El destino de Aema, la primogénita de Rhaenyra, estaba escrito desde antes de su nacimiento. Muchos dicen creer como será el futuro de la princesa, sin embargo no todo es lo que parece y pueden llegar a pasar cosas jamás antes vistas.
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No tod...
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Los días habían pasado y habían decidido quedarse más tiempo en la capital. Rahenyra quería pasar más tiempo con su adorado padre.
El tiempo volaba, cada año Aema se volvía más fuerte, más hermosa y más inteligente. Volaba con sus dragones muy seguidos, y trabajaba en entablar una fuerte conexión con ellos, Anyxs seguía sin tener el tamaño adecuado para soportar el peso de su jinete sin morir en el intento, pero crecía cada vez más.
Su madre y la reina, habían mejorado su relación un poco , ahora era más soportable la actitud de Alicent. Con doce días del nombramiento de Aema, esperaba con ansias el nacimiento de su hermano o hermana, su madre había quedado em cinta y su bello embarazo estaba en la recta final.
-¿Anciosa por el próximo príncipe o princesa?
-Como no tienes una idea.
La menor hablaba con Harwin y Benjen mientras los mayores la entrenaban. Aema había mejorado muchísimo con la espada y el combate cuerpo a cuerpo, tanto así, que su adorado abuelo la comparaba con la mismísima Visenya Targaryen, la conquistadora. Para ella era un enorme halago ser comparada con tal mujer, era su ejemplo a seguir, claro está además de su amada madre.
Su meta era ser tan fuerte como Visenya, y algún día ganarse el honor de tener a la espada hermana oscura que le pertenecía a su tío abuelo Daemon Targaryen.
Su entrenamiento transcurrió con normalidad, hasta ser interrumpido por Jace.
-Aema, mamá te busca. -la menor dirigió la mirada a su hermano.
-Iré en un segundo.
Se despidió de Harwin y junto a su espada juramentada camino hasta los aposentos de la princesa heredera.
Al llegar entró dejando a Benjen en la puerta esperando por ella.
-¿Sucede algo madre? -preguntó con duda
-Si, acércate. -la menor veía el rostro de angustia de su madre.
-Dime mamá.
-El consejo ha planeado casarte con Aegon. -Aema había quedado sin expresión alguna, ella no podía casarse con un ser tan vulgar como su tío. -Pero yo no permití que te cases con él. -habló su madre. -Tampoco el rey permitió que ese compromiso se confirmara, el decidió que tuvieras el derecho de escoger a tu esposo.
-Gracias madre. -sonrió la menor.
-Sabes que algún día te casaras, ¿verdad? -Aema asintió. -Ahora no, estás muy pequeña para eso, pero en un futuro tendrás que desposarte on un hombre.
-Entiendo mi deber madre. En algún momento tendré que dar herederos, pero mientras seré una guerrera.
-Me recuerdas a mi juventud. -sonrió Rahenyra.
-Sigues siendo joven madre, joven y hermosa.
Ambas sonrieron dándose un cálido abrazo. Hablaron de muchas cosas, la menor cada sinco minutos mostraba su emoción por el nuevo bebé, para Aema entre más hermanos, más amor para dar.
