿Cuándo vas a decirme?, ¿cuándo vas a confiar lo suficiente en mí como para decirme lo que eres?

— ¿Eso cambiaría algo? — Preguntó Vittorio.

— Sí...

— Entonces prefiero no decir nada.

— Déjame terminar... No cambiaría las cosas para mal, en realidad, conocerte me haría entenderte mejor.

— Entonces voy a decírtelo.

— ¿Cuándo?

— Esta noche.

Ante su respuesta, una sonrisa gradual se dibujó en el rostro de Andrea. — Gracias... por confiar.

— En general... puedes preguntarme lo que quieras, para ti siempre habrá una respuesta. — Dijo señalando la calle. — Voy después de ti.

Las calles de Roma se desplegaron ante los ojos de Andrea como un lienzo lleno de historia y encanto

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Las calles de Roma se desplegaron ante los ojos de Andrea como un lienzo lleno de historia y encanto. Con cada paso que daba sobre los adoquines gastados sentía gran emoción. — ¿Sabías que la historia de Romeo está ambientada aquí?, bueno, no en esta ciudad pero sí en Italia, en Verona.

— He escuchado algo, pero la verdad no he leído Romeo y Julieta.

— No te creo.

— Hablo en serio.

— ¿Nunca nunca?

— Tengo otros intereses literarios.

— El amor es un humo que sale del vaho de los suspiros... — Dijo mientras continuaban caminado. — al disiparse, un fuego que chispea en los ojos de los amantes; al ser sofocado, un mar nutrido por sus lágrimas. ¿Qué más es? Una locura muy sensata, una hiel que ahoga, una dulzura que conserva.... Vittorio, ¿cómo puedes haber vivido tanto tiempo sin leer eso?

El Guardián malditoWhere stories live. Discover now