CAPÍTULO 4

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Nos separamos de forma abrupta. En cuanto Jisung comenzó a hablar de ese chico muerto y de sus padres desaparecidos, todo aquello empezó a darme un mal rollo increíble. De repente me di cuenta de lo surrealista que era aquella situación. ¿Qué estaba haciendo a solas con un tío que no conocía de nada, hablando en mitad de la noche sobre muertes extrañas y desapariciones? Le di una excusa barata sobre lo cansado que estaba con todo aquello de la

mudanza y volví a entrar en casa, dispuesto a acostarme y olvidarme de todo. Hasta que no entré no me di cuenta de que antes le había dicho que no tenía sueño.

Volví a calentar en el microondas la tortilla, que se había quedado fría. Me fui al salón para

comérmela, lejos de la ventana de la cocina, y después conecté la PlayStation al flamante

televisor para distraerme un rato. Pero enseguida me di cuenta de que no iba a ser capaz de

concentrarme y, cuando los infectados me mataron por quinta vez en menos de diez minutos,

apagué la consola y subí a mi habitación.

Como no podía ser de otra forma, en cuanto me metí en la cama y me puse cómodo para tratar

de dormir un poco, me di cuenta de que no tenía nada de sueño. Mi mente no dejaba de volver a ese chico que había mencionado Jisung, el que había muerto. ¿Sería aquella su habitación?

Teniendo en cuenta la distribución de la casa, lo más probable era que sí. Un estremecimiento

recorrió mi cuerpo al darme cuenta de que tal vez estuviera acostado en la que un día fue su

cama. Pero no podía ser, ¿verdad? Aquella cama no parecía tener más de veinte años ni de coña.

Como mínimo, el colchón era nuevo, de eso estaba seguro.

Sin embargo, que aquella no fuera su cama no cambiaba el hecho de que esa tenía que ser su

habitación. Recordé mi verdadera habitación, tan lejos de allí, que ahora debía de estar ocupada por un desconocido. Esa habitación en la que había crecido, jugado, reído y llorado; que me había visto convertirme en la persona que era. ¿Habría pasado lo mismo con la habitación donde estaba ahora, la del chico que había muerto? ¿Esas cuatro paredes lo habían visto crecer hasta que, un día, ya no volvió a dormir allí?

No sé cuánto tardé en quedarme dormido, pero mi mente no dejaba de darle vueltas al tema.

No pasé buena noche; echaba de menos mi cama y, aunque me había llevado la almohada con la que dormía desde los doce años, me costó dormir. Me desperté varias veces, y en ocasiones me parecía que había una presencia extraña allí conmigo, tal vez la de ese chico que había vivido en la casa hacía tanto tiempo. En una de aquellas ocasiones me pareció ver unos ojos que me observaban desde la oscuridad, pero cuando encendí la linterna del móvil, comprobé que lo único que había eran cajas a medio deshacer, montones de ropa y paredes desnudas.

Al llegar la mañana, me maldije a mí mismo por lo idiota que había sido. No tenía que haberme marchado tan pronto la noche anterior; tal como estaban las cosas, no me encontraba en

posición de rechazar una posible amistad. Y, por qué no decirlo..., me habría gustado saber más sobre ese chico que había muerto. Seguro que, si hubiera descubierto más de su historia, no habría pasado tan mala noche; era la incertidumbre lo que me ponía nervioso.

No volví a ver a Jisung durante todo el sábado, ni tampoco por la noche. Me asomé unas

cuantas veces a la ventana, por si acaso lo veía allí enfrente, pero no hubo suerte.

¿Qué hay al otro lado? (HYUNSUNG)Where stories live. Discover now