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—¿Jass?

La voz de Lyra salió ahogada, angustiada.

El crepitar del bosque fue la única respuesta que Lyra recibió, por desgracia.

—¡Jasper! –Fue casi un pedido de auxilio–.

Una fuerte angustia se instaló en el pecho de Lyra, se sentía casi como un ataque al corazón. El aire pasaba por sus pulmones, pero era doloroso, como si miles de millones de agujas estuvieran hundiéndose lentamente en la suave carne de sus pulmones. La cabeza le palpitaba y cada latido de su corazón retumbaba en sus oídos. El cuerpo no le temblaba, prácticamente le vibraba, intensamente en una mezcla de ansiedad y frío. Los árboles comenzaban a sentirse como si estuvieran moviéndose a toda velocidad a su alrededor, se veían borrosos y la mareaban.

Las lágrimas se abarrotaron en los ojos de Lyra, que lo único que podía hacer era llamar a Jasper como si su vida dependiera de ello.

—¡Jasper! –La garganta de Lyra se desgarró ante ese grito–.

Nadie respondió y eso la desesperó aún más.

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—¡Lily, por favor! –El grito de horror de Cygnus despertó abruptamente a la pelinegra–.

Lyra se llevó las manos al pecho. No había dolor, solo un corazón agitado.

—¿Qué pasó? –La garganta de Lyra picó–.

—Estuviste gritando en sueños. –Respondió su hermano, preocupado–.

Lyra frunció el ceño, confundida, y asintió de la misma forma.

Lo de gritar en sueños no le había pasado desde hacía poco más de un año.

—Fue solo un sueño, estaré bien. –Dijo la pelinegra, dirigiéndole una sonrisa reconfortante a su hermano para que se calmara–.

Cygnus la miró con los ojos entrecerrados antes de asentir. Le desordenó el pelo cariñosamente y salió de su habitación.

Lyra, ahora sola, suspiró sobre su cama. Estaba algo aturdida.

El regalo envuelto en papel lila claro sobre el escritorio llamó su atención y sirvió como un recordatorio al mismo tiempo.

«Ah, el cumpleaños de Bella, es verdad» Pensó.

Lyra sacudió la cabeza y se alistó para la escuela. Mientras se ponía el abrigo, miró con duda la cámara de fotos que Cygnus le había regalado en su cumpleaños, el mes pasado.

Hacía más de un año que no tocaba una cámara debido a los recuerdos que le traía. Tal vez ahora podría tomarlo como una terapia, enfrentar sus miedos. Hacía pocos meses que había vuelto a pintar y se había sentido tan liberador que casi había llorado, ¿Sucedería lo mismo con las fotos?

Lyra se metió la cámara al bolsillo de la cazadora y salió. Ese día no hacía tanto frío como de costumbre, pero estaba horriblemente húmedo, y eso era lo que ella más odiaba, pues se le esponjaba el cabello.

Se subió al auto con su hermano conduciendo e hizo el trabajo de DJ durante todo el camino, cambiando de emisora cada vez que ambos soltaban un bufido sincronizado al escuchar la misma canción, y subiendo el volumen cuando alguna otra les gustaba.

Lyra estaba ausente de todo, tenía un mal presentimiento, uno terrible, pero no podía descifrar de qué se trataba.

El Ford se estacionó hábilmente junto al Volvo habitual de los Cullen y ambos hermanos bajaron. Para su deleite, Alice y Jasper los esperaban en la entrada, tan guapos y elegantes como siempre.

Love Story | Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora