¡Cumpleaños!

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Los meses pasaron y la presencia de Lando en la vida de la familia Sainz se volvió una parte integral y reconfortante de su rutina diaria. Desde que el sol despuntaba en el horizonte hasta que se ocultaba al final del día, Lando dedicaba su tiempo y energía a cuidar y jugar con Chiara, convirtiendo cada momento en una aventura emocionante y llena de amor.

Por las mañanas, antes incluso de que el sol iluminara el cielo, Lando ya estaba despierto y listo para recibir a Chiara. Preparaban el desayuno juntos y disfrutaban de la calidez del hogar antes de que Carlos saliera hacia su trabajo. Con la tranquilidad de saber que ella estaba en buenas manos, Carlos partía a trabajar con la mente tranquila, sabiendo que Lando se encargaría de llevarla a la escuela a tiempo.

Durante el día, ambos compartían momentos. Juntos realizaban tareas escolares, exploraban nuevos lugares en la ciudad y se sumergían en aventuras imaginarias que hacían volar la creatividad de Chiara. La risa y la alegría llenaban el hogar, creando recuerdos preciosos que quedaban grabados en el corazón de la pequeña.

Al llegar la noche, cuando las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Lando se aseguraba de que estuviera cómoda y lista para descansar. Con un beso de buenas noches, la pequeña se quedaba dormida, envuelta en la seguridad y el cariño de Lando. Con la misma calma y dedicación que había mostrado durante todo el día, Lando se despedía de Chiara y partía hacia su hogar, donde esperaba otro día lleno de amor y cuidado.

Esta rutina, que se había establecido meses atrás, se había convertido en mucho más que una simple forma de organizarse. Era un reflejo del amor incondicional y el compromiso mutuo que existía entre Carlos, Chiara y Lando, creando un hogar lleno de amor, paz y felicidad.

La luz del atardecer se filtra a través de las ventanas, tiñendo el salón de un cálido resplandor dorado. En medio de esa tranquilidad, Charles, aunque ya no está físicamente presente, permanece como un eco en las paredes de su hogar, observando amorosamente las interacciones entre Lando y su hija, Chiara.

Mientras Chiara y Lando compartían risas y abrazos, Charles se sentía lleno de gratitud y emoción al ver el amor y el cuidado que Lando brindaba a su pequeña. Aunque su corazón se entristecía por no poder estar físicamente junto a ellos, encontraba consuelo en saber que Chiara estaba rodeada de amor y apoyo.

Cuando la noche envolvía la casa en su manto oscuro, Charles se acercaba silenciosamente a Carlos, quien a menudo se sumía en la melancolía de su ausencia. Con un susurro suave y reconfortante, Charles intentaba consolar a su esposo, recordándole que él siempre estaría presente en espíritu, cuidando de su familia desde el más allá.

Observando a Lando y Chiara juntos, Charles se sentía lleno de paz y gratitud. Aunque su partida había dejado un vacío en sus corazones, el amor que compartían como familia continuaba brillando intensamente, iluminando el camino hacia adelante con esperanza y alegría.

Su lobo lucha demasiado con él, es una pelea constante por ya querer trascender, pero su lobo se aferra pues aún está vinculado con el lobo de Carlos.

Él ya aceptó que su familia no volvería jamás a ser la misma, un nuevo rayo de luz llegó a darle vida.

— Carlos, estaba pensando en organizar la fiesta de Chiara, su cumpleaños es la próxima semana y está emocionada por festejarlo.— Dice el omega con ilusión sentándose a un lado de Carlos con una taza de café humeante.

— Es una niña aún, no entiende lo que es una fiesta de cumpleaños, solo vamos a quedarnos y hacer lo que ella quiera.— Carlos suspira cansado, cerrando su laptop.

— ¿En serio?.— El omega lo mira indignado dispuesto a ponerse de pie.— Deberías considerar la felicidad de tu hija, eso lo podrías hacer un día cualquiera y no esperar un día especial para hacer lo que ella quiera. Deja de encerrarla, necesita convivir con sus compañeros de la escuela por lo menos.— Se pone de pie furioso, saliendo por la puerta principal.

El alfa queda con un vacío en su pecho, su lobo siente una punzada al ser regañado por el lobo de Lando.

«💭☁️»

El día del primer cumpleaños de Chiara había llegado. Carlos regresó del trabajo exhausto pero con una sonrisa en el rostro, sosteniendo un pequeño pan que simulaba un pastel improvisado.

— ¡Feliz cumpleaños, mi princesa!.— Entra al hogar gritando.

Charles, con la bebé en brazos, sonrió ampliamente al verlo llegar con entusiasmo.

— ¿Qué tenemos aquí?.— Ríe brincando con la pequeña en brazos.

— ¡Es tu pastel de cumpleaños, Chiara! ¡Vamos a cantarle!.— Deja el pastel sobre la mesa con una gran sonrisa.

Ambos comenzaron a cantar "Feliz Cumpleaños" al unísono, haciéndola reír con su energía contagiosa. Se sentaron juntos en las mantas de la sala frente a la mesa de centro, creando un ambiente acogedor y familiar.

Charles se levantó y encendió un cerillo para simular una vela en el pan, mientras Chiara miraba con curiosidad.

— ¡Es hora de pedir un deseo, Chiara! ¿Qué deseas?.

Con una mirada de asombro en sus ojos brillantes quedó impactada viendo el cerillo, como si estuviera pidiendo un deseo, antes de que Charles y Carlos soplaran la vela juntos, aplaudiendo emocionados.

Aunque se sentían felices de celebrar su primer cumpleaños, también experimentaban una nostalgia silenciosa al darse cuenta de que no tenían el apoyo de sus familiares ni amigos cercanos en ese momento especial.

Abrazándose con cariño, los tres compartieron un momento de conexión y amor, sabiendo que juntos podrían enfrentar lo que sea. En ese pequeño hogar, lleno de amor y unión, son ellos tres contra el desastroso mundo.

«💭☁️»

La propuesta de Lando había estado rondando en la mente de Carlos durante toda la noche. Había llegado el momento de hacer algo especial para Chiara, algo que nunca antes habían hecho juntos: celebrar su cumpleaños.

Sabía que había sido negligente en el pasado al no celebrar sus cumpleaños, pero ahora entendía lo importante que era para ella sentirse incluida y amada en su día especial. Al observarla crecer y darse cuenta de las pequeñas señales de su deseo de pertenencia, se llenó de determinación para hacer las cosas bien esta vez.

— Lando, estuve pensando en tu propuesta para organizar la fiesta de Chiara, y está bien, voy a aceptarla.

— ¡Oh, eso es genial!.— Chilla emocionado.— Haré todo lo posible para asegurarme de que sea un día inolvidable para ella.— Sonríe radiante y se acercó a Carlos con gratitud, con un gesto espontáneo, le dio un beso en la mejilla.

El aroma de Lando, cálido y reconfortante, envolvió a Carlos, provocando una reacción inesperada en su lobo interior. Su corazón latía con fuerza mientras el aroma de Lando despertaba una sensación de euforia y deseo en lo más profundo de su ser.

Carlos se quedó paralizado por un momento, sorprendido por la intensidad de sus propios sentimientos. El contacto con Lando había desencadenado una respuesta instintiva en su lobo, despertando un deseo que había estado latente durante demasiado tiempo.

A medida que la emoción se calmaba, Carlos se encontró contemplando la situación con una nueva claridad. Había aceptado la propuesta de Lando para hacer feliz a Chiara, pero ahora se daba cuenta de que también estaba abriendo una puerta a algo más: la posibilidad de explorar sus propios sentimientos y deseos hacia Lando.

Con un suspiro profundo, Carlos se preparó para enfrentar lo que fuera que el futuro le deparara, sabiendo que su prioridad en ese momento era hacer que el quinto cumpleaños de su hija fuera inolvidable.

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