El destino de Aema, la primogénita de Rhaenyra, estaba escrito desde antes de su nacimiento. Muchos dicen creer como será el futuro de la princesa, sin embargo no todo es lo que parece y pueden llegar a pasar cosas jamás antes vistas.
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No tod...
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Los días comenzaban a pasar velozmente. La rutina de Aema se trataba de siempre lo mismo, volaba, entrenaba y trataba de evitar a Cregar a lo máximo. Los últimos días al Stark había abandonado por completo la idea de ocultar la atracción que sentía por la princesa.
Si se preguntan, ¿Cómo Cregar sintió atracción por ella si no la conocía? Sencillo...
Hace un par de años se celebró el cumpleaños de Aegon, donde el rey realizó una celebración a petición de la reina. Más que por obligación que por gusto la familia de Rahenyra se vieron en la obligación de asistir a la celebración.
Lords de grandes casas asistieron con el fin de dar respeto a la familia real, entre ellos Lord Stark y su heredero, Cregar.
-Su alteza...-mencionó un chico haciendo reverencia.
La joven princesa solo se lo miró y lo ignoró.
No conocía a ese chico, y su mamá le había dicho específicamente que no hablara con desconocidos, podría ser peligrosos que una niña tan pequeña estuviera a la intemperie con tantos hombres desconocidos.
Ya había aprendido a manejar la espada, sin embargo, no se podía confiar.
-Se ve muy linda princesa...-murmuró el Stark observando como la niña se alejaba poco a poco.
-Muchas gracias mi lord. -respondió aún de espaldas.
Sus cabellos platiados y sus ojos lilas eran un completo encanto para todo aquel que los viera. Y Cregar no era la excepción. Luego de habérsela encontrado en el pasillo completamente sola no la quería perder de vista, había quedado embobado completamente.
Toda la celebración la admiró a lo lejos, tal cual obra de arte en museo que era apreciada por turista. Sí, le había llamado su atención, pero le había encantado la forma en la que ella defendía a sus hermanos pequeños.
Para nadie era un secreto la gran diferencia entre el padre de los niños y los niños, lo hacía suponer cosas impropias.
-Esos niños se ven bastardos. -murmuraban
-No son Velaryon.
-¿Hay algún problema con mis hermanos mi lord? -habló la princesa llamando la atención de los hombres.
Todos los que se encontraban cerca voltearon, estaban un poco lejos de la vista del rey por lo que se daban la libertad de criticar. Y dichos comentarios no habían pasado desapercibidos para la pequeña princesa que trataba de escapar de la celebración.
