16: Sabor a reencuentro.

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Muchas gracias por los 2.000 leídos, me alegra mucho :)

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Abro mi ventana como todos los días, esperando que en algún momento ella se de cuenta de que debe estar conmigo, pero nada es verdadero; tal vez soy un estúpido al esforzarme tanto por ella, o tal vez muy cobarde como para admitir que jamás podré enamorarla. ¿¡Qué estás haciendo mal Kevin!? Me pregunto.

 Pero admito que se me sus canciones favoritas, sus mejores anécdotas y sus gustos en las comidas; y cada vez que pienso en ello, me enamoro más de ella.

Pero aquí estamos los dos abriendo nuestras ventanas al mismo tiempo, nos miramos como si eso fuera todo lo que paso en estos meses, y sonreímos como si fuera un saludo; ella acomoda su cabello detrás de su oreja y me mira sensualmente porque sabe que cuando hace eso, yo me derrito. Sacudo mi cabeza mientras trato de borrar mi rubor, la observo nuevamente y me quedo paralizado.

—    Buenos días. —susurro mientras busco mi mejor sonrisa dentro de mi mente.

—    Buenos días, Kevin. —dice ella y se va.

Quisiera tomarla del brazo y pedirle que se quede tan solo un rato más, no importa si sufro con su presencia. Una mano se apoya en mi hombro y me saca de la escena, se apoya en mi ventana y grita su nombre, me observa con su gorra caída roja (o boina)  en su cabeza y sonríe. Xander es el único que puede lograr ayudarme.

Kiria se da vuelta, seguramente ya vio a su rubio de ojos  marrón claro frente a su ventana; Xander, que aún seguía con una sonrisa en su rostro luego de todo lo que había pasado, la observaba divertido.

—    Lamento lo que paso con Scott, tu y tu padre.. —susurró tímidamente mientras doblaba su ropa.

—    Kevin y tu me vinieron a visitar al hospital, eso es todo para mí. —dijo con una sonrisa— así que les agradezco a los dos.

La puerta de mi habitación se abrió lentamente, escuché algunos murmullos de mi tía pero no les dí importancia hasta que sentí que otra mano me tomaba del hombro y me corría, luego de empujarme a mí, lo empujó a Xander de la ventana.

Pelirrojo, ojos celestes…. Hermano.

—    Así, que tú eres Kiria. —dijo asombrado mientras la observaba detenidamente— has cambiado.

—    ¿tu eres? —preguntó algo confundida.

—    Stephen pero dime Steve. Soy el hermano mayor de Kevin.

Kiria abrió sus ojos como platos, me miró a mi primero y luego a Steve —como yo le digo a Stephen—, seguramente nos comparó con su mirada y al ver que éramos totalmente diferentes se limitó a soltar una carcajada.

—    ¿Realmente son hermanos?

—    Claro, pero yo salí más guapo. —sonrió como un ganador.

Xander, al notar que le sacaban el papel de “personaje principal” y lo tiraban de la escena decidió meterse entre Steve y yo.  Los tres no cabíamos dentro de aquella ventana, pero hacíamos el esfuerzo, ninguno quería quedarse afuera.

—    ¿Cuándo has llegado? —le pregunté a mi hermano algo enfadado ya que no me había saludado.

—    ¿Quieres alfajores, cierto? Los traje, pero los tiene la tía. —dijo señalando la puerta— si quieres, ve ahora que sino se los come el tío Oscar.

—    No, no quiero alfajores. —susurré.

—    ¡Yo sí quiero alfajores! —gritó Xander como un niño pequeño mientras alzaba las manos de la emoción y tomaba a Steve de rehén para que lo llevará hasta donde los había dejado.

Steve no tuvo más opción que acompañar a Xander a buscar los alfajores que él mismo había traído, mientras tanto yo y Kiria nos quedamos a solas; sin embargo, cuando ellos se van, todo se pierde.

—    Debo irme, hace frío. —susurró con una sonrisa— lo siento.

—    Yo… está bien. —dije mientras la miraba— adiós.

Bajé las escaleras mientras veía como mi hermano parecía que luchaba contra un león hambriento, solo le faltaba el látigo y una silla y todo esto era un circo. Una vez que todo se tranquilizó en la sala y pudimos sentarnos en la mesa como seres normales, nos observamos.

—    Xander, ¿tienes novia? —preguntó mi hermano mientras tomaba un alfajor de la caja.

—    ¿A qué viene eso? —dijo él mientras levantaba el ceño y trataba de no atragantarse con la comida— no tengo novia. Soy un rebelde con sueños independientes.

—    ¿y tú Kevin? —dijo Steve mientras se volvía hacía mi.

—    No. —dije con voz ronca.

El colorado sonrió y se reincorporó en la silla con aire de ganador, sonrió orgulloso de sí mismo y dijo con voz arrogante:

—    Pues yo sí. Y es muy, muy bella.

—    ¿El travesti de acá a la vuelta? —rió Xander incrédulo— ¿Ken, el juguete para niñas?

—    Cállate. —lo calló Steve casi escupiéndolo— se llama Esther.

—    ¿Esther? —repetí mientras intercambiaba miradas con Xander— esa chica debe tener mucha paciencia.

Luego de eso nos permitimos un rato de peleas “amistosas”, mientras Steve nos contaba sus anécdotas y todo lo que había vivido en estos años. Llegó un momento en el que mi hermano detuvo la charla y comenzó a hablar de otra cosa.

—    Saben… este año, quiero reunirlos a todos. —dijo y repitió— a todos en  un mismo lugar.

—    ¿Estás loco? Kevin estaría todo el tiempo embobado mirando a Kiria, Scott estaría mirando a Kevin y tu y yo… bueno, hablando de mujeres. —comentó Xander.

—    ¿Tu hermano está enamorado de mi? —pregunté sorprendido.

—    ¿Recién hoy te das cuenta? —dijo Xander con una risita— eres como los perros castrados, solo atraes a los de tu mismo género.

Le pegué en la cabeza a Xander.

—    ¿Qué les parece si nos reunimos aquí? —preguntó Steve.

—    No, aquí no. Xander, ¿podemos reunirnos en tu casa? —pregunté.

—    Claro. 

Sabor a sandía.Where stories live. Discover now