Capitulo 4

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Maicol había llegado de aquel largo viaje que había hecho hasta tierras francesas, habían estado buscando aliados, Brandon estaba agradecido con la diosa por tener a su Beta tan leal a su manada y a él como amigo. Sabía que no todos eran así, supo que Sam Walton había asesinado a su Beta y amigo.
—Dime que me traes buenas noticias.— le dijo el alpha, Maicol sonrió mientras se sentaba en la silla frente a su amigo.
—Todo salió más que perfecto, han llegado junto conmigo, ya los asigne a una casa y mañana lucharán junto a nosotros.— la sonrisa de satisfacción se dibujó en ambos rostros, todo comenzaba a mejorar gracias a que él líder de la manada había logrado ser libre de la maldad de Circe.
—Eso es perfecto, mientras más seamos mejor, Circe y sus malditos discípulos deben morir.— de solo nombrarle sentía la furia recorrer su cuerpo.
—Y así será, tenlo por seguro.— Maicol golpeteo la madera del escritorio con sus dedos, miraba detenidamente a su amigo. —¿Qué hace Mizuki encerrada en tu habitación?.— preguntó sin pelos en la lengua.
—¿ Cómo sabes tu eso?.— le respondió con otra pregunta.
—La vi en el balcón de tu habitación, se le notaba la mirada perdida.— Brandon paso una de sus manos por su rostro y soltó el aire con fuerza.
—Ella es mi Luna y antes de que digas algo ya lo sé. Sé que me comporté como un maldito gilipollas.— en su voz se percibía la frustración que estaba pasando.
—Si, lo eres. Pero ahora yo quiero saber. ¿Ella te acepto?.— aquella pregunta le molesto al lobo, porque no sabría si algún día aquella mujer lo aceptaría.
—No, ella no me acepta. Anoche dijo que iba a luchar para escapar de mi.— el Beta solo observo a su amigo, era consiente de todo lo que él había hecho contra la dulce rubia.
—Es normal Brandon. Estoy seguro de todo lo que ella sufrió y debes sumarle que tú la dañaste, la hiciste sentir nada.— Brandon asintió con su cabeza y miró fijamente a la puerta. Quería salir corriendo hasta donde ella estuviera y lograr que creyera en su palabra.
—Ella no cree en nada, piensa que solo quiero burlarme de ella.— 
—Debes comprender, pero si veo necesario que hables con ella con respecto a su seguridad para cuando vayamos a la guerra.—  el Alpha solo asintió con su cabeza, sabía perfectamente que todo aquello  era consecuencia de sus actos y estaba dispuesto a todo por obtener su confianza y amor. Todos en aquel lugar la veían incapaz de defenderse, frágil y hasta la llamaban la maldición de aquellas tierras, pero Brandon podía ver en sus ojos que ella no era una simple mortal, ella guardaba una fuerza que nadie había descubierto, ni siquiera ella misma.


***

Era pasada la media noche cuando Brandon ingresó a la cocina de su mansión, su madre le había informado que Mizuki estaba ahí desde la tarde. Había estado horneando galletas junto a Úrsula que la acompañó por un rato, hasta que tuvo que dejarla sola.
La observó desde la puerta, sus piernas estaban cubiertas por un jeans color celestes que se le ajustaba a la perfección en los lugares correctos. Su espalda estaba descubierta gracias a la blusa de tirantes  que llevaba, sus ojos brillaron con lujuria, el aroma de ella los enloquecía, deseaba hacerla suya y sabía que podría tomarla por la fuerza si así se lo proponía, pero él no solo quería su cuerpo sino su corazón.
—Mizuki.— la llamó y ella de inmediato se giró, se sentía asustada, pero a la vez nerviosa por la presencia de él, había algo en el lobo que la enloquecía y eso a ella la enojaba.
—Alpha.— dijo mientras bajaba su cabeza en forma de respeto. Brandon caminó hasta ella con las manos en los bolsillos de su pantalón. Se situó frente a ella, cerró los ojos al ser invadido por su aroma y luego llevó una de sus manos a la barbilla de ella, elevó el delicado rostro e hizo que sus ojos se cruzarán.
—Mizuki, eres mi igual, mi Luna. No me saludes de esta forma.— le pidió. Ella lo miró a los ojos y sintió su corazón bombear con fuerzas.
—¿Quiere que le sirva unas galletas y café?.— preguntó con nerviosismo y aquello le sacó una sonrisa al lobo.
—Me encantaría, más si estás galletas son cocinadas por mi preciosa luna.— dijo con coquetería, caminó hasta unas de las banquetas que estaban en la isla de la cocina, se sentó y luego la miró, mientras le hacía una guiñada.
—E-en un momento se lo preparo.— habla con voz temblorosa a causa de los nervios. Preparó todo en una charola y caminó hasta donde él se encontraba, dejó todo sobre la mesa de la isla y le sirvió su café, con las galletas de naranja.
—Muchas gracias Luna.— le agradeció sin quitarle los ojos de encima. — Necesito que tomes asiento conmigo y escuches muy bien lo que tengo que decir.—  Mizuki mordió su mejilla interna y tomó asiento frente a Brandon.
—Lo escucho Alpha.— ella al fin logro mirarlo a los ojos y algo en su interior  deseo creer todo lo que él decía. Ella había estado enamorada del lobo desde que era una pequeña niña, siempre lo observó a la distancia, pero a su corta edad se auto convenció que no era merecedora de él, no cuando era el futuro Alpha.
—Mizuki, sé que no crees en mi. Pero ahora necesito más que nunca que escuches bien y me creas.— las piernas de la rubia comenzaron a moverse con nerviosismo, sentía sus manos sudar, estaba tan nerviosa al escuchar su voz que se sentía temblar hasta su alma. Pero seguía firme en que no pertenecía a ese lugar. Brandon la observó, mientras esperaba alguna respuesta de ella, pero al notar su estado prosiguió. — Mañana iremos a la guerra contra las brujas y yo necesito que te mantengas a salvo, que no salgas de la mansión. Siempre debes estar junto a mi madre, ella sabrá que hacer si algo sucede.—
—Comprendo. ¿Podría despedirme de mi padre?.— preguntó un poco cazbivaja, Brandon tomó la delicada mano de ella y sonrió cuando notó el leve temblor.
—Podrás hacerlo, no eres prisionera aquí, solo he actuado de esta manera porque necesito desesperadamente que creas en todo lo que te digo. — ella quitó su mano de su agarre  y se puso de pie.
—Se lo agradezco, ahora deseo retirarme.— Brandon se puso de pie y caminó hasta ella, la sujetó de su cintura, acercó sus labios al suave rostro de su Luna y le dejó un suave beso.
—Esta noche dormiré contigo, necesito sentir tu aroma y calor antes de partir a la guerra.— Mizuki pasó saliva con dificultad y se apartó de él de inmediato, asintió con su cabeza y salió corriendo en dirección a su habitación, tenia miedo y a la vez deseaba sentir el calor de su cuerpo. 


•••
Narra Brandon:

La veo salir de la cocina, su estado nervioso lo disfruto a mil, porque eso me da una leve esperanza de que ella logrará creer en mi. No deseo está noche estar lejos de ella, mañana partimos a la guerra y solo deseo llevarme grabado en mi alma el calor de su cuerpo y su aroma.
Antes de saber quién era mi destinada dudaba en ese lazo que decían unirlos, ese amor deslumbrante que despierta en tu corazón con solo percibir su aroma.
Tomo una de las galletas  que ella a cocinado y subo las escaleras disfrutando del sabor de esta.
Lleno mis pulmones  de aire y giro la perilla e ingreso. La encuentro en mi cama, tapada hasta su cuello, sujetando con fuerza las mantas. Sin decir una sola palabra ingreso al baño y me preparo para descansar.
Lavo mi cuerpo y luego de colocar mi pantalón de pijama, sin camiseta, salgo del baño y camino hasta la cama.
Se que está despierta, intenta verse tranquila, pero puedo escuchar su corazón bombear con fuerza y su aroma se intensifica más.
—Voy a pasar mi brazo por tu cintura.— la pongo en alerta para no asustarla. Rodeo mi brazo en su pequeña cintura, pego mi cuerpo al suyo y siento el deseo abrumador de hacerla mía, pero no debo, no por ahora. Hundo mi nariz en su delgado cuello y me quedo perdido en su aroma y su calor, sintiéndome en casa, con una paz que jamás había sentido.















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