24. Salto a lo incierto

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Los cementerios siempre le habían parecido a Felix un lugar horrible, aun así se había acostumbrado a visitarlos, desde la muerte de sus padres no era como que le quedara mucha opción.

Aún asi trataba de hacerlo lo menos posible, solo en ocasiones especiales como cumpleaños, aniversarios y esas cosas. Siempre yendo de manera rápida, apenas quedándose unos pocos minutos antes de que la tristeza lo atacará y terminara llorando como Magdalena.

Sin embargo, esa tarde con el sol ocultándose en el horizonte, se sintió distinto al pisar aquel lugar. Lo que dejaba fuera de ese recinto era aun más perturbador y doloroso que lo que le esperaba dentro por lo que se tomo su tiempo para visitar aquellos que ahí tenían su última morada.

Necesitaba desahogarse y justo ahí se encontraba aquel que le podía dar un poco de paz. Quizás algún consejo desde el más alla, alguna señal divina o presagió. En ese punto cualquier cosa le servía para siendose sincero.

—A pasado un tiempo desde que no he venido —comenzó a charlar frente a aquella lápida después de dejar las flores, saxifraga stolonifera, su flor de nacimiento —. Lamento no venir en tú cumpleaños, espero puedas perdonarme. Sé que no debería de excusarme, pero han estado pasando muchas cosas últimamente.

Felix guardo silencio unos momentos tratando de buscar las palabras correctas para expresar todo lo que quería decir. Eran tantas cosas y tan fuertes que sentía que no le saldrían las palabras.

—Creo que lo más importante que tengo que decirte es que… —Mojo sus labios con su lengua antes de continuar —. Tenías razón, Hyunjin no era una buena persona para mí.

El solo decirlo en voz alta acrecentó el nudo en su garganta, cada minuto que pasaba se daba cuenta de la realidad a la que se estaba enfrentando. Deseaba que todo fuera una pesadilla y despertar en cualquier momento, mas en el fondo sabía que no sería así.

—Descubrí que él fue quien me secuestró —continuo hablando —. Al final termine enamorado del hombre que más daño me ha hecho. ¿Irónico no crees?

Solto una risa tenue que se llevo el viento, poco a poco las comisuras de sus labios bajaron hasta convertirse en una mueca apagada.

—Ojala estuvieras aqui — Acaricio el frío marmol de la lápida —. Sabías consolarme como nadie… Me haces falta, aunque no lo parezca. Si pudieras al menos mandarme una señal de que lo que estoy por hacer es lo correcto no sabes cuanto te agradecería.

En ese momento una ráfaga de viento más fuerte lo envolvió haciendo que cerrara sus ojos. Cuando abrió los ojos un pétalo de flor estaba en su nariz haciéndole costillas y con eso una leve risa broto de sus labios.

—Aún desde el más allá me sigues haciendo reír —dijo tomando el pétalos por unos segundos antes de dejar que volara libre perdiéndose en el ambiente —. Supongo que ésto quiere decir que todo estará bien. De verdad deseo que así sea.

Pequeñas lágrimas surcaron sus mejillas mientras seguía pidiendo que lo guiará en su camino de ese momento en adelante. Necesitaría su intersección desde donde quiera que estuviera para afrontar lo que se venía.

Sus plegarias fueron interrumpidas cuando un nuevo ramo, está vez de rosas blancas, fue dejado al lado del suyo, al virar su mirada hacia atrás se encontró con quien menos esperaba.

Después de todo parecía que Jeongin si le estaba mandando ayuda divina.

Después de todo parecía que Jeongin si le estaba mandando ayuda divina

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PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora