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– ¿Seguro que Layun aprobó esto? – le preguntó Kevin a su mejor amigo cuando el chileno lo fue a dejar al restaurante donde trabajaba.

– Que si, Kev. Te lo juro. Si no me crees, pregúntale tu mismo.

– Solo me aseguraba.

– No te preocupes tanto. En un par de horas Diego te llamará. Tranquilo.

– Adiós, Igor.

Kevin hizo su turno en el trabajo como siempre. Solo se detuvo cuando su teléfono sonó y vio que un desconocido lo llamaba.

— ¿Bueno?

— Hola, ¿Eres Kevin?

— Si, si. Soy Kevin, ¿tú eres Diego?

— Si, Igor me dio tu número para hablar de lo de ser compañeros de piso.

— Pues la renta sería de 2 mil mensuales y tienes acceso a todos los servicios. Tengo un cuarto disponible y yo trabajo así que no estoy tanto tiempo en casa y por lo que me contó Igor tú tampoco.

— Pues está muy bien pero también quería hablar sobre... las feromonas.

— Si, eso — Kevin estaba demasiado nervioso. No sabía cómo hablar sobre un tema como ese. — Pues no tienes que ayudarme con eso. La verdad Igor no debió sugerir eso. Probablemente debe ser algo muy incómodo para ti y...

— Lo haré — interrumpió Diego. — Ósea si tú quieres y lo necesitas. De verdad no me incomoda y si puedo ayudarte a que tu cachorro esté bien entonces no me molesta. Además, me estás haciendo un parote con aceptarme como roomie.

— Muchas gracias, Diego. Pues si no te molesta entonces creo que podemos intentar lo de ser compañeros de piso.

— Gracias por aceptarme, Kevin.

— ¿Entonces cuando llegarías?

— Pues llegaría mañana como a las 6 de la tarde a la ciudad.

— Está bien, pues nos vemos mañana.

— Si, gracias Kevin.

— Gracias a ti, Diego. — se despidió Kevin apara después colgar la llamada.

— Kevin, no te pagó para que andes de vago. Ve a atender la mesa 7.

— Ya voy — le respondió Kevin a su jefe mientras guardaba su teléfono. Odiaba a ese señor y el  cansancio y dolor no le ayudaban. Sabía que era normal sentirse débil por la falta de feromonas de alfa, pero no pensó que tanto.

2 meses antes

Miguel llevó a Kevin a su primera sesión con el obstetra. El más pequeño estaba muy nervioso ya que era la primera vez que iba.

— ¿Kevin Álvarez? Es su turno.

— Ve, te espero aquí afuera. — le dijo Miguel al omega, pero este ni siquiera se movió. — ¿Quieres que entre contigo?

— Si. — se apresuró a decir. — Por favor. Si no te molesta.

Ambos entraron al consultorio y vieron a una mujer omega sentada en un escritorio.

— Hola, bienvenidos. Yo soy la doctora Hernández. Tu debes ser Kevin. — dijo amablemente la doctora, lo que hizo que Kevin se relajara un poco.

— Si, un gusto.

— Y usted es...

— Soy Miguel, su padre, vine a acompañarlo. — dijo el alfa sonriendo mientras tomaba asiento en la silla enfrente al escritorio. Kevin casi llora al escuchar esas palabras.

— Ya veo, toma asiento, Kevin. — dijo la doctora mientras ella también se sentaba en su silla. — Primero necesito que contestes unas preguntas para poder tener tus datos y después veremos cómo va tu embarazo.

— Está bien. — respondió Kevin tímidamente.

La doctora empezó a preguntarle cosas sobre sus datos como su edad, estatura y peso. Después sobre su embarazo y cuántas semanas llevaba.

— ¿Y tu alfa? Veo que no tienes marca.

Kevin se puso incómodo con la pregunta. Sabía que no lo preguntaba de mala manera y que era necesario saber, pero aún así le sorprendió.

— El padre del bebé no está presente. — contestó Miguel por Kevin.

— Está bien. No se preocupe. Pueden pasar de este lado, para realizar el ultrasonido. Kevin acuéstate en la camilla y descubre tu abdomen.

Hicieron lo que la doctora pidió mientras ella buscaba el gel y prendía la máquina. Kevin estaba muy nervioso, cosa que Miguel noto.

— Tranquilo. No pasará nada malo.

Kevin asintió mientras la doctora esparcía un gel frío sobre su abdomen un poco abultado. Pasó una máquina por su abdomen y empezó a explicarles lo que se veía en la pantalla.

— Mira, ese es tu bebe. A las 10 semanas miden más o menos 4 centímetros. Por lo que veo está sano y todo se ve bien.

— Que bonito. — dijo Kevin mientras veía la pantalla. Aunque apenas tenía forma, Kevin podía sentir una calidez en su pecho al ver la imagen. Miro a Layun y pudo ver una sonrisa en su rostro.

— Ya puedes retirarte el gel. — dijo la doctora dándole un pañuelo. — En unos momentos se imprime el ultrasonido.

Kevin hizo lo que la doctora le indicó y pasó a sentarse frente a ella.

— Hay algo importante que debo decirle. Por el momento todo marcha bien, pero me temo que eso no será así por mucho tiempo.

— ¿De qué habla? – preguntó el omega preocupado.

— Los bebés necesitan las feromonas de un alfa, de su padre para ser exactos. La mordida también es esencial para la salud de la madre y del bebé. Entiendo que su situación pueda ser difícil, pero es por su salud y la de su cachorro. Mi recomendación es que se cuide demasiado, tome sus vitaminas que le recete y necesita feromonas de alfa, lo bueno es que usted tiene a su padre. Puede que no sea lo suficientemente estimulante para el bebé, pero las feromonas de cualquier alfa puede ayudarle. Incluso las feromonas artificiales pueden funcionar, pero son algo costosas.

— Entiendo. Gracias, Doctora.

Después de programar la siguiente cita se fueron a la casa. Kevin seguía un poco preocupado por lo que dijo la doctora pero Layun lo calmó asegurándole que estaría con él apoyándolo para que todo saliera bien.











937 palabras.

Este estuvo un poquito largo aunque intente recortarlo. Algunos capítulos serán como este mostrando el pasado y el presente de Kevin. Ya se que puede estar algo confuso ahorita pero más adelante se revelarán más cosas y vendrá más drama. Si les gusto porfa voten y comenten <3.

YOU ARE IN LOVE | DievinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora